Cuando las circunstancias parecen más grandes que tú ...
1. ¿Estás respirando? A veces, lo único que puedes hacer es respirar. Cuando el estrés y la ansiedad son tan grandes que te paralizan, concentrarte en tu respiración es el primer paso para recuperar la serenidad. De hecho, ¿sabías que a través de la respiración rítmica y profunda puedes influir en el sistema nervioso autónomo haciendo que la presión arterial y la frecuencia cardíaca vuelvan a la normalidad? Si estás estresado, tómate 10 minutos al día y úsalo para respirar profundamente.2. ¿Cómo te sientes? Tomar decisiones cuando estamos emocionalmente abrumados no es una elección inteligente. Sin embargo, cuando nos enfrentamos a situaciones difíciles, tendemos a permanecer en el agujero negro de las emociones negativas, a veces sin darnos cuenta. Por tanto, es importante tomar conciencia de las emociones. El simple hecho de saber que están ahí nos priva de su impacto negativo y nos permite tomar mejores decisiones.
3. ¿Qué grado de responsabilidad tiene? No se trata de culparse a sí mismo, se trata de determinar la responsabilidad. No se trata de una mera disquisición terminológica, sino que implica un profundo cambio de perspectiva. Centrarse en la responsabilidad que le corresponde le permite mitigar el desafío y encontrar el lado de la situación en el que puede influir.
4. ¿Qué puedes comprobar? Una de las mayores fuentes de ansiedad y opresión es pensar que todo depende de nosotros, que tenemos el control. Sin embargo, en realidad muchas cosas están fuera de nuestro control, por lo que cuando nos sentimos abrumados por las circunstancias, podemos preguntarnos qué somos realmente capaces de controlar sobre la situación que nos preocupa. Concéntrese en lo que puede cambiar, por pequeño que sea.
5. ¿Qué no puedes controlar? Se trata de identificar todas las cosas que están más allá de nuestro control y aceptar que por mucho que lo intentemos, es normal que no podamos controlarlo todo. Tómese el tiempo para evaluar la situación y luego deje de lado todas las cosas que le preocupan pero que no puede controlar. Recuerde que preocuparse por cosas que no puede resolver implica una pérdida significativa de energía y le impide concentrarse en lo que realmente puede controlar.
6. ¿Qué es lo más importante que puede hacer ahora? Cuando una situación es más grande que nosotros y no sabemos cómo comportarnos, tendemos a posponer las cosas. Pero a medida que posponemos, el problema aumenta y las preocupaciones crecen sin control. Por tanto, es muy importante actuar. En este sentido, el kaizen nos dice que no importa cuán pequeño sea el paso, simplemente hazlo. Pregúntese qué se puede hacer ahora mismo y hágalo sin demora. El simple hecho de ser proactivo mejora su estado de ánimo y aumenta su confianza en sí mismo.
7. ¿Cuáles son las opciones? Ante una situación difícil, es comprensible que las emociones se apoderen de ella. Sin embargo, abrumados por las emociones, no pensamos con claridad y somos incapaces de discernir los posibles caminos. Esta neblina mental solo puede aumentar la desesperación y el sufrimiento. Por lo tanto, es fundamental preguntarnos qué opciones tenemos disponibles. Cree una lista de alternativas que puedan arrojar algo de luz sobre las posibles soluciones que tenemos a mano.
8. ¿Te cuidas? Cuando estamos demasiado preocupados, estresados o ansiosos, a menudo descuidamos nuestra salud física y mental. Dormimos mal, comemos mal y hacemos poca actividad física. Sin embargo, es precisamente en esos momentos en los que necesitamos estar al 100% de nuestras capacidades. Entonces, cuando los problemas llamen a su puerta, asegúrese de cuidarse. Recuerda que la mente y el cuerpo son una unidad inseparable, si uno se descuida, la otra parte sufrirá.
9. ¿Qué te preocupa ahora, importará en los próximos 5 años? Absortos en nuestras preocupaciones actuales, a menudo perdemos la perspectiva del futuro. Cuando nos estamos ahogando en el mar de la desesperación, nos cuesta creer que encontraremos un bote salvavidas para salvarnos. Sin embargo, en realidad la mayoría de los problemas que nos afectan hoy no serán significativos dentro de 5 años, si somos capaces de poner las cosas en perspectiva. Recuerda que somos excelentes para generar una tormenta en un vaso de agua, por lo que siempre debes preguntarte si lo que te preocupa hoy será igual de importante en el futuro.
10. ¿Qué puedes aprender? Cada dificultad viene con una lección. Es posible que no lo vea al principio, pero a medida que pasa el tiempo, notará que este problema probablemente nos ha ayudado a convertirnos en una persona más resistente. En lugar de quejarte y preguntarte por qué te pasó, trata de centrarte en la lección, en lo que te enseñó este revés. Recuerda que los desafíos, los cambios y los problemas son parte de la vida, no podemos evitarlos, pero podemos elegir cómo. Afrontarlos y cuánto peso darles.