Última actualización: 10 septiembre, 2016
Para enfrentarnos al mundo, necesitamos explorar nuestro lado más emocional y creativo. Nuestro cuerpo comunica y refleja la forma en que nos sentimos, por lo que nos da información sobre nuestro estado de ánimo.. Por eso es vital entender los mensajes que se esconden detrás de nuestras emociones, porque de ellos se beneficiará nuestra salud, así como la forma en que nos relacionamos con otras personas.
Es fundamental distinguir entre oír y escuchar. Oír significa utilizar únicamente el sentido del oído que nos permite orientarnos en el mundo que nos rodea. Escuchar, por otro lado, tiene un significado particular, a saber, el de prestar atención. Tal vez oigamos, pero eso no significa que también estemos escuchando. Escuchar implica hacer un esfuerzo, es estar ahí, percibir lo que nos dice nuestro cuerpo y nuestras emociones y lo que nos quieren transmitir.
Todo lo que existe comienza con el lenguaje. Y el lenguaje comienza con la escucha.
Jeanette Winterson
Hay que escuchar a tu cuerpo, hablar de nuestras emociones
Las causas más comunes de enfermedad son las actitudes y emociones negativas. Buscar atención y evitar situaciones desagradables son circunstancias en las que nuestro cuerpo habla, generalmente mostrando síntomas como signos de que algo anda mal.
Las personas que no entienden que estas reacciones dependen de las emociones negativas que experimentan suelen sufrir enfermedades físicas como consecuencia de un bloqueo emocional.
Hay una serie de investigaciones que corroboran el poder de las emociones sobre el cuerpo humano. Los estudiosos han encontrado una relación más que evidente entre el dolor y el estrés. El estrés emocional, o problemas emocionales que repercuten a nivel físico al no poder gestionarlos adecuadamente, pueden dejar una huella permanente en nuestro organismo.
Los síntomas más frecuentes del estrés emocional son:
- Emociones: depresión o ansiedad, irritabilidad, miedo, nerviosismo.
- pensamientos: miedo excesivo al fracaso, demasiada autocrítica, dificultad para concentrarse, decisiones difíciles de tomar, pensamientos distorsionados.
- Comportamientos: Actitud brusca hacia los demás, aumento del consumo de alcohol, drogas o tabaco, aumento o disminución del apetito, rechinar de dientes.
- Cambios físicos: tensión muscular, manos frías o sudorosas, insomnio, dolor de cabeza, fatiga, problemas de espalda o cuello, dificultad para respirar, patrones de sueño, disfunción sexual.
Como decíamos anteriormente, la actitud mental puede bloquearnos hasta el punto de desencadenar problemas físicos. Este bloqueo mental se origina cuando surgen emociones de nuestro interior que nos hacen perder la atención o la conexión con lo que estamos haciendo.. Las emociones negativas son causa de distracción, dejamos de estar centrados en la actividad que estamos realizando y empezamos a darle vueltas a estas emociones.
