La venganza es como el fuego, quema todo lo que toca. Apagarlo con compasión es el primer paso para resucitar algo nuevo de las cenizas.
Última actualización: 18 de enero de 2022
Gandhi dijo "ojo por ojo y el mundo se queda ciego". Con la no violencia como máxima, esta cita busca oídos dispuestos a escucharla y comprender su mensaje. Su advertencia de venganza es simple de entender, pero difícil de aplicar..
Cuando estamos profundamente heridos, sentimos el deseo de vengarnos. Cuando alguien a quien amamos y apreciamos nos lastima, puede dejar una herida emocional que arde con un calor intenso y suplica ser sanada con otra herida en el corazón del atacante.
Ante una profunda herida emocional, podemos sentir la necesidad de causarle a la otra persona un daño similar o mayor al que nos infligió a nosotros.
Origen de la expresión "ojo por ojo, diente por diente"
Aunque el origen de esta expresión no está del todo claro, podemos rastrearla hasta otras dos presentes en la Biblia y en el Código de Hammurabi. En ambos textos el significado atribuido a la frase es el mismo, es decir, que las ofensas y los daños merecen una reparación proporcional.
También conocida como la ley de Taglione, que significa idéntico o similar, también se refiere a la necesidad de proporcionalidad entre delitos y penas para que se haga justicia.
Sin embargo, ¿pagar con la misma moneda realmente garantiza la justicia o simplemente alimenta una espiral incansable de venganza?
Venganza: satisfacción inmediata, consecuencias permanentes
La venganza es un intento fallido de equilibrar la balanza. porque, por muchas intervenciones que se hagan, siempre quedará desequilibrada.
La persona lesionada se sentirá inferior a la persona que causó el daño, por lo que intentará lastimarla para recuperar su posición inicial de equilibrio o lograr la superioridad.
La primera emoción que suele aparecer cuando uno se venga es la satisfacción. y la sensación de que todo ha encontrado su equilibrio. Sin embargo, este sentimiento se desvanece rápidamente para dar paso a sentimientos de culpa y remordimiento.
También puede haber una sensación de vacío, como cuando se termina un gran proyecto, si el tiempo y los recursos invertidos en planificar y ejecutar la mencionada venganza han sido enormes.
Incluso en ausencia de remordimiento después de la venganza, no se puede hablar de equilibrio. Las consecuencias de la venganza persisten y sus efectos pueden verse reflejados en tiempos futuros, cuando reaparece el deseo de hacer daño junto con la tristeza por el daño causado.
Es imposible predecir el futuro y saber a quién necesitaremos a nuestro lado. Tal vez esa persona que queremos lastimar hoy sea importante en nuestra vida mañana.
La sed de venganza se desvanece, pero el dolor causado como resultado de este sentimiento puede ser profundo o permanente.
La venganza de la isla que no está
Cuando una persona escribe la primera página del libro de la venganza y la otra continúa la historia, es poco probable que se evite un crescendo hasta llegar al clímax.
La intensidad de las acciones de ambos personajes tenderá a aumentar con la sucesión de los capítulos de la historia.
La venganza reside en Neverland, donde te mantienes joven, no hay reglas, ni responsabilidades.
Cuando surge un problema entre dos o más personas, existen varias alternativas: huir, atacar o buscar una solución. En caso de venganza, la alternativa elegida es atacar.
Si ambas personas deciden usar la misma estrategia, habrá una escalada del conflicto que se intensificará hasta que un lado decida que ya se ha perdido demasiado en esa batalla.
El mundo carece de compasión y de abundancia de honra
En la cultura del honor, donde lo importante no es el daño causado sino el honor reparado, se incendian las relaciones quemando a los demás.
Alimentar la venganza con ataques solo alimentará la llama del odio. Apagar el fuego es solo el primer paso lo que permitirá que algo nuevo emerja de las cenizas.
No hay justicia en la venganza, no hay reparación en el ataque.
Responder al dolor con más dolor no cambiará la situación ni te hará sentir mejor. La mayoría de las veces, ser valiente no significa responder más fuerte que el otro, sino ponerse en el lugar de aquellos que han lastimado y decidir no querer que nadie más reviva ese dolor.