Cuando tu mascota se va, todavía se queda contigo

Cuando tu mascota se va, todavía se queda contigo

Cuando tu mascota se va, todavía se queda contigo

Última actualización: 25 octubre, 2016

Cuando tu mascota se va, todavía se queda contigo. En vuestra mente aparece continuamente el recuerdo de todas las cosas que os han unido. Recuerdos de paseos por el parque, de salidas en grupo, de la alegría con que te acogía cuando volvías, de confidencias, de complicidad y apoyo, de tardes de invierno bajo una manta compartiendo lecturas.



Los recuerdos de los primeros días vuelven a tu memoria. Qué complicada fue la adopción, de los primeros pasos como compañeros de aventuras, de las primeras salidas, de los primeros mimos, de las primeras bromas y de las primeras broncas.

Es difícil al principio. Todo lo que te rodea te habla de él y no puedes evitar pensar en que las cosas podrían haber ido de otra manera. Algunos te dirán que lo mejor es buscar una nueva pareja, pero parece impensable. Imposible. Nadie puede ocupar su lugar.

Cuando tu mascota se va, todavía se queda contigo. En tu corazón permanece el recuerdo de aquel ser amado con quien compartiste alegrías, tristezas, desencuentros. Nunca te detuviste a pensar que, tarde o temprano, todo esto terminaría. La última sonrisa, el último abrazo, la última caricia, el último día con la mirada de tu fiel y leal amigo.

La tristeza no es buena compañía.

La tristeza es tanta y piensas que nunca podrás superarla. Sin embargo, un día te despiertas y te das cuenta de que el recuerdo sigue ahí, pero duele menos.. El dolor es soportable, el recuerdo es infinito.

Dejar que la tristeza te aplaste y que el vacío que sientes en tu corazón y en tu alma se haga cargo solo hace que el túnel en el que te encuentras sea más profundo.



Cuando tu mascota se va, todavía se queda contigo. Quizás lo vuelvas a encontrar en otras circunstancias o en otros momentos de tu vida o quizás nunca más lo vuelvas a encontrar, porque él se ha ido o porque sus caminos no se volverán a cruzar. Sin embargo, llévate su recuerdo contigo. Como una huella imborrable que siempre te acompañará.

El compañero más fiel que jamás hayas tenido. Lo que se queda contigo en cualquier momento. El que nunca se cansa, el que siempre te apoya, pase lo que pase. Si estás triste, él te brinda su apoyo incondicional. Si eres feliz, él lo celebrará contigo. No te abandona en ningún momento.

Una relación que es buena para los dos.

Te aprovechas de su cariño, pero al mismo tiempo él necesita el tuyo. Porque este fiel amigo tiene sentimientos y emociones. Un animal es el mejor maestro de inteligencia emocional. Sabe expresar a la perfección las emociones básicas: sorpresa, ira, odio, miedo, tristeza y alegría. Él no necesita hablar. Es un ejemplo perfecto de expresión corporal.

Un animal es la mejor medicina para la soledad.. El mejor maestro a la hora de asumir responsabilidades. El mejor entrenador para ayudarte a entender tus emociones.


Cuando tu mascota se va, todavía se queda contigo. Porque es parte de tu familia. De tu vida. Quizás te haya acompañado desde tus primeros años de vida y vivido contigo tus primeras decepciones, tu primer trabajo, tu primer beso.

 Recuerda siempre los hermosos y dulces momentos pasados ​​y da gracias por todo el tiempo que pasamos juntos.

No todos pueden entender por qué te sientes así. Después de todo, no se trata de una persona. Pero sabes que lo único que falta para ser es la capacidad de hablar. Porque no hace falta que el lenguaje te entienda. Porque tienes un código en el que no hay necesidad de palabras. Porque siente, porque piensa y se comporta mejor que muchas de las personas que conoces.


Pase lo que pase, la rueda de la vida no se detiene. Tienes que seguir. Por eso, cuando tu mascota se va, todavía se queda contigo. La enseñanza que te ha dado y el amor incondicional que te ha ofrecido serán parte de ti para siempre.

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