Última actualización: 17 agosto 2015
La soledad no es una maldición, ni una condenación para el alma. Hay gente que lo ve como una tortura o un fracaso personal; La desesperación muchas veces los lleva a buscar una persona común, una pareja común que pueda llenar ese vacío y miedo existencial que sienten. Terminan estando con alguien a pesar de que el amor no es sincero.
Las relaciones que surgen sólo para cubrir el vacío de la soledad siempre estarán basadas en un afecto inmaduro, dependiente y tóxico: es probable que no se respeten los derechos, la libertad y el crecimiento personal de todos.
La soledad es una dimensión con la que es necesario familiarizarse desde edades tempranas; todos los padres y profesores deberían hablar de ello, aclarando sus matices.
No debe entenderse como un rechazo social: es un valor a través del cual podemos aprender a ser nosotros mismos, a aceptarnos, conectar con nuestras emociones y sentimientos, evitando la dependencia de los demás. Sin embargo, está claro que esto no siempre es fácil de hacer. Hoy hablaremos de esto y, juntos, aprenderemos conceptos tan simples como importantes.
La sutil sabiduría de la soledad.
La sabiduría de la soledad no se aprende de la noche a la mañana, hay que entenderla desde la niñez. Normalmente, nos conectamos a él desde el primer momento. momentos en que buscamos refugios personales para reflexionar, para observar el mundo desde lejos, tratando de comprenderlo mejor.
Los padres sobreprotectores simplemente implantan el miedo a la soledad y el abandono en la mente de sus hijos.
Sin duda, este es un comportamiento que se debe evitar: la madurez emocional debe promoverse desde una edad temprana. En efecto, si el niño aprende a avanzar solo, con valentía, ya afrontar las incertidumbres de la vida sin ser víctima de un apego ansioso y dependiente, mañana será un adulto maduro, enriquecido por la sabiduría de la soledad.
La necesidad obsesiva de sentirse amado
Las personas que evitan la soledad tienen una fuerte necesidad de sentirse amadas, manifiestan un apego tóxico y quieren sentirse reconocidas y valoradas; al hacerlo, se puede decir que subyugan a quienes los rodean.
Seguramente, en ocasiones, te habrás encontrado con personas de este tipo. Se trata de personas constantemente incapaz de mantener relaciones, que acumulan fracasos socialmente y, a pesar de ello, nunca se detienen a reflexionar sobre la verdadera naturaleza de su problema:
- Son personas con muy baja autoestima., que ni siquiera se dan cuenta. Sienten una sensación de vacío y una angustia de vivir que les hace temer la soledad de forma exagerada. Para ellos, la palabra "soledad" es sinónimo de fracaso y abandono.
- Cuando comienzan una relación y, finalmente, llenan el abismo con su soledad, se vuelven exigentes y egoístas. Tienen muchas necesidades, miedos y ansiedades y están en constante búsqueda de atención.
- Rara vez hacen felices a quienes los rodean.. ¿Y cómo podría ser de otra manera? El miedo a ser abandonados y, por tanto, a volver a sentir la garra agónica de la soledad, es para ellos una obsesión, una fobia, y pondrán en marcha cualquier estrategia para evitarlo. Debido a esto, a menudo se involucran en la manipulación emocional, el chantaje y la victimización. Siempre recuerda esto.
Aprende de tu soledad a amarte más
No interpretes la soledad como un rechazo: es un espacio en el que aprender a quererte, en el que entrar en armonía contigo mismo y con los tuyos.
Hay quienes argumentan que quienes desarrollan una forma de pánico hacia la soledad, acaban transformando este miedo en una “autofobia”, es decir, el miedo a uno mismo.
En otras palabras, es el miedo de encontrarse cara a cara con los propios pensamientos, con la propia esencia, con los propios “fantasmas mentales”. Sin embargo, nunca es demasiado tarde para eso. adoptar nuevas estrategias de comportamiento y eliminar estas sombras de ansiedad y miedo.
Toma nota de estos valiosos consejos:
- Aprende a disfrutar de tus momentos de soledad, así como disfrutar de momentos en compañía.
- Comprender y aceptar que la soledad no es mala. Desechen esa concepción lamentablemente muy común de que la soledad es sinónimo de aislamiento o rechazo social.
- En soledad encontrarás todas esas preguntas que debes hacerte todos los días, para poder conocernos mejor.. Con un poco de paciencia y si sabes escucharte a ti mismo, verás que también encontrarás las respuestas sin dificultad.
- Organiza nuevos hábitos en tu vida para que puedas disfrutar más de la soledad. Camine, escuche música, escriba, tome conciencia del “aquí y ahora”.
- Si aprendes a comprender, escuchar y conectar contigo mismo en estos momentos de soledad, también aprenderás ad amar mejor a los demás.
La soledad es un valor que todos tenemos que aprender; después de todo, todos venimos solos al mundo y nos vamos igual de solos. Lo que queda es amor.