A veces lloramos tantas lágrimas para llenar el océano

A veces lloramos tantas lágrimas para llenar el océano

A veces lloramos tantas lágrimas para llenar el océano

Última actualización: 01 marzo, 2016

Llorar no necesita lágrimas: la lágrima es la representación exteriorizada del llanto, pero también puede ser interiorizada. En este caso, no encuentra representación en un elemento visual, sino en el nudo que nos bloquea por dentro. Ambos tipos de llanto implican tormento y, en ocasiones, conducen a la asfixia de la persona.

El llanto que no encuentra una exteriorización suele ser el más verdadero. Realmente no sabemos cómo sucede, de repente nos encontramos atrapados en algo que sentimos por dentro y de lo que no encontramos escape. Se vuelve parte de nosotros hasta el punto de que ya no sabemos distinguir entre nuestros límites y los suyos: casi siempre nos supera en tamaño.



“El verdadero dolor no se puede expresar con palabras. Si puede hablar sobre lo que le preocupa, tiene suerte; significa que, después de todo, no es tan importante. Porque cuando el dolor te golpea de repente, lo primero que falla es la palabra. Me refiero a cuando el dolor es tan fuerte que no puedes creer que nació dentro de ti; de hecho, es como ser aplastado por una roca ".

 –Rosa Montero–

El valor de una lágrima

Has sentido el dolor en la piel y sabes lo que se siente cuando algo te desgarra el alma: días que parecen meses, meses que parecen años. Las ganas de vivir un día más brillan en su ausencia. Noches pasadas en silencio al son de tus gritos.

La moraleja de todo esto remite al concepto de lágrima: la esencia que se desprende de las propias lágrimas o de las de los demás. Las lágrimas tienen el poder de acercar a las personas más que las sonrisas, el dolor puede actuar como un puente para el conocimiento mutuo.



“Conozco esas lágrimas que no caen y que se consumen en los ojos, conozco ese dolor feliz, esa especie de felicidad dolorosa, ese ser y no ser, ese tener y no tener, ese querer y no poder.

-José Saramago-

Sabemos que podemos identificarnos con ese ser y no ser, querer y no poder. Por eso nos sintonizamos con aquellos que se abren a nosotros y han experimentado el mismo dolor que nosotros hemos conocido. Las lágrimas son la confirmación de que los humanos sentimos de diferentes maneras, pero tenemos los mismos sentimientos.

Podrás superar el naufragio

Venimos al mundo llorando, tomamos el aire para dejar salir todo lo que nos duele. Pero poco a poco aprenderemos a sacar una lección del nudo que está dentro de nosotros, derrotándolo

El nudo se desatará y el dolor se convertirá en una marca indeleble, la huella de nuestro paso por la vida. Nos acompañará allá donde vayamos, pero llegará un día en que será solo cosa del pasado. Habremos pasado el naufragio, y estas palabras parecerán más ciertas que nunca: a veces lloramos tantas lágrimas para llenar el océano. No debemos dejarnos ahogar en ellos.


No nos ahogaremos, aunque tengamos agua en la garganta. Recordaremos, quizás, que el frío tampoco puede existir sin el fuego. Gracias a todo nuestro esfuerzo, encontraremos personas dispuestas a brindarnos la calidez que tanto necesitamos. Pero los amigos también vendrán sin que se los pidamos, sin ningún esfuerzo, cuando más los necesitemos.

“No te rindas, aún estás a tiempo

llegar y empezar de nuevo,

acepta tus sombras, entierra tus miedos,

libérate de lo que te oprime, emprende el vuelo.

No te rindas porque así es la vida,


continuar el viaje,

persiguiendo sueños,

tiempo de derretimiento,

esquiva los escombros y libera el cielo [...] "

-Mario Benedetti, 'No te rindas'-

No te rindas, llora, pero no te rindas. La vida necesita personas que se levanten después de una caída, que aprendan a tocar fondo y que puedan enseñar a otros a hacerlo. En la vida, todos necesitamos personas que sean capaces de llorar y, al mismo tiempo, comprender sus propias lágrimas.

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