En la jerga de la psicología, el término "codependiente" se utiliza para definir el comportamiento de alguien fuertemente apegado a una persona (puede ser un cónyuge, un hijo o un amigo), hasta el punto de desarrollar una relación patológica. Por supuesto, ser una persona codependiente causa sufrimiento. La primera Conferencia Nacional de Codependencia se celebró en los Estados Unidos en 1989, y el término ha adquirido diferentes significados desde entonces. Algunos expertos lo definen como "un conjunto de comportamientos típicos que son característicos de los miembros de una pareja / familia de personas con adicciones o trastornos compulsivos de la personalidad y otros trastornos psiquiátricos".
Sin embargo, el hecho es que la codependencia no siempre está relacionada con los trastornos psiquiátricos. Sería mejor definir este problema como "un patrón de adicción dolorosa acompañado de conductas compulsivas y la necesidad de la aprobación de los demás, para encontrar seguridad, autoestima e identidad".
Desde este punto de vista, podemos ver que la persona codependiente tiene una profunda dificultad para encontrar la satisfacción personal por sí misma. Depende de los demás porque ve en ellos el poder de saciar su sed, encuentra en los demás las respuestas a sus necesidades emocionales.
¿Quiénes son los codependientes?
A menudo, la codependencia se combina con el trastorno límite de la personalidad, la adicción a las drogas, el alcoholismo, la adicción al sexo o el juego y otros trastornos psicológicos que empujan a la persona a "deshacerse" de su ego para dedicarse por completo al otro.
Sin embargo, en muchos casos, especialmente cuando la dependencia emocional ocurre en la relación de pareja, no se diagnostica. La falta de diagnóstico empeora la condición de la persona codependiente ya que experimenta un malestar constante que no es comprendido por quienes lo rodean.
¿Qué pasa en la vida de un codependiente?
Cuando la persona es codependiente, pierde gran parte de su identidad y se centra por completo en el otro. Esto provoca que sus pensamientos, recursos económicos, tiempo y vida social se limiten a la relación con la otra persona. Finalmente, invierte tanta energía y tiempo que prácticamente no le queda espacio para sí mismo.
Si esta condición persiste en el tiempo, puede provocar una alternancia de sentimientos ambivalentes hacia el "verdugo", sentimientos que van desde la ira por la falta de gratitud hasta el sentimiento de culpa que suele seguir a la ira, creando así un círculo vicioso desde el que es muy difícil salir.
Esta condición emocional de "esclavitud" puede generar condiciones patológicas que se manifiestan con síntomas como ansiedad, depresión, somatización o alteración de la nutrición y el sueño. En casos graves, también pueden aparecer pensamientos suicidas e ideas paranoicas.
¿Alguien puede convertirse en codependiente?
Sí. Aunque algunos tipos de personalidad son más propensos a desarrollar este tipo de simbiosis.
De hecho, algunas personas parecen tener una tendencia natural a involucrarse constantemente en las relaciones a las que están sujetas. Incluso si no a sabiendas, el hecho es que estas personas a menudo eligen un compañero que se inclina a adoptar el papel de "verdugo". Esto puede deberse a que ya tenían patrones de relación que seguían este patrón (como los padres), o porque se sienten bien al eliminarse a sí mismos, tal vez para evitar enfrentar sus dificultades personales.
Que puedes hacer
Salir de una relación codependiente es muy complicado. El primer paso es reconocer la condición emocional de la "esclavitud". Por tanto, lo ideal es que la persona reciba ayuda especializada.
