Nuestro diálogo interno nunca se detiene, es como un disco que gira sin cesar durante la mayor parte del día. Pero incluso si somos conscientes de su existencia, rara vez cuestionamos su contenido, asumimos que la mayoría de nuestros pensamientos son ciertos y sacamos conclusiones basadas en ellos.
Este diálogo interno a menudo se ve agravado en situaciones estresantes, por ejemplo, cuando estamos discutiendo con nuestra pareja. En estos casos, cuando termina la discusión, seguimos pensando en las cosas que dijimos y lo que queríamos decir, las cosas que dijo el otro y las implicaciones ocultas.
Vale la pena recordar que este tipo de "conversación" que tenemos con nosotros mismos no es necesariamente negativa. Reflexionar sobre lo sucedido puede ayudarnos a identificar errores e incluso permitirnos liberar tensiones. Pero para que nuestro diálogo interior sea constructivo, es necesario ser crítico con las ideas y tomar cierta distancia emocional.
Desafortunadamente, después de una discusión no solemos adoptar una postura crítica, pero normalmente desencadenamos un monólogo que puede ser muy peligroso para la relación, porque tiende a enfocarse en los aspectos negativos, magnificando su impacto. De hecho, en muchos casos este diálogo interno no comienza después de la discusión, sino mientras ocurre lo mismo. ¿Pueden estos pensamientos influir en la relación de pareja y condicionar la conversación?
Los pensamientos negativos generan frustración
Un estudio muy interesante realizado en la Universidad de Texas encontró que cuando las personas no están contentas en su relación de pareja, tienden a pasar más tiempo absortas en un diálogo interno marcado por la ira y la frustración. En cambio, las parejas más felices pueden sintonizar sus pensamientos positivos.
El estudio involucró a 71 parejas que habían estado en una relación de al menos tres años. La gente estaba en salas separadas y charlaba a través de un chat sobre un tema controvertido. Se les dijo que tenían 10 minutos para encontrar una solución. Como argumentaron, los psicólogos les pidieron que verbalizaran sus pensamientos (no necesariamente lo que le estaban escribiendo al otro, sino lo que estaban pensando en el momento de escribir).
Antes del experimento, cada persona llenó un cuestionario en el que se evaluó su satisfacción con la relación. Finalmente, los investigadores vieron que cuando una persona se excusaba para escapar de sus responsabilidades o negaba su papel en el conflicto, independientemente de lo que escribiera, la otra se sentía más miserable. ¿Porque?
No depende de la telepatía, sino simplemente del hecho de que ambos crearon un estilo de comunicación disfuncional que hace que la otra persona se sienta mal y se concentre, a su vez, en sus pensamientos negativos. Es como un círculo vicioso en el que cada uno se aleja del motivo del conflicto para centrarse cada vez más en sus emociones negativas y en su diálogo interior. Esto hace que distorsione el problema y también le impide llegar a una solución, generando frustración e ira.
Los investigadores creen que la clave del problema radica en nuestra comunicación no verbal. Es decir, aunque no expresemos lo que pensamos, seguimos enviando pequeñas señales de malestar, insatisfacción e ira, que son captadas por la otra persona y que a su vez estimulan una respuesta negativa en ella. Así se crea un círculo vicioso en el que ambos se dañan y la relación de pareja sufre. ¿Qué significa esto?
Que en una discusión en pareja no solo lo que se dice sino también cómo se dice y lo que uno piensa es importante, porque el diálogo interior se manifiesta a través de la comunicación extraverbal.
¿Cómo gestionar tu diálogo interior en las discusiones?
En una relación de pareja debe prevalecer la confianza y la sinceridad, lo que significa que es posible compartir lo que uno piensa; solo tienes que encontrar la manera correcta de hacerlo. De hecho, en las sesiones de terapia de pareja se suele encontrar que ambas personas sienten y piensan las mismas cosas, pero no tienen el valor de expresarlas con palabras. Por tanto, la mejor forma de gestionar este diálogo interior es expresarlo.
Sin embargo, antes de expresar sus ideas, asegúrese de:
- No culpes al otro: tu objetivo es encontrar una solución,
no es un defecto
- Explica cómo te sientes: para que tu pareja se ponga en la tuya
ropa y podrá comprender sus reacciones
- No hagas generalizaciones: no uses palabras como "siempre" o
"Nunca" porque generan una reacción negativa
- Asuma su parte de responsabilidad: reconozca sus errores e
Indique lo que estaría dispuesto a hacer para resolverlos.
- Ofrezca una posible solución: esto demostrará que está dispuesto a
esforzarse por cambiar
Vale la pena recordar que hay ocasiones en las que la relación se ve seriamente dañada porque ambos llevan mucho tiempo aplicando un estilo de comunicación disfuncional. En tales casos, es aconsejable buscar la ayuda de un experto.