Última actualización: 23 2017 noviembre
Cuánto nos gusta hablar de amor, cuánto nos gusta ver películas románticas, cuánto nos gusta sentir el amor en nuestra piel, cuánto nos gusta que digan nuestro nombre con una nota de complicidad, ternura y cariño. Siéntelo, vívelo… como nos gusta hacer proyectos y verlos realizados. Porque nos gustan las historias que aceleran el ritmo de nuestro corazón.
Así es el amor romántico, ese del que nos gusta hablar, el de los finales felices. Nos quedamos ahí, en la fase bella, la mágica, la de la conquista y el cortejo, en ese amor que muchas veces buscamos y deseamos inconscientemente. El amor hermoso hasta el próximo beso, ese que no dice nada de lo cotidiano.
Como nos gusta hablar de amor, no hay nada más bonito que la maravillosa historia de dos personas que se conocen, se enamoran y comienzan su aventura moviendo los hilos que inician una relación. Pero, ¿qué sucede después? Nadie habla de días sin flores y de quedarse en pijama, ir de compras juntos y deambular por la casa. No hablamos mucho de esto porque no se trata de magia; sin embargo, esto también es amor, el que dura y es real.
Tal vez todos estemos buscando un final feliz, pero ¿cómo se puede llegar a un final sin un camino y una progresión? El final no es el primer beso, como en las películas. El final no es una niña corriendo y saltando a sus brazos, el final no es una propuesta de matrimonio de rodillas, el final no es el matrimonio. El punto final muchas veces llega cuando termina el sentimiento, y este rara vez es el caso de las películas.
“No hay una sola historia de amor verdadero que tenga un final feliz. Si es amor, no tendrá fin, y si lo tiene, no será feliz".
-Joaquín Sabina-
Nos gusta hablar de amor, pero este sentimiento va mucho más allá de lo que nos cuentan. Las historias felices se construyen en dos y se construyen día a día, la clave para superar los momentos difíciles está en las ganas que los miembros decidan ponerle. Si el deseo es grande, al final los resultados positivos se multiplicarán.
Nos gusta hablar de amor, pero ¿amor y felicidad siempre van juntos?
Puede ser o no, de hecho, a veces sí ya veces no. El amor a veces nos hace llorar, el amor puede lastimarnos y cuestionarnos, pero debe valer la pena. Que también nos hablen de este sentimiento, escuchemos también la otra campana.
La felicidad es multifacética en los muchos aspectos de la vida, sería un error reducirla al concepto de amor. Aquí es donde nos equivocamos: no deberíamos estar buscando amor y necesitándolo como una parte faltante de nosotros. Recuerda, somos seres completos: el amor debe sumar, no completar.
Nos gusta hablar de amor, pero de un amor feliz, quizás porque es fácil escuchar estas dos palabras juntas. Entusiasmados por esta idea, corremos el riesgo de permanecer atados a un ideal. Sepa que incluso los príncipes y princesas de los cuentos de hadas tienen que vivir la vida cotidiana enfrentando los desafíos relacionados con la vida juntos. Aunque no lo muestran y tratan de no mostrarlo frente a la cámara, sería un error confiar solo en la historia superficial: intentemos mirar y hablar sobre lo que hay detrás también.
Ve y cuenta la historia
Bueno, pasaremos a hablar de ese ejemplar que tanto nos gustó y que aún se mantiene unido. Diremos que todavía se aman, que después de la primera cita, el primer beso y el primer despertar juntos siguen durmiendo sabiendo que están al lado de la persona que han elegido con el corazón. Seguiremos hablando de cómo discuten, de que a veces se odian o no encuentran las palabras adecuadas para enfrentarse, pero seguiremos diciendo que a pesar de todo son felices.
Seguiremos hablando de aquella historia que tuvo un comienzo impermeable, cojo, discutido, pero que con cariño y energía ha superado todas las dificultades. Seguiremos hablando de ello, pero mencionando finales no felices, sino reales.
No dejaremos de hablar de amor, pero contaremos la historia completa, diremos, cómo a veces los sentimientos no resisten todo. Contaremos cómo apareció una tercera persona para precipitar el anunciado final de la historia, diremos que no siempre todo es rosa y flores.
Hablaremos del amor, pero en todas sus acepciones, no solo de la fase inicial o hasta que es hermoso; vamos a hablar de la historia completa, la historia real… que es mucho más emocionante y sí, a veces, hasta más aburrida.