Adicción afectiva y excusas que la prolongan

Adicción afectiva y excusas que la prolongan

Las justificaciones que encontramos cuando sufrimos dependencia emocional no hacen más que posponer un final inevitable y necesario: reconciliarnos con la soledad.

Adicción afectiva y excusas que la prolongan

Última actualización: 03 de abril de 2022

La dependencia afectiva se caracteriza por un apego exagerado, y casi morboso, a una persona. Por lo general, se enfatiza e idealiza a la pareja al creer que, sin su existencia, es imposible alcanzar la felicidad. A menudo se utilizan una serie de justificaciones que prolongan la dependencia emocional haciendo que la persona se sienta incapaz de separarse de la pareja.



Quienes sufren adicción emocional activan una serie de patrones mentales y tienen ciertas creencias basadas en el miedo a estar solos y creen que, para solucionar sus problemas, deben apoyarse en los demás. Solo no puede hacer nada, las decisiones las tienen que tomar otros.

Con estas creencias, las personas con adicción emocional se consideran débiles.

Subestiman sus habilidades y necesitan la ayuda de los demás. La necesidad de estar con alguien los lleva a buscar una persona que pueda llenar el vacío y los miedos que tienen sobre la soledad.

La pareja puede faltarle el respeto, serle infiel o tratarlo mal, sin embargo, aunque tuviera la voluntad de separarse, no lo haría porque tiene miedo de estar solo. Saben que están sufriendo, que les gustaría cambiar el rumbo de su vida, pero no cambian de actitud en un intento de solucionar los problemas y mejorar la situación.

Se crea una disonancia cognitiva entre lo que uno debe hacer por su propio bien y lo que realmente está haciendo.

Sabes que debes terminar la relación, pero te mantienes unido. En este contexto, existen excusas que solo prolongan la dependencia emocional. Se crea un proceso de autoverbalización y autoengaño que lleva a permanecer atado a una persona y a una relación que ahora se ha vuelto tóxica.



¿Cuáles son las excusas que prolongan la adicción emocional?

Hay tantas excusas y justificaciones para no romper como personas que sufren de adicción emocional. Se encontró que hay frases y expresiones que los sujetos inmersos en esta dinámica suelen repetir y que también usan con otros. Ellos son los siguientes:

Sin duda cambiará

Esta es una de las excusas más comunes. Para rechazar la idea de tener al lado a una persona que no es para nosotros, nos decimos que cambiará. Pero, ¿por qué debería cambiar esta persona? Si no lo ha hecho en el pasado, ¿por qué debería hacerlo ahora?

En lugar de darle la espalda a la realidad, deberíamos considerar la idea de que esa persona probablemente nunca cambiará. Tenemos dos opciones: aceptarlo como es -pero si nos duele, no es una buena opción- o romper la relación, aunque nos duela.

Debemos tener en cuenta que las personas son como son y, a menos que decidan cambiar su comportamiento o cambiar su forma de ser, no cambiarán por arte de magia.

El caso es que estoy enamorado, una de las excusas de la adicción emocional

Generalmente, se piensa que el amor puede legitimar cualquier conducta. “El amor lo vence todo”, nos repetimos a menudo. Partiendo de esta idea, la persona que sufre de adicción emocional tiende a aceptar cualquier comportamiento de la pareja. No importa si la está manipulando o faltándole al respeto, tolerar ciertos comportamientos es una muestra de amor.


Cuando estamos bien, todo es genial.

Todas las parejas tienen buenos y malos momentos. Sin embargo, es necesario entender si los malos momentos superan, en frecuencia e intensidad, a aquellos en los que la relación parece ir bien. Si notas que las discusiones tóxicas pesan más que los buenos momentos, es bueno detenerse y preguntarse si tiene sentido seguir creyendo en la relación.


¿Qué pasa si no termino la relación?

Esta es la excusa perfecta que utiliza toda persona que sufre de adicción emocional para evitar terminar una relación. Es muy similar al que puede cambiar la pareja. El deseo de que las cosas puedan cambiar hace que uno viva en la ilusión de que las cosas mejorarán en el futuro.

No quieres romper la relación por miedo a no poder vivir el futuro que sueñas. Si analizas bien esta posición, te darás cuenta de que no es más que una ficción creada por la mente para evitar un período de sufrimiento.

Si tu pareja no ha cambiado o si las cosas han sido iguales durante años y lo has intentado todo… ¿en qué crees que te puedes equivocar? ¿Quizás te equivoques ahora?


Ahora no es el momento adecuado para hablar.

El momento perfecto no existe, así como no existe una manera perfecta de tratar temas delicados con tu pareja. El secreto es hacerlo lo antes posible. Ya te diste cuenta de que este es un problema que no desaparecerá por sí solo.

Hay muchos momentos posibles para dar este paso, aunque sea una conversación que nadie quiere tener. “Pero hoy es su cumpleaños”, “Sus padres se acaban de separar”, “Se acercan las fiestas navideñas”… “¿Cómo puedo hablar con él/ella hoy cuando es nuestro aniversario?”.

Debes reflexionar y comprender si estas excusas son realmente razones válidas para posponer la discusión o si es solo el miedo a una posible reacción lo que te frena.

El secreto de la adicción emocional es tener autoestima

Deshacerse de las excusas que prolongan la adicción emocional no es fácil; precisamente por eso hablamos de adicción. También existen otros factores que crean una relación de este tipo, uno de los más importantes es la autoestima.


La persona se mira al espejo y no encuentra ningún motivo para que nadie inicie una relación con ella. Tener una relación se considera una gran fortuna, por lo que hay que pagar un precio muy alto.

Puede haber momentos de lucidez en los que uno es consciente de que la relación a la que está vinculado es la misma que nos duele. Es en estos momentos cuando se utilizan las excusas que prolongan la adicción emocional. Es bueno evitar aferrarse a estas justificaciones a la hora de dialogar con tu pareja.

En una relación basada en la dependencia afectiva, un miembro de la pareja está en un pedestal y el otro debajo rindiéndole homenaje porque verdaderamente se cree inferior.

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