Última actualización: 28 de abril de 2016
Hay momentos que quedan en nuestra memoria para siempre, aunque solo duren un instante. Segundos que no queremos que acaben y que nos quitan el aliento. ¿Alguna vez has vivido uno de estos momentos mágicos, donde un segundo se vuelve eterno?
Sabemos que el "para siempre" no existe, es una ilusión; tal como somos, todo lo que nos rodea es efímero. Paradójicamente, para nosotros, un instante puede volverse eterno; este fenómeno va más allá de las leyes de la física, se trata de momentos trascendentales y metafísicos.
Incluso las personas más escépticas han vivido estos momentos inexplicables. Esto sucede a menudo durante el enamoramiento, ya que es una fase llena de entusiasmo, pasión y esperanza. Son momentos que guardaremos para siempre en nuestro repertorio sentimental y emocional. Por cuantos años han pasado, todavía somos capaces de recordar ese momento con esa persona.
Un "siempre" se compone de momentos que nos han acariciado el alma.
Momentos eternos
Los momentos que se hacen eternos son los que dan sentido a nuestra vida. ¿Recuerdas a alguien? Seguro que puedes recordar alguna escena en particular con todos sus detalles: tus sentimientos, una mirada, un contacto, un beso, el latido de tu corazón, un sonido, una imagen. Un momento mágico captado por todos tus sentidos.
Luego volvemos a nuestros deberes cotidianos, la rutina, los altibajos, las responsabilidades, los hábitos, las prisas, las decisiones a tomar y, sin embargo, nada de esto puede borrar esos momentos que han marcado nuestra vida, que han quedado grabados en nuestras retinas. Permanecen intactos e imborrables, a pesar de las nuevas situaciones.
De esto está hecha la vida, de momentos, y por eso hay que disfrutar del aquí y ahora sin perderse en mil preocupaciones, que ya ocupan demasiado espacio en nuestra mente. Ser consciente de este hecho puede ayudarnos a darle menos importancia a los asuntos que nos atormentan y a darle más a los pequeños detalles que amplían nuestras vivencias.
“Creo en la vida eterna de este mundo. Hay momentos en los que el tiempo se detiene de golpe, para dejar sitio a la eternidad".
(Fyodor Dostoievski)
Piérdete en la promesa de "para siempre"
¿Quién no ha hecho nunca una promesa? ¿Quién no ha dicho nunca "para siempre"? La cuestión es que hay circunstancias particulares por las que todos pasamos, en las que la razón y la lógica no tienen cabida. Prometemos amor, cariño, atención, sinceridad absoluta, fidelidad eterna y felicidad. Nos perdemos en las palabras, sin pensar en la fuerza que poseen y las ilusiones que alimentan.
Todas estas frases y palabras acaban perdiendo su significado y valor, ya que, en algún momento, la experiencia se interpone y las desilusiones empiezan a acumularse una tras otra en lo más profundo de nosotros. A menudo nos sentimos acorralados por las circunstancias, solo para darnos cuenta de que lo que teníamos o nos prometimos ya no tiene sentido.
Si buscamos seguridad en las promesas, terminaremos dándonos de cabeza contra la realidad del desencanto. Aferrarse a un “para siempre” es como ponernos una venda en los ojos por no querer ver la realidad, negando y rechazando así nuestra naturaleza.
Estos mensajes tienen su significado particular cuando son pronunciados, y es bueno entender que somos seres efímeros, como lo son nuestros comportamientos y todo lo que contemplamos y que gira a nuestro alrededor.
Sigue construyendo momentos mágicos
Somos los gestores, los protagonistas y los artesanos de cada uno de nuestros momentos más felices. Todos los momentos únicos e irrepetibles que quedan entre nuestros recuerdos son sagrados. Los lugares a los que fuimos, las sensaciones que experimentamos, el sentimiento sincero de que todo esto duraría para siempre...
Cuando estamos solos y recordamos todos nuestros momentos de amor, nos llenamos de satisfacción y de la convicción de que valió la pena. Traiciones, frustraciones, rencores y desilusiones son cosas que pasan, que se olvidan, que se van desvaneciendo gracias a la comprensión y nuevas esperanzas.
Cuando nuestra energía fluye hacia el presente, somos plenamente conscientes de ese momento y no nos quedamos estancados en el pasado; estamos listos para vivir nuevas experiencias, llenas de momentos mágicos, para ser incorporados al repertorio de lo que realmente ha cobrado sentido en nuestra existencia.
Momentos, personas, situaciones, lugares. Los momentos mágicos están alojados en nuestra experiencia, en nuestras decisiones y en nuestra actitud. Cualquier cosa que tenga el potencial de cambiar nuestro mundo interior tiene un significado especial. Por eso es vital ser receptivo a tales cambios. Y tú, ¿estás listo para vivir y guardar nuevos momentos mágicos de tu vida?