Cada uno tiene sus propias ideas sobre el amor, aunque sea difícil romper por completo con la imaginación popular. De hecho, las películas románticas y los cuentos infantiles nos transmiten, de una forma u otra, una imagen idealizada del amor, una imagen que se ha establecido en nuestro inconsciente y determina nuestras elecciones. Entonces, sin darnos cuenta, buscamos a la persona "perfecta", y ante el menor problema cuestionamos la relación, pensando que hemos tomado la decisión equivocada.
Por supuesto, no hay nada de malo en buscar a una persona que comparta nuestros intereses y valores, y vaya en la misma dirección que nosotros. De hecho, no deberíamos conformarnos con menos. Pero eso no significa que debamos buscar la perfección, entre muchas razones, porque no existe.
Para disfrutar del amor pleno no es necesario que sea perfecto, sino auténtico, esto significa que ambas personas deben haber hecho un duro trabajo interior. El amor necesita un lugar para sentirse seguro, necesita existir y sobrevivir, así que si uno no se ama lo suficiente a sí mismo, ni siquiera podrá amar.
El valor de la autenticidad en la pareja
Ser auténtico significa simplemente ser quienes somos, sin usar máscaras. Una persona auténtica es una persona coherente, que actúa según sus ideas y emociones. Pero en la vida cotidiana no siempre es fácil ser auténtico, porque a veces para encajar tenemos que desempeñar roles sociales que implican el uso de máscaras.
De hecho, cuando conocemos a alguien que nos atrae y tratamos de impresionar a esa persona mostrándole nuestro mejor lado, estamos usando una máscara. Y estamos tan acostumbrados a encarnar diferentes roles que estos ya son parte de nuestra vida, tanto que algunos incluso han olvidado su verdadero "yo".
Sin embargo, la falta de autenticidad en una relación de pareja es mala, porque implica una actuación constante, lo que también resulta agotador.
Si necesitas hacer un papel con tu pareja es porque, en el fondo, crees que él no aceptará ni amará tu verdadero "yo", por lo que prefieres ocultarlo, o al menos parte de él.
Evidentemente, una relación de este tipo es estresante y, al final, no te hará feliz sino que solo generará una profunda insatisfacción, la insatisfacción de no poder ser tú mismo, porque crees que te van a juzgar. Este es un sentimiento muy desagradable que, tarde o temprano, dañará la relación.
La falta de autenticidad también es desconfianza
En cierto sentido, no ser auténtico con tu pareja significa no confiar completamente en el otro, tener ideas preconcebidas sobre él / ella y creer que nos juzgarán negativamente. Por eso preferimos esconder algunos aspectos de nuestro verdadero "yo".
Pero de esta manera no le daremos al otro la oportunidad de decidir, de conocernos íntimamente, con nuestras fortalezas y debilidades. Al poner esta barrera en su lugar, también estaremos enviando el mensaje de que no queremos saberlo, por lo que es probable que la otra persona se sienta rechazada o juzgada.
Por el contrario, cuando ambas personas se comportan de manera auténtica intercambian un mensaje muy claro: “eres lo suficientemente importante para mí como para interactuar sin máscaras, mostrándote mi esencia sin ningún miedo”. Solo de esta interacción puede surgir la plena aceptación, que dará paso a un amor maduro y constructivo.
Amar no es estar hecho el uno para el otro, sino construir el uno al otro
El mito de la mejor mitad implica que hay alguien en algún lugar del mundo hecho para nosotros. Sin embargo, en realidad, el amor no consiste en conocer a la persona perfecta, hecha especialmente para nosotros, sino que va cambiando progresivamente en el camino, porque nos damos cuenta de que esa es la persona que deseamos tener a nuestro lado.
Este ilustrador no podría haberlo expresado mejor con estas tiernas imágenes que nos demuestran que el amor tiene su raíz en ser auténtico y disfrutar de lo que nos gusta en compañía del otro:
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