Última actualización: 21 de mayo de 2016
Café y buenos amigos y los problemas desaparecen. La magia de estos momentos catárticos queda grabada en el simple gesto de conversar con un amigo, aprovechar el momento y dar rienda suelta a nuestra tensión mientras disfrutamos del ritual de una bebida caliente, que a su vez tiene un efecto positivo en nuestro cerebro.
Mihaly Csikszentmihalyi, una de las psicólogas más conocidas en el campo de la felicidad, dice que aunque pasemos nuestras horas rodeados de gente y estemos en contacto constante con la tecnología y miles de estímulos más, nos sentimos más solos que nunca. Nos hemos "desconectado" de la felicidad al olvidar el valor de los buenos momentos ocurriendo, por ejemplo, alrededor de una mesa llena de amigos y tazas de café.
No tienes que esperar a los buenos tiempos para ser feliz. Empieza a ser feliz, deja que la calma y el equilibrio fluyan lejos de ti y los buenos momentos vendrán por sí solos.
Los momentos de relajación que obtenemos de Los rituales sociales, como salir a tomar una copa, en realidad juegan un papel muy importante: crean vínculos afectivos. El café, el té o una cena con amigos se convierten en experiencias positivas destinadas a estimular nuestra química cerebral aumentando nuestras habilidades de comunicación, liberándonos del estrés y, en definitiva, almacenando un recuerdo positivo en nuestra memoria emocional.
Te invitamos a reflexionar sobre esto.
Los buenos momentos valen más que los malos
Los recuerdos que almacenamos en nuestra memoria etiquetados como "emocionalmente positivos" tardarán más en desvanecerse que los considerados negativos. Los momentos positivos tienen el poder, la trascendencia y la auténtica capacidad de elevar nuestra autoestima. No lo decimos nosotros, sino un interesante estudio realizado en la Universidad de Limerick, Irlanda.
Las grandes locuras dejan buenos recuerdos, porque son el reflejo de mentes abiertas, de corazones temerarios que viven en el "aquí y ahora".
Según el estudio, los eventos levemente desagradables tienden a desaparecer de la memoria gracias a un simple mecanismo de defensa activado por nuestro cerebro. Para adaptarnos a los cambios, debemos procesar rápidamente la negatividad; son los recuerdos positivos los que nos ayudan a seguir adelante, para hacer posible la actitud positiva que nos impulsa y estimula cada mañana.
Bueno, un fenómeno que cada vez nos sucede más a menudo es el de desconectarnos de la realidad, del aquí y ahora. Desperdiciamos nuestros días con actividades que se podrían definir como "sustento": nos vestimos, cogemos el coche o el metro, vamos al trabajo, volvemos... Vivimos apurados, pero a la vez desconectados de nuestra voz interior y de la realidad en la que toman forma las sensaciones y emociones.
Por tanto, no nos limitamos a vivir “malos momentos”, sino que favorecemos un “flujo de vida neutro y aséptico” que nos aleja por completo de un sentimiento de felicidad. Es como tratar de atrapar agua con las manos y no sentirla. Averigüemos juntos cómo superar esta condición.
El placer de compartir momentos positivos nos hace "más presentes"; como ya se mencionó, toda experiencia positiva actúa sobre nosotros creando una reserva cognitiva y emocional que nos fortalece y nos abre el camino hacia la auténtica felicidad, la que reside en las pequeñas cosas de cada día, terapéutica para la mente y el corazón. Pon en práctica estos consejos.