Conflictos y características más comunes

Conflictos y características más comunes

Todos los conflictos están unidos por la tensión entre posiciones divergentes. Si bien puede ser positivo, ya que estimula el cambio, también puede ser el comienzo de un desastre si no se maneja adecuadamente.

Conflictos y características más comunes

Última actualización: 15 agosto 2022

Los conflictos más comunes surgen de diferentes formas de desacuerdo. Esto se debe a que a veces los intereses o metas de dos o más individuos o grupos son divergentes. A veces las diferencias son tales que el acuerdo es imposible.



Lo que caracteriza a todos los conflictos es la presencia de posiciones que se excluyen entre sí, parcial o totalmente. En principio, la coexistencia de estas dos posiciones no es posible. Así, o se impone una de las dos o se llega a una alternativa que satisfaga a las partes involucradas.

Conocer los diferentes tipos de conflictos es importante porque te permite definir mejor la naturaleza del desacuerdo, facilitando los caminos hacia una solución. En general, podemos hablar de tres tipos de conflictos, como veremos más adelante.

En armonía hasta las cosas pequeñas crecen, en el contraste hasta las más grandes se desvanecen.

-Sallustio-

Los conflictos más comunes

1. Basado en el contenido

Cuando hablamos de tipos de conflictos basados ​​en el contenido, nos referimos a las motivaciones o propósitos explícitos que marcan el enfrentamiento. Desde este punto de vista, el conflicto puede girar en torno a:

  • Energía. Ocurre cuando el dominio o la legitimidad de un poder es desafiado por otro. No es negativo en sí mismo, ya que favorece los frenos y contrapesos en las democracias.
  • Intereses. Ocurre cuando las metas de una persona o grupo entran en conflicto de alguna manera con las metas de otra persona o grupo. Lo que beneficia a unos puede perjudicar a otros hasta cierto punto.
  • Valores. En este caso es la jerarquía de valores o los valores mismos los que se oponen entre sí. Hay dos o más sistemas éticos en competencia y las partes perciben que validar al otro significa sacrificar su propia cosmovisión.
  • Personalidad. Corresponde a las diferencias que surgen de modos incompatibles de ser y actuar. Por ejemplo, cuando alguien es muy ruidoso y la otra persona se molesta por su presencia.
  • Comunicación. En este caso, puede que no se trate de un conflicto real, sino de una mala gestión de la comunicación. Esto conduce a profundizar o resaltar diferencias que pueden no ser tan relevantes.

2. Según la interacción

Los conflictos también se pueden clasificar según los agentes implicados. Esta categorización es útil para definir quiénes son las partes activas en un desacuerdo, lo que también ayuda a delimitar las posibles soluciones. En base al criterio anterior, los conflictos más comunes son del siguiente tipo:



  • Intergrupo. Entre dos o más grupos. En este caso, el conflicto involucra a comunidades en competencia. El ejemplo más obvio es una guerra.
  • intragrupo. Ocurre cuando se forman facciones dentro de un grupo que confrontan o generan tensiones entre ellos. Puede ocurrir en cualquier tipo de grupo, incluida la familia, por ejemplo.
  • interpersonales. El conflicto afecta a dos personas concretas. No involucra directamente a ningún colectivo. Ejemplos son los conflictos entre dos compañeros de trabajo o en una pareja.
  • intrapersonal. En este caso no hay diferencia con los demás, sino que el campo de batalla es uno mismo. Hay fuerzas, motivaciones o intereses en conflicto dentro de la persona misma.

3. Conflictos más habituales según el grado de realidad

Puede que te sorprenda, pero estos conflictos son muy comunes. En este caso, el factor definitorio es la percepción y la intención.


Esto se refiere a que no todos los conflictos son igualmente reales, ni tienen las mismas implicaciones prácticas. Dentro de este grupo encontramos los siguientes tipos de conflictos:

  • Reale. El conflicto existe objetivamente. Hay, de hecho, objetivos, intereses o actitudes que chocan entre sí.
  • Ficticio. Corresponde a casos en los que no hay conflicto objetivo, sino una percepción errónea. Una persona cree que existen diferencias con otra persona, cuando en realidad no es así. Él o ella lo percibe como tal, pero no es cierto.
  • inventado. Este es un conflicto imaginario, pero en este caso se genera deliberadamente. Se basa en mentiras y manipulación. Por ejemplo, cuando alguien acusa a otro de ser agresivo para dañar su imagen frente a los demás.

Conclusiones

Debe quedar claro que todos los tipos de conflicto también tienen diferentes niveles de intensidad. En algunos casos no son más que leves tensiones, mientras que en otros pueden tener graves consecuencias.


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