Última actualización: 09 de mayo de 2020
Cada uno de nosotros tiene su propia forma de relacionarse con los demás, una forma característica de hacer sensible a las circunstancias. Así, podemos hablar de personas más afables y otras más reservadas. Personas a las que les cuesta menos confiar y otras a las que les cuesta más. En otro nivel, podemos hablar de personas que transmiten amargura y otras que son especialistas en el uso de parole dolci.
Cuando nos relacionamos con este último, es fácil parecer escuchar una hermosa melodía. Nos tratan bien y saben criticar con palabras dulces que no hieren, sin llegar a ser nunca falsos. Son directos, pero sensibles.
"No confíes en las palabras dulces, muchos tienen azúcar en la boca y veneno en el corazón".
Personas que nos amargan la vida, ¿cómo son?
Algunas personas nos hacen creer que conocerlos es lo mejor que nos ha pasado en la vida. Usan palabras dulces, nos dicen exactamente lo que queremos escuchar.
spesso con sus cumplidos buscan nuestra aprobación y tratan de hacernos sentir bien. A veces incluso logran perseguir ambos objetivos. En todo caso, cuando los discursos no son sinceros, las acciones traicionan.
Por ejemplo, alguien puede decirnos que somos buenos padres, pero nunca nos deja jugar con sus hijos. La persona en cuestión pronuncia buenas palabras, dulces palabras, pero sus acciones nos lastiman. A pesar de ello, a veces nos cuesta olvidarlos. Aunque entendamos que sus palabras no son ciertas, caemos en la tentación de revolcarnos en ellas.
Es como si por un momento nos olvidáramos del daño que nos han hecho. Estas palabras nos producen tal sensación de seguridad y confianza que nos cuesta entender que en realidad nos están mintiendo.
Cuando los que usan palabras dulces amargan nuestra vida
Si las palabras dulces se desvirtúan con los hechos, es probable que nos amarguen la vida. Además, suelen tener las siguientes características:
- Poca sinceridad. Cuando notamos la primera mentira, comenzamos a dudar de todo lo que la persona nos ha compartido o sospechamos que sus intenciones son diferentes a las que expresó.
- Falta de espontaneidad. Mentir es complicado, requiere mucha memoria y mucho autocontrol.
- Desinterés. Incluso si le decimos a la persona que su comportamiento nos hace sentir mal, no hará nada para cambiarlo.
- Manejo. Con sus palabras la persona nos hace sentir culpables por no haber actuado como deberíamos, según su criterio. No duda en manipular nuestros discursos para usarlos a su favor.
Las personas que nos rodean con dulces palabras para aprovecharse de nosotros no merecen nuestra atención. Solo están tratando de lastimarnos o de obtener un beneficio personal. Si te sientes atrapado en las palabras de alguien que no se porta bien contigo y que muchas veces te hace sentir mal, estás ante una persona que te está amargando la vida.
Esto ciertamente no significa que alguien use las palabras dulces tienen un motivo ulterior, hay quienes son realmente sinceros.
¿Cómo protegerse de los que amargan la vida?
A veces es difícil saber protegerse de las personas que nos amargan la vida. Esto es especialmente cierto si usan palabras dulces. Sin embargo, hay varias estrategias que pueden ayudar:
- Establece un límite.
- Confiar en ti mismo.
- Valorándote a ti mismo.
Protegernos de las personas que nos amargan la vida es nuestra responsabilidad. Si podemos poner límites, ¿por qué no hacerlo? Si nos priorizamos, será más fácil protegernos y usar nuestro tiempo sabiamente.
Protégete de aquellos que usan palabras dulces para amargar
Protegernos de las personas que usan palabras dulces como disfraz nos ayuda a deshacernos de su veneno. Con el tiempo, de hecho, se vuelven tóxicos y lo hacen de forma paulatina, de modo que cuando nos damos cuenta ya es demasiado tarde.
Establecer límites ayuda a:
- Estar más tranquilo.
- Libera el estrés.
- Sentirse menos culpable.
- Ten más confianza.
- Aumentar la autoestima.
- Conocernos mejor.
- Mayor armonía.
- Enfócate más en las cosas más importantes.
El autoconocimiento es el mejor aliado poner límites a una persona que usa palabras dulces, pero amarga la vida. Una mayor conexión contigo mismo te permite ser más asertivo.
No dejes que tu vida se convierta en un infierno. Recuerda que existe una amplia gama de edulcorantes, evitarlos depende principalmente de ti. ¿Por qué prestar atención a los que usan palabras bonitas, pero nos tratan mal? De nada sirve usar palabras dulces si luego amargas la vida.