“Usa el dolor como una piedra en tu camino, no como un lugar para acampar”, dijo Alan Cohen, refiriéndose a esos momentos en los que decidimos sentirnos cómodos a la sombra del dolor.
Podemos aprender a relacionarnos con el dolor y el sufrimiento como lo haríamos con una piedra encontrada en nuestro camino. No podemos negar su existencia y es probable que se convierta en un obstáculo que nos moleste, pero lo más sabio es averiguar cómo dejarlo atrás.
La semilla de mostaza: la parábola budista que nos muestra cómo afrontar el sufrimiento
“Hace mucho tiempo, una joven perdió a su hijo. El dolor y el sufrimiento eran tan grandes que vagaba por las calles pidiendo una medicina mágica que pudiera devolverle la vida a su pequeño. Algunos la miraron con lástima, otros se burlaron de ella y la llamaron "loca".
Un sabio, al ver su desesperación, le dijo:
- Solo hay una persona en el mundo que puede obrar el milagro. Vive en la cima de la montaña. Ve y pregúntale.
La mujer subió al monte y oró:
- Oh Buda, restaura la vida de mi hijo.
Buda le dijo:
- Vuelve al pueblo y ve de puerta en puerta. Tendrás que traerme una semilla de mostaza de una casa donde nadie murió.
El corazón de la mujer recuperó la esperanza mientras se apresuraba desde la montaña a la ciudad. En la primera casa dijo:
- Buda me pidió que tomara una semilla de mostaza de una casa donde nadie moría.
"Muchos han muerto en esta casa", respondieron.
Entonces la mujer fue al siguiente pero le dieron la misma respuesta. Lo mismo sucedió en la tercera casa, la cuarta, la quinta y así sucesivamente en toda la ciudad. No pudo encontrar una sola casa que no hubiera sido visitada por la muerte.
Luego, la mujer regresó a la montaña.
- ¿Trajiste la semilla de mostaza? - preguntó Buda.
- No, y ya no lo busco. Empiezo a comprender lo que querías enseñarme. Cegado por el dolor, pensé que era el único que sufría.
- Entonces, ¿por qué volviste? -
- Para pedirte que me enseñes la verdad.
A lo que Buda respondió:
- Si quieres saber la verdad sobre la vida y la muerte, debes entender que en el universo hay una sola ley que no está sujeta a cambios: todas las cosas cambian y nada es permanente ”.
Esta parábola nos enseña que el dolor y el sufrimiento son parte de la vida, no tiene sentido tratar de escapar de ellos, pero tampoco tiene sentido prolongarlos indefinidamente aferrándose a pensamientos negativos recurrentes que no hacen más que agravar el sufrimiento.
¿Por qué nos atascamos en el sufrimiento?
Cuando la adversidad llama a nuestra puerta, es difícil recuperarse del golpe. A veces nos toma por sorpresa, otras veces es tan fuerte que nos hace perder nuestros puntos de referencia psicológicos.
La recuperación no es fácil y todo el mundo necesita un período de tiempo más corto o más largo. De hecho, no todos tenemos el mismo ritmo de recuperación, porque no damos el mismo significado emocional a las situaciones y no tenemos los mismos recursos para afrontar las situaciones. Sin embargo, debemos asegurarnos de no quedarnos atrapados en el sufrimiento, no tenemos que apegarnos tanto a esa "piedra" hasta que la convierta en el área para acampar.
Una de las principales razones por las que estamos atrapados en el sufrimiento es que nos negamos a aceptar lo que sucedió. Sabemos que cuando dejamos atrás ese sufrimiento, podemos pasar página. Y a veces no queremos seguir adelante porque pensamos que significaría olvidar a la persona que ya no está, o asumir que no podemos hacer nada más para remediar una situación en la que no nos sentimos cómodos.
Es un bloqueo mental paradójico, ya que no queremos sentirnos mal pero tampoco queremos sentirnos bien, porque en nuestra mente significaría dejar atrás una parte de la vida con la que todavía nos identificamos.
En algunos casos, esta paradoja puede deberse a la culpa. Es decir, no nos perdonamos a nosotros mismos por lo que hemos hecho o dejado de hacer, y nos castigamos a nosotros mismos a través de ese dolor. De esta manera, el sufrimiento se convierte en una forma de expiar la culpa.
Desafortunadamente, podemos sentirnos culpables sin ser plenamente conscientes de ello, por lo que permitimos que la culpa se convierta en una condición crónica que afecta nuestra capacidad de recuperación.
3 ideas que debes aceptar para superar el dolor y el sufrimiento
Para dejar el sufrimiento atrás es importante entender que nuestros instintos nos empujan a luchar contra el dolor. Suele ser un instinto protector, pero en algunos casos, especialmente cuando se trata de dolor psicológico, se convierte en sufrimiento y se vuelve contraproducente.
Para superar este bloqueo emocional debemos asumir estos tres conceptos:
1. Negar lo sucedido no hará que el problema desaparezca. Mantenerte en la fase de negación, esperando que lo que pasó fue solo una pesadilla, no solucionará el problema y mucho menos te hará menos infeliz, al contrario, solo agravará el sufrimiento. En cambio, practicar la aceptación radical puede ayudarte.
2. Pasar la página no significa olvidar. Continuar con tu vida no significa que te olvidarás, o que el evento o la persona será menos significativa para ti, simplemente significa que te has adaptado a las nuevas circunstancias y te has convertido en una persona más resiliente. Ni más ni menos.
3. El sufrimiento no elimina la culpa. El sufrimiento no elimina la culpa y no asegura el perdón. Lo que realmente te hace seguir adelante es aprender la lección. Y solo aprende la lección cuando madura, lo que significa que sigue avanzando en su camino.
Recuerda que hay un punto en el que, después de las lágrimas y la tristeza, es fundamental unirte y seguir adelante, o corres el riesgo de quedar atrapado en la depresión.