Cómo saber si el miedo domina nuestra vida

Cómo saber si el miedo domina nuestra vida

Cómo saber si el miedo domina nuestra vida

Última actualización: 19 de febrero de 2017

El miedo es una sensación natural que surge en nosotros para advertirnos de situaciones peligrosas, generalmente cuando nos encontramos frente a lo que nos es desconocido. Lamentablemente, sin embargo, muy a menudo este sentimiento natural trastorna y se apodera de nuestra vida. Todo esto puede llevarnos a convertirnos en personas inseguras, anulándonos y paralizándonos casi por completo.


Lo mejor es aprender a reconocer el valor del miedo para evitar que se apodere de nuestra vida. Nadie está a salvo de su poder destructivo, pero aún es posible identificarlo y reducir su impacto negativo. Es bueno hacerlo a tiempo, antes de que sea demasiado tarde.


Una sociedad como la nuestra nos obliga a estar siempre en competencia con los demás. Estamos ante una necesidad constante de éxito, y quien no lo logra está destinado a ser un fracasado, excluido del grupo glorioso de personas que han llegado a donde querían ir.

 "Los que tienen miedo solo escuchan ruidos"

–Sofocle–

En circunstancias como estas, el miedo al fracaso puede impedirnos dar un solo paso. Nos bloquea hasta el punto de que ni siquiera tenemos la fuerza para intentarlo. Y cuando escuchamos frases como “el éxito recompensa solo a quien arriesga”, sufrimos mucho porque sabemos que es el miedo el que nos impide tomar riesgos. En esos momentos, nos olvidamos que la capacidad de alcanzar nuestras metas está a nuestro alcance, siempre.

El miedo a no ser reconocido

Actúa siempre con la esperanza de que se reconozca tu trabajo, que se fijen en ti. Pero el miedo a ser rechazado te lleva a retroceder implacablemente, hasta el punto de que tu autoestima llega a niveles mínimos. La aprobación social es como un fantasma que te persigue, una pesadilla que te acompaña todas las noches.



Nada parece funcionar a tu favor. Te has convencido de que naciste bajo una estrella malvada y que estás destinado a sufrir por el resto de tu vida. Siempre tienes la impresión de que los demás te están señalando con el dedo, cuestionando tu trabajo, criticándote hasta el punto de alejarte. Por mucho que lo intente, ni siquiera puede construir relaciones basadas en la confianza verdadera. No te das cuenta de que, en realidad, eres tú quien aleja a los demás.

Usas las redes sociales para compararte con los demás, sin entender cómo ellos pueden ser felices y tú no. Todos sonríen en las fotos, publican sus numerosos triunfos, sus conquistas, presumen su espléndida vida en el tablón de anuncios. Nunca te has preguntado si todo lo que lees es verdad.

Compararnos con los demás nos impide centrarnos en nuestros desafíos. Como seres humanos, todos tenemos las mismas posibilidades, y aunque cada uno de nosotros es un universo en sí mismo, vivimos en comunidad, y para ello debemos aprender a aceptarnos exactamente como somos.

El miedo a salir de la zona de confort

La zona de confort es un estado de ánimo que nos impide ir más allá. Esto significa que nos acostumbramos a lo que hacemos hasta el punto de tener miedo de perderlo. No vemos el cambio como una oportunidad: por el contrario, quienes son asaltados por el miedo creen que cambiar significa abandonar el estado de bienestar. A la larga, sin embargo, es precisamente ese presunto bienestar el que nos limita.


Puede que no esté contento con su trabajo, pero sabe que la tasa de desempleo aumenta constantemente y siente que no puede permitirse el riesgo de estar a la deriva. Aunque tu sueldo sea bajo, te explotan, no tienes posibilidades de hacer carrera y, además, no encuentras una sensación de estabilidad, no tienes valor para cambiar. Ni siquiera te das cuenta de que tu vida está dominada por el miedo.



Ignoras esa necesidad de convertir eso que, en realidad, sabes que es necesario, y te entregas a tu rutina por miedo a la incertidumbre. Te niegas la posibilidad de un cambio que seguramente te beneficiará solo porque te aterra la idea de salir de la zona de confort. Al hacerlo, también te estás negando la oportunidad de mejorar. La resistencia total al cambio indica que el miedo domina tu vida.


Nos enseñaron que soñar está reservado para los idealistas. Muchos se jactan de que renunciar a los sueños es un acto de madurez. En realidad, esta filosofía conformista es promovida sólo por quienes temen los errores y los fracasos. No se dan cuenta de que quizás uno de los mayores fracasos de la vida es renunciar a una vida mejor, simplemente por miedo.

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