Última actualización: 08 de enero de 2017
Cuando dejes de echarle la culpa al peñasco que entorpece tu camino, aprenderás a caminar, en palabras de una poeta española, Sara Bueno.
¿Te sientes identificado? Quizás te ha pasado algo en lo que no puedes dejar de pensar y no sabes cómo salir de ese círculo vicioso en el que te encuentras. Como si todas tus fuerzas estuvieran concentradas en esa enorme roca.
Cuando algo en nuestra vida no sale como queremos, la sombra aterradora de la culpa puede aparecer de dos maneras diferentes. Por un lado, la autoculpabilización: hacemos recaer sobre nosotros el peso de las consecuencias de ese obstáculo. Por otro lado, el desplazamiento de la responsabilidad hacia el exterior: hacia otras personas o hacia el problema mismo.
Hoy hablaremos de este último caso, aunque es bueno recordar que ninguna de las manifestaciones de culpa nos permite seguir caminando y, por tanto, avanzar en nuestro camino.
Buscar a los culpables no te ayudará
La vida nunca es tan benévola como nos gustaría: siempre sucederán cosas que nos parecerán injustas, que creemos que no merecemos y que no esperábamos. Por esta razón, es natural que el sentimiento de culpa aparezca con frecuencia.
"Casi toda la infelicidad en la vida es causada por la tendencia a culpar a otra persona".
-Brian Tracy-
De hecho, cuando aparece un canto rodado en nuestro camino, tendemos a maldecir a esa enorme piedra que nos impide avanzar oa la persona que la puso ahí en medio. La elección de culpa a alguien es más simple que mirar más allá de la roca, buscando una solución.
Perdemos el tiempo sintiendo que estamos a merced de esa roca, en lugar de buscar la forma de sacarla de nuestro camino. Esto es lo que queremos decirte: buscar culpables no te ayudará. No borrará el daño que ahora se ha producido, sino que, por el contrario, tensará aún más la venda que te impide ver.
Centrarse en el problema y analizar la situación a fondo.
Incluso si realmente cree que hay un culpable, identificarlo no le dirá qué camino debe seguir para no quedarse atrapado allí. Para aprender de esa experiencia y encontrar una salida, no tienes que concentrarte en la roca, sino en cómo llegó allí.
"En mi opinión, lo importante no es culpar a alguien por un error, sino averiguar qué causó ese error".
-Akio Morita-
Trata de concentrarte en lo que te está pasando, sé valiente y analiza profundamente esa herida: solo así podrás descubrir cómo dejarla atrás. Eres más fuerte que esa roca y tu vida tiene el potencial de ser mucho más intensa que cualquier obstáculo que intente limitarla.
Hay algo detrás que no puedes ver en este momento, porque hay demasiados monstruos a tu alrededor que te acechan y te empujan a regresar. Detrás del acto de culpar, hay una verdad que no tienes el coraje de reconocer. Pero, si quieres seguir adelante, no tienes otras opciones.
Si estás respirando, aún estás a tiempo.
Deja que llueva sobre ti, abre los ojos, disuelve todos los lazos afectivos: si estás respirando, todavía estás a tiempo. Es solo una piedra más en el camino de la vida, una experiencia más, una nueva oportunidad de aprendizaje.
El recorrido implica necesariamente caídas: algunas tienen nombre propio y otras no. A veces nos caemos porque teníamos que aprender algo, y tal vez esa era la única manera de aprenderlo. De hecho, ¡no todas las caras de los obstáculos son negativas! Muchas veces hay una cara oculta, lo que los convierte en excelentes maestros.
Lo importante es entender qué significa para nosotros ese peñasco y, sobre todo, evitar cargarlo sobre nuestras espaldas durante años y años. Es una pérdida de fuerza completamente inútil. Resistirlo solo aumentará tu incomodidad, y eso no es lo que quieres.
Nuestros pies han recorrido muchos caminos y la suela de nuestros zapatos lleva las marcas de los kilómetros recorridos, pero en el corazón no hay lugar para todo eso. Necesitamos un filtro que deje pasar lo que nos aporta algo y que aleje lo que ocupa espacio, gasta energía y solo nos hace daño.