De lo que tienes, la actitud es lo más importante.

De lo que tienes, la actitud es lo más importante.

De lo que tienes, la actitud es lo más importante.

Escrito y verificado por el psicólogo. ObtenerCrecimientoPersonal.

Última actualización: 15 2021 noviembre

Para muchas personas, la vida como tal tiene poco sentido. Los días adquieren su significado según la forma en que vemos las cosas, el valor que les damos y el impacto que permitimos que tengan en nuestras vidas. Podríamos decir, por tanto, que somos nosotros con nuestra actitud para dar sentido a lo que sucede a nuestro alrededor.



Seguramente te habrás topado con personas que siempre están a la defensiva, que siempre están buscando un significado oculto detrás de todo y que necesariamente quieren ver el lado negativo de la moneda. Tienen una actitud cerrada, poco receptiva e incluso inmadura. Su mundo es poco más que un túnel sin salida.

La realidad sólo cobra sentido a través de nuestros pensamientos, afectos y valores. Creamos lo que pensamos, por lo tanto, nuestra actitud ante la vida y la forma en que permitimos que las cosas nos influyan es fundamental.

La actitud y la personalidad siempre están relacionadas. Sin embargo, si bien tenemos la capacidad de cambiar el primero y dirigirlo hacia una perspectiva más abierta y positiva, nuestra personalidad tiene raíces mucho más profundas y nadie puede cambiarla de la noche a la mañana.

Todos vivimos momentos oscuros, nuestro día a día siempre trae consigo nubes grises que no se van a ir en un susurro. A veces, en lugar de luchar contra algo, la única solución es aceptarlo y mantener siempre una actitud positiva y constructiva.

“La vida siempre nos enfrenta a días grises y días negros, pero abre el paraguas y espera a que deje de llover. No hay prisa, y cuando menos lo esperes, la tormenta se irá y dejará espacio para un día aún más brillante".



Tu actitud ante lo que te sucede

Y tú, ¿cómo lidias con lo que la vida te pone por delante? En primer lugar debemos señalar que La actitud se construye a través de lo que creemos, pero también gracias a nuestras emociones. Por eso, en ocasiones, nuestra reacción ante determinados acontecimientos depende de nuestro estado de ánimo en ese momento.

Recuerda siempre que puedes controlar tu actitud. La diferencia entre un buen día y un mal día no depende de la ropa que uses o de cómo te traten los demás. Depende de tu actitud y de esa fuerza implícita que te hace capaz de con todo.

La psicología social nos dice que las actitudes, en realidad, están profundamente ligadas a tres dimensiones sobre las que vale la pena reflexionar un momento.

Dimensión cognitiva

¿Cómo interpretas lo que te pasa? ¿Cómo relacionas las nuevas experiencias con las anteriores?

Si tienes una cita y no aparece la persona a la que debías ver, puedes por ejemplo culparte a ti mismo o al hecho de que siempre tienes mala suerte en el amor, a tu madre que te dijo que “nunca te casarías†, etc es decir que son nuestras representaciones internas, nuestras creencias y aquello a lo que culpamos lo que crea nuestra actitud negativa.

Dimensión afectiva

Cuando se trata de emociones y actitud, podemos identificar tres categorías diferentes. Hay personas que, como puedes suponer, casi siempre muestran sentimientos negativos hacia su entorno. La causa de esto radica en algunas experiencias que no han gestionado adecuadamente.


También hay personas con una actitud generalmente positiva.. Y por último, están los que se dejan llevar por lo que piensan los demás, no se posicionan, no reaccionan y se muestran indiferentes.


Dimensión conductual

En este caso, es interesante observar que todos tenemos una predisposición bastante regular que nos lleva a reaccionar casi siempre de la misma forma ante las situaciones. Hay quien evade responsabilidades, quien toma tanto las propias como las ajenas… Es decir cada uno de nosotros, dependiendo de su actitud, sigue un determinado patrón de comportamiento.

Cómo mantener siempre una actitud positiva ante la vida.

No es fácil y ni siquiera deseable adoptar una actitud positiva todos los días de nuestra vida. Todos experimentamos momentos de desesperación, y no son estos los que nos hacen más o menos fuertes. Todos somos seres humanos y por lo tanto somos vulnerables. Pero nunca lo dudes: es en tu vulnerabilidad donde reside también tu fuerza.

A veces no lloro porque soy débil, sino porque estoy cansado de ser fuerte. Pero es solo cuestión de segundos y después de haberme desahogado, adquiero la actitud de alguien que puede volver a hacer frente a todo, porque esto es lo que la vida me ha enseñado.


Tenemos que trabajar en nuestra actitud positiva todos los días. Es como una vela que hay que mantener tensa si queremos que el viento nos lleve donde queremos, y para ello debemos mantener el control sobre las tres dimensiones que te hemos señalado: pensamientos, emociones y nuestro comportamiento. ¡Tenedlos siempre en cuenta!

  • Tu connotación emocional es importante: dependiendo de la emoción que atribuyas a una experiencia, tu actitud será positiva o negativa. Ejemplo: que te hayan rechazado una vez no tiene por qué llevarte a cambiar hacia las relaciones sentimentales. Un "no" no disminuye tu valor como persona; debería incitarlo a buscar a alguien que sea más adecuado para usted.
  • Tenga en cuenta que no puede controlarlo todo: como personas, tenemos límites y no tenemos control sobre todo lo que nos rodea, porque el mundo no siempre puede girar como queremos. Ejemplo: dada la situación económica actual, puede que tengas algunas dificultades, pero no tienes por qué dejar de confiar en tu intuición, en tu país o en las personas que te rodean. Empieza a confiar en ti mismo, porque la sociedad está formada por personas, y tú también eres parte de ella. Sé parte del cambio.
  • Aumenta tu amor propio: si no crees en ti mismo, no te valoras y no entiendes que tienes todo el derecho a equivocarte y aprender a ser feliz, nadie lo hará por ti. Sois los dueños de vuestro destino y vuestra actitud es la brújula que os permitirá escalar montañas. Pero todo esto solo sucederá si te lo permites y, sobre todo, si realmente lo crees.
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