Última actualización: 09 de marzo de 2015
La infancia es un privilegio de la vejez. No sé por qué lo recuerdo más claramente ahora que nunca.
Mario Benedetti
Desde que nacemos interiorizamos y aprendemos todo lo que sucede a nuestro alrededor. Si bien nadie sabe exactamente cómo se siente un bebé recién nacido, eso no significa que no esté experimentando sentimientos y emociones. Mucho antes del lenguaje verbal, el ser humano conoce el lenguaje emocional y este es el que nos permite entender lo que le gusta o disgusta a un bebé recién nacido.. Del mismo modo, el niño comprende cuáles son los sentimientos y emociones de las personas que lo rodean.
Desde que nacemos, vamos construyendo nuestro mundo interior a partir de lo que recibimos del mundo exterior.
Todo lo que recibimos, desde temprana edad, genera en nosotros emociones que, en función de su impacto, quedarán imborrables en nuestro subconsciente para siempre..
¿Cómo afectan las emociones?
Las emociones tienen cierta influencia sobre nosotros según su impacto, es decir, según el grado y tipo de emociones que experimentemos.
A su vez, los recuerdos de la vida siempre dependen de las emociones que generaron y por ello se mantienen como recuerdos a lo largo del tiempo..
El impacto emocional depende de la activación de una parte del cerebro, “el cerebro emocional”, en función de la importancia de la emoción para la persona adulta, niño o infante.
Existe un impacto emocional positivo, es decir, aquellos hechos o situaciones que generan en nosotros sensaciones agradables. Aunque, sin duda, existen otros que desencadenan sensaciones desagradables, provocando emociones fuertes e inevitablemente dejando una huella en nuestro cerebro..
Tras dejar huella, la emoción que nos marcó genera sensaciones a lo largo de nuestra vida, en determinadas situaciones que recuerdan a nuestro cerebro la desagradable experiencia que hemos vivido.
¿Dónde se guardan las huellas emocionales?
Las huellas emocionales de la infancia se conservan en el subconsciente.
Es por esto que la mayoría de las veces no podemos explicar por qué nos sentimos mal en determinada situación o por qué sentimos miedo o nos quedamos estancados frente a una persona o circunstancia.
La explicación está bien oculta a la mente consciente, pero aún existen experiencias emocionalmente desagradables que nos advierten cuando existe el riesgo de revivirlas.. Es una activación automática que genera miedo, bloqueo, inseguridad y malestar. Sin embargo, nuestra mente subconsciente conoce la explicación oculta de todas nuestras reacciones.
¿Cómo borrar las huellas emocionales?
En muchos casos, trabajar terapéuticamente con el presente y con la conciencia de la persona puede ser suficiente, ya que fortalece y reconstruye aspectos de la personalidad debilitados por la infancia.
Sin embargo, en otros casos es necesario utilizar una técnica terapéutica para acceder al subconsciente de una persona y reconstruir el daño causado por situaciones y experiencias vividas en la infancia o años atrás, aunque la persona no sea consciente de ello..
Por eso, entre las muchas terapias, la hipnosis es muy eficaz, ya que, en estado de trance, permite sanar, reconstruir y reparar el dolor causado y almacenado en el cerebro emocional.
Los procedimientos más utilizados son:
- Llegar al interior del niño para hacerlo más fuerte y darle el amor y el cariño que le pueda faltar.
- Reconstruye la situación en la que experimentó el dolor.
- Visualizar las estrategias y habilidades para hacer frente a las situaciones que hasta ahora ha evitado.
- Aprende comportamientos y habilidades para superar el pasado y crecer.