El corazón de una mujer madura es un abismo de secretos

El corazón de una mujer madura es un abismo de secretos

El corazón de una mujer madura es un abismo de secretos

Última actualización: 10 de marzo de 2016

El corazón de una mujer madura es un abismo de secretos que esconde, en su más recóndita habitación, las palpitaciones de amar, amar de manera consciente y sentir emociones, intuición y desconfianza.

Cuando hablamos del corazón, nos referimos a ese algo intangible que da equilibrio a las experiencias de vida y donde se encuentra la puerta a un lugar inmenso que se abre a recuerdos sensoriales de escenarios maravillosos y sensacionales.



El corazón, entendido como la mente, sigue ciclos y estaciones que recorren las calles que los rodean una búsqueda y una sucesión de periodos de soledad, descanso, pertenencia y hasta desaparición.

La relación de una mujer madura consigo misma

La relación de una mujer madura consigo misma y con el entorno que la rodea se desarrolla en base a una serie de necesidades afectivas que se pueden resumir en una frase: la mujer madura quiere volver a ser ella misma.

Esto significa que, cuando alcanza la madurez, la mujer quiere encontrar un punto emocional que la impulse a despedirse de sus secretos, a sus momentos y sus cicatrices. Suele ser el momento en que las mujeres están dispuestas a valorar y considerar sus errores, pero también a valorar lo que merecen.

La mujer madura busca y recrea en sí misma un entorno más propicio para ser ella misma, para buscar un centro de atención más saludable y encontrar serenidad en la sangre ardiente de quienes se ahogaron por su debilidad y sobrevivieron gracias a sus propias fuerzas.


“Cuando una mujer toma la decisión de renunciar al sufrimiento, la mentira y la sumisión. Cuando una mujer dice desde el fondo de su corazón: Basta, ya no aguanto más. Ni mil ejércitos formados por el ego, ni todos los engaños de la esperanza pueden impedirle buscar su propia verdad.


Es entonces cuando se abren las puertas de su alma y comienza el proceso de sanación. El proceso que, poco a poco, la devolverá a sí misma, a su vida real. Nadie dijo que este fuera un camino fácil, pero esto es La Strada. Esa misma decisión establece una línea directa con su naturaleza salvaje y ahí es donde comienza el verdadero milagro”.

-Clarissa Pinkola-Estés-

El regalo emocional de la madurez femenina

Poco a poco, la mujer madura emprende un viaje de regreso al hogar de su alma, que la ayuda a tomar conciencia de lo que sucedió en su vida anterior. De esta forma, puede resolver los conflictos surgidos en los ciclos anteriores de madurez.

Es entonces cuando el corazón de la mujer madura comienza a amarse más a sí misma, a sentirse digna de respeto y a enriquecerse de esos valores que se acarician sólo con la edad y que dan forma a la capacidad de amar y comprender los sentimientos de otros. .

La investigación puede ser dolorosa, porque estar tan cerca de tu objetivo significa que has recorrido muchos kilómetros, haberse distanciado de uno mismo, haber retrocedido, haber hecho daño y haberse arraigado lejos de los propios deseos.


Perderse y encontrarse como una mujer madura

Es posible que la madurez emocional llegue tarde o temprano en la vida, pero siempre viene precedida de años y años de distracción, accidentes emocionales y la anulación de una parte muy importante de uno mismo.


Saber dónde estamos y cuál es nuestro lugar en el mundo no es tarea fácil, pero implica la pérdida de la propia piel, el robo de esa identidad que nos envolvía y con la que hemos librado cientos de batallas.


Sin embargo, la mujer madura debe mudar esa piel para dejar de rechazar las experiencias y sentirlas directamente, para hacerlas propias sin barrera protectora. En otras palabras, tiene que soltarse, aflojarse, decir adiós y dejar de aferrarse a lo que le impedía ser ella misma, a aquellas expectativas de la sociedad que lo han consumido.

En ese instante, las crisis dejan de presentarse de manera inesperada y la liberación emocional deja de frecuentar sus adicciones, dando paso a la determinación y al amor propio.


Todo esto significa dar cabida a la propia persona, a las prioridades, a la rehidratación de la propia identidad, a la sabiduría de una mujer madura. Ahora comienza la recreación de mujeres, que alimentan su propia vida secreta gracias a sus instintos, sus vivencias y la fuerza de su psicología femenina.

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