La resiliencia es una habilidad que se puede desarrollar. Todo el mundo nace con la capacidad de ser resiliente. Nuestra mente, como nuestro cuerpo, tiene una tendencia natural a encontrar un nuevo equilibrio en la adversidad al continuar funcionando de la manera más adaptable posible.
De hecho, en un estudio realizado por la Academia de Medicina de Nueva York, se encontró que un mes después del ataque del 11 de septiembre, el 7,5% de la población mostraba sÃntomas de estrés postraumático. Pero seis meses después, solo el 0,6% mostraba los mismos sÃntomas, lo que significa que la mayorÃa experimentó una recuperación natural.Sin embargo, el hecho de que tengamos una tendencia a ser resistentes no significa que lo seremos. De hecho, durante la vida podemos aprender algunos patrones de pensamiento y comportamiento que minan esta capacidad. En la práctica, podemos convertirnos en nuestro mayor obstáculo en la adversidad.
¿Cuáles son los pensamientos y comportamientos que sofocan la resiliencia?
1. Toma los problemas como obstáculosEs normal percibir un problema como un obstáculo para lograr nuestros objetivos. Sin embargo, es fundamental superar esta primera impresión para poder ser resilientes. Un estudio realizado en la Universidad de Michigan mostró que las personas resilientes eran las que enfrentaban los eventos negativos como si fueran un desafÃo. Asà consiguieron generar un estado de ánimo más positivo que les permitió afrontar mejor la adversidad, de hecho, tener una visión catastrófica de lo sucedido solo genera preocupación y estrés, agravando aún más nuestra situación. Pensar que el problema no tiene solución o que no seremos capaces de afrontarlo nos impide encontrar soluciones y hará que sobrestimemos su alcance y consecuencias, precipitándonos a la desesperación.
2. Niega los cambios
Los cambios son parte de la vida, algunos son buenos, otros no. Sin embargo, negarlos puede ser muy peligroso para nuestro equilibrio emocional. Se ha visto que uno de los pilares de la resiliencia es precisamente la aceptación de la adversidad. No se trata de adoptar una actitud pasiva, sino de integrar esa experiencia dolorosa en nuestro "yo" y seguir adelante. Quienes niegan los hechos dolorosos y no reflexionan sobre ellos no logran dar sentido a la situación y no pueden integrar la experiencia en su vida. De esta manera, el evento y el dolor que provoca continúan activos y generan malestar, por lo que, aunque los cambios puedan desestabilizarnos, es fundamental estar dispuestos a superar esta fase, darle un sentido positivo y seguir adelante. Muchas personas ni siquiera lo toman en consideración porque creen que reflexionar sobre ciertos eventos causa dolor. Pero es necesario tener en cuenta que los traumas no resueltos provocan un dolor aún más profundo y permanente.
3. Culpa a los demás
Culpar a los demás o al sistema puede funcionar como un método catártico, pero, al final, te dejará en el mismo lugar y no sabrás qué hacer. De hecho, también puede generar frustración, porque sientes que no tienes control sobre tu vida. Cuando esta situación se convierte en un patrón común de comportamiento, la persona cree que es incapaz de hacer frente a la adversidad; sin embargo, si hay algo que distingue a las personas resilientes, es su alto sentido de responsabilidad. Estas personas no buscan culpables y mucho menos se desquitan, sino que asumen la parte de responsabilidad que les corresponde por sus actos. Nada más y nada menos. Lo interesante es que de esta manera desarrollan un locus de control interno, que les permite sentirse en control de su vida, sentimiento que promueve una forma más activa y positiva de afrontar los problemas.
4. No tener sentido del humor
Una de las caracterÃsticas de las personas resilientes es su sentido del humor. De hecho, a menudo nos preguntamos por qué las personas que han enfrentado grandes problemas toda su vida son las que siempre tienen una sonrisa lista y son capaces de afrontar la vida con el humor adecuado. No solo genera un estado de ánimo positivo que nos ayuda a afrontar la adversidad. , pero también es fundamental para reducir el impacto emocional negativo. Cuando somos capaces de reÃrnos de los problemas y de nosotros mismos, minimizamos la situación para que sea más fácil para nosotros manejar los efectos negativos.
5. La falta de goles
En el libro "Un psicólogo en los campos de concentración" el psiquiatra Viktor Frankl describe sus experiencias en los campos de concentración nazis. Frankl pudo ver que las personas que sobrevivieron eran las que tenÃan una razón para vivir. Aquellos que habÃan perdido la esperanza, que no podÃan encontrar una explicación a todo lo que les estaba pasando, simplemente se dejan morir. El que no tiene metas propias pierde la motivación para luchar contra la adversidad, se rinde de inmediato. Por eso es tan importante que reevaluemos nuestras metas en la vida de vez en cuando y nos aseguremos de que continúen motivándonos, y no sean solo un reflejo de lo que los demás esperan de nosotros. Recuerde que las metas son su fuerza motivadora cuando las cosas se ponen difÃciles, no deje que otros decidan por usted.
6. Alimenta una imagen negativa de ti mismo
Dar rienda suelta a pensamientos y creencias negativas sobre ti mismo, cuestionar tus habilidades y afrontar la vida con miedo es la mejor estrategia para reprimir la resiliencia. Para enfrentar la adversidad debemos tener fe en nuestro potencial. Esto no quiere decir que debamos tener una actitud positivista hasta el amargo final o ser ingenuos, sino solo que debemos conocernos a fondo, ser conscientes de nuestras debilidades, pero también de nuestras fortalezas. Debes identificar oportunidades que te permitan poner a prueba tu habilidades y desarrollarse como persona. No esperes a que los problemas llamen a tu puerta, diseña nuevos desafÃos que te permitan conocer cuáles son tus lÃmites.
7. Rechazar personas
Uno de los principales factores de protección frente a la adversidad son las redes de apoyo social, es decir, aquellas personas importantes que están de nuestro lado cuando las necesitamos. Se ha encontrado que sin el apoyo y la comprensión que ofrecen las relaciones interpersonales, la persona tiene más probabilidades de desarrollar depresión, alargar el perÃodo de recuperación después de una enfermedad e incluso acortar la vida.está dando grandes pasos hacia el individualismo y que promueve cada vez más el hábito. de encerrarse en una burbuja tecnológica, es difÃcil establecer relaciones interpersonales satisfactorias. Pero la resiliencia no es solo una capacidad que se desarrolla solo desde adentro, también es necesario apoyarla desde afuera, por eso es necesario construir relaciones sólidas.