Una de las pruebas de psicología más populares para evaluar la autoestima es la famosa escala de Rosenberg. Es un test de diez preguntas que nos ayuda a evaluar esta dimensión tan fundamental para nuestro bienestar psicológico.
Escrito y verificado por el psicólogo. ObtenerCrecimientoPersonal.
Última actualización: 24 marzo, 2022
La escala de autoestima de Rosenberg es una de las más conocidas y utilizadas. Si bien se trata de una herramienta psicométrica nacida hace más de cincuenta años, aún hoy en día goza de cierta sencillez (se compone de tan solo 10 enunciados de evaluación). Su fiabilidad y validez son particularmente interesantes.
Cuando hablamos de autoestima, todo el mundo sabe cómo definirla, más o menos. Se trata de la idea que tenemos de nosotros mismos y de cómo nos valoramos. En este punto, es importante decir que esta dimensión tiene diferentes matices, pinceladas más marcadas que perfilan un lienzo psicológico rico en monotonías, formas y perspectivas.
La autoestima es el conjunto de pensamientos que formulamos a diario hacia nosotros, pero también las percepciones de cómo nos ven los demás. No podemos dejar de tener en cuenta, además, el peso de la infancia, la formación, la interacción con padres, amigos, pareja… Esta dimensión es un totum revolutum que incorpora conceptos como identidad, autoconciencia, autoeficacia, etc.
Para profundizar en este concepto es interesante consultar los numerosos trabajos de Morris Rosenberg, profesor de sociología en la Universidad de Maryland y pionero de los estudios en este campo. La publicación de uno de sus libros, La sociedad y la autoimagen adolescente, en 1965, fue la ocasión para presentar un avance de su escala de autoestima. Esta técnica sigue siendo una de las herramientas psicométricas más utilizadas en la actualidad. Veamos por qué.
Nadie puede sentirse cómodo sin autoaprobación.
-Mark Twain-
Escala de autoestima de Rosenberg
La autoestima es una construcción psicológica subjetiva. Sabemos que sus ingredientes se forman a través de cada experiencia y evaluación que hacemos de él, incluido lo que decimos sobre nosotros mismos, cómo nos tratamos, cuánto nos valoramos y cómo nos valoramos en casi cualquier aspecto de nuestra vida.
Es importante subrayar un aspecto: la autoestima es una dimensión emocional. No podemos olvidar que esta competencia, en algún momento, puede fluctuar, sobre todo a partir de la forma en que interpretamos y afrontamos determinados acontecimientos en el transcurso de nuestra vida. Esto quiere decir que nadie viene al mundo con una fuerte autoestima y la conserva hasta el final de sus días.
La autoestima es como un músculo: si no lo entrenamos, a veces se debilita. Entrenándolo todos los días, todo fluye, todo pesa un poco menos y nos sentimos con fuerzas para afrontar cualquier cosa. Un buen punto de partida para saber en qué estado se encuentra ese “músculo psicológico” es utilizar la escala de autoestima de Rosenberg, la herramienta más fiable hasta la fecha.
¿Cuál es la historia de esta prueba?
Morris Rosenberg desarrolló esta escala basándose en datos obtenidos de 5.024 estudiantes adolescentes nacidos en los Estados Unidos. Su idea era entender cómo el contexto social de origen se relaciona con el concepto de autoestima. Sabía que aspectos como la educación, el entorno y la familia pueden contribuir o afectar este constructo psicológico.
Su idea era desarrollar un test de autoestima para evaluar el estado psicológico de los adolescentes de su país. Este estudio fue desarrollado en 1960, despertando el interés inmediato de la comunidad científica.. Sobre todo porque la escala demostró una alta fiabilidad y porque sigue siendo una herramienta válida a lo largo de los años, y entre las diferentes poblaciones del mundo.
Aplicación de la escala de autoestima de Rosenberg
Una de las características de este test psicológico que más merece atención es la sencillez de aplicación. La prueba consta de 10 afirmaciones, con cuatro opciones de respuesta tipo Likert, cada una de las cuales va desde absolutamente de acuerdo hasta absolutamente en desacuerdo. Si nos preguntamos ahora cómo es posible afirmar la validez de esta herramienta, que consta de solo diez preguntas, es interesante resaltar un detalle.
En 2001, el Dr. Richar W. Robbins afirmó que para evaluar la autoestima, en realidad, bastaría con hacer una sola pregunta, uno como "¿tengo buena autoestima?". Desarrolló la Escala de autoestima de un solo ítem (SISE), que demuestra que esta escala de calificación de una sola declaración es tan efectiva como la escala de Rosenberg.
¿En qué consiste la escala de Rosenberg y cómo se evalúa?
Las afirmaciones que componen la escala de autoestima de Rosenberg son las siguientes:
- Siento que soy una persona digna de ser apreciada, al menos tanto como lo son los demás.
- Estoy convencido de que tengo buenas cualidades.
- Puedo hacer las cosas tan bien como la mayoría de las personas.
- Tengo una actitud positiva hacia mí mismo.
- En general, estoy satisfecho conmigo mismo.
- Siento que no tengo mucho de qué enorgullecerme.
- En general, tiendo a pensar que soy un fracaso.
- Me gustaría tener más respeto por mí mismo.
- A veces me siento realmente inútil.
- A veces pienso que no soy una buena persona.
Cada pregunta debe ser evaluada sobre la base de los siguientes tipos de respuestas:
- A. Totalmente de acuerdo
- B muy bien
- C. En desacuerdo
- D. Totalmente en desacuerdo
Interpretación del test psicológico de autoestima
Cuando llega el momento de evaluar cada respuesta, nos basamos en las siguientes pautas:
- Preguntas del 1 al 5, las respuestas de la A a la D se calculan según una puntuación que va del 4 al 1.
- Las preguntas 6 a 10, las respuestas A a D dan una puntuación de 1 a 4.
Con una puntuación final que oscila entre los 30 y los 40 puntos tendremos un buen nivel de autoestima. Si la puntuación final oscila entre los 26 y los 29 puntos, nuestro nivel de autoestima será medio, por lo que conviene trabajarlo. Finalmente, si obtenemos una puntuación de 25 o menos, nuestra autoestima será baja.
En conclusión, la escala de autoestima de Rosenberg es una herramienta útil y sencilla, muy práctica para evaluar tanto a los pacientes en un ámbito clínico como a la población en general. Vale la pena tener en cuenta este recurso psicológico.
