“No puedes evitar que los problemas llamen a tu puerta, pero no tienes que ofrecerles una silla para que se sientan cómodos”, dijo Joseph Joubert, un ensayista francés del siglo XVIII. Lamentablemente, sin embargo, muchas veces hacemos todo lo contrario, permanecemos prisioneros de las circunstancias y no nos damos cuenta de que cuando las cosas salen mal no estamos obligados a seguirlas, no debemos dejarnos llevar. A veces, la solución a los problemas es simple, como cambiar su punto de vista y no dejarse atrapar por pensamientos negativos.
Ves el mundo como te sientes, no como eres
En la vida nada es eterno, todo pasa. Preocuparse o mortificarse no hará que los problemas desaparezcan más rápido, al contrario, es como ofrecerles un cómodo sofá en el que acomodarse.
Lamentablemente, cuando nos enfrentamos a algunos contratiempos, estos generan una fuerte respuesta emocional que nubla nuestra vista. De hecho, un estudio muy interesante realizado en la Universidad de Friburgo reveló que la depresión nos hace ver el mundo más gris, literalmente, porque afecta la respuesta eléctrica de las células de la retina, responsables de la "visión de contrastes".
Del mismo modo, otro experimento realizado en la Universidad de Bristol descubrió que las personas ansiosas tienen dificultades para detectar emociones en las expresiones faciales de los demás y, a menudo, solo ven ira. Esto nos dice que cuando las emociones toman el control, es más difícil para nosotros ver el mundo como realmente es.
Cuando nos enfrentamos a un problema, es como si de repente tuviéramos una visión de túnel que nos impide ver la imagen completa. Entonces es muy fácil dejarse llevar por las circunstancias y adoptar un pensamiento negativo y alarmista, así que dejamos que los problemas nos arrastren con ellos.
3 técnicas efectivas para salir de la corriente que te arrastra
1. No luches contra tus emociones, asumelas
Las emociones no son negativas en sí mismas, son mensajes muy importantes que debes aprender a escuchar. De hecho, no puede evitar sentirse triste cuando sucede algo malo o enojarse cuando ve a alguien haciendo una injusticia. No hay nada de malo en ello. El problema comienza cuando dejas que las emociones tomen el control y borran tu visión. En estos casos se produce un secuestro emocional en toda regla, y luchar contra él suele ser contraproducente, es como nadar contra corriente, te agotará, no podrás avanzar. Entonces, lo más sabio que puede hacer es ser consciente de lo que está sintiendo y dejarlo ir.
Un truco que ayuda a muchas personas a comprender esta idea proviene de la filosofía budista y es equiparar las emociones en sus ojos. No puedes controlar todo lo que ves en cada momento, cada momento te bombardean con miles de estímulos visuales, pero normalmente no te molestan. Toma nota y mira hacia otro lado para concentrarte en lo que realmente te importa. Puedes hacer lo mismo con las emociones. Al eliminar parte del impacto, afectarán menos su perspectiva del problema.
2. Conviértase en un experto en reestructuración cognitiva
Las emociones no son las únicas que influyen en su perspectiva sobre el problema, también afectan sus creencias, expectativas y pensamientos. Si ha desarrollado un estilo de pensamiento castastrofista a lo largo de los años, se activará automáticamente siempre que tenga que lidiar con un problema. Entonces, para no dejarse llevar por la corriente también debe prestar atención a sus pensamientos.
La reestructuración cognitiva, una técnica muy eficaz de terapia cognitivo-conductual, se utiliza para identificar y corregir patrones de pensamiento negativos. El primer paso es monitorear cualquier pensamiento negativo automático que venga a la mente y genere estrés emocional y frustración, como: "Soy un desastre, no voy a poder arreglarlo". Este pensamiento debería ser reemplazado por uno más funcional, como por ejemplo: “con un poco de paciencia y serenidad podré solucionar el problema”. Como ves, no se trata de recurrir a ideas positivas poco realistas e ingenuas, sino de adoptar una actitud más realista.
Sin embargo, esta técnica no se limita a reemplazar un pensamiento por otro, por lo que sería ineficaz, porque la mente no se deja engañar tan fácilmente. Lo importante es cuestionar la validez de esos pensamientos negativos automáticos hasta que comprenda que son generalizaciones incorrectas. Busque la fuente de estos pensamientos y encuentre situaciones en su vida a las que no se apliquen. A medida que enfrente estos pensamientos y cuestione su validez, gradualmente se debilitarán cada vez más.
3. Aléjese del problema moviéndose hacia el pasado y el futuro.
“No podemos resolver un problema si seguimos pensando de la misma manera que lo creamos”, dijo Albert Einstein. Para salir de este ciclo negativo es necesario cambiar de perspectiva. Es fundamental que establezcamos una distancia emocional. Para comprender exactamente lo que esto significa, imagine que el problema es un tapiz. No comprendes lo que está sucediendo y cómo solucionarlo, porque estás mirando desde abajo, debajo del tapiz, y solo ves una maraña de hilos sin sentido. Sin embargo, ¿qué pasa si le das la vuelta y miras el tapiz desde arriba? De repente todo cobra sentido, porque has cambiado de perspectiva y ahora tienes una visión más global.
Los beneficios de establecer una distancia emocional de los problemas se han estudiado ampliamente en psicología. Un estudio realizado en la Universidad de Cornell encontró que cuando establecemos una distancia psicológica, los problemas nos parecen más simples. Otra investigación realizada en la Universidad de Columbia reveló que la distancia psicológica permite el autocontrol y ayuda a reducir la capacidad de respuesta emocional.
Existen varias técnicas que ayudan a establecer esta distancia emocional, una de las más simples y efectivas es "el viajero en el tiempo" ya que también activa sus recursos naturales de curación y resiliencia. Básicamente, imagina que puedes viajar en el tiempo. Busca en tu pasado una situación que te haya preocupado mucho y te haya hecho sentir mal. Mejóralo con los ojos del presente. Notará que muchas de sus preocupaciones han sido triviales. Ahora imagine moverse hacia el futuro, cinco o diez años, y observe el problema que está experimentando hoy. Pregúntese si es necesario o inteligente abordarlo de esta manera.
Finalmente, no olvide que cuando las cosas no salen como usted quiere, no tiene que ir con ellas, llévelas a donde quiera que vayan.