El peligro de hablar de una "persona tóxica"

El peligro de hablar de una "persona tóxica"

El peligro de hablar de una

Última actualización: 12 octubre, 2017

Ojo, porque eso de “persona tóxica” es una etiqueta muy fácil de atribuir cuando surge una disputa, ya que le das toda la responsabilidad al otro.

En otras palabras, esta definición nos ofrece una causa que nos convierte en víctimas, una verdadera tentación, no hay duda. Se trata, por tanto, de un recurso especialmente accesible para los perezosos emocionales, para los que piensan que no hay tacha en su persona y para los que creen que la toxicidad priva a quien la padece de cada gramo de empatía.



Éste último no quieren ver la toxicidad como el resultado o la reacción a una situación entre varios involucrados, sino como una característica poseída a priori. En este sentido, quienes le atribuyen la etiqueta de "persona tóxica" ignoran que la toxicidad, si existe, tiene una historia.

Otro elemento que nos obliga a prestar atención al término "tóxico" es que esto no es una etiqueta puramente científica. No hay estudios de toxicidad, hay estudios de comportamientos que luego fueron definidos como tóxicos, a posteriori y sin tener en cuenta muchas de las variables que provocan dichos comportamientos.

Finalmente, es una etiqueta tan popular que conlleva un grave riesgo de que nos salga mal. Las actitudes de cada individuo se pueden categorizar como tóxicas, ya que son dañinas para los demás. Y del etiquetado de comportamientos al etiquetado de la persona, para algunos, solo hay un paso.

¿Por qué se ha difundido tanto la definición de "persona tóxica"?

Definir a alguien como tóxico no es inofensivo. De hecho, puede ser un ataque muy grave, un insulto cruel enmascarado por la autoridad moral que nos hemos atribuido a nosotros mismos tras leer algún libro de autoayuda, sin más compromiso ni intención, con tal lectura, que delegar responsabilidad. a los demás.



El término "tóxico" es fácil de entender, tiene una gran fuerza por el veneno de su resonancia.. En la imaginación alude a una sustancia de color variable, pegajosa, inflamable y a la que debemos prestar mucha atención. En este sentido, cuando decimos que algo es tóxico, decimos que no es digno de confianza.

Pensando en lo descrito, deberíamos tirarnos de los pelos por la difusión del término, por haber puesto esta arma en manos de personas que no entienden las consecuencias de su uso. Esto sin duda merece una reflexión.

No hay personas tóxicas, solo relaciones o comportamientos.

Nadie es una persona tóxica per se y sin razón. Si queremos negarlo, ya que siempre hay excepciones, estaremos de acuerdo en que cada uno de nosotros puede ser potencialmente.

Los seres humanos no tienen arsénico o asbesto para la sangre o las células. A veces somos un mar plano en el que las velas y el timón se unen para llevarnos a donde queremos; en otros momentos, sin embargo, solo sentimos la tormenta que en muchas ocasiones alimentamos, conducimos o contagiamos.

En los diversos caminos, acontecimientos y contextos vitales, nuestras expectativas, nuestros comportamientos y valores impactan frontalmente con los de las personas que nos rodean. Sintiendo vacío e incertidumbre, podemos optar por aislarlos dejando que nuestras responsabilidades recaigan sobre los demás.  

Hablamos también de reproches innecesarios, conductas intolerables, síntomas de ruptura, etc. Todo esto podría presentarse, pero siempre debería implicar una introspección y un trabajo consigo mismo antes de atribuir la etiqueta de "persona tóxica" al interlocutor  


Dinámicas tóxicas en lugar de personas tóxicas

Cada uno de nosotros puede ser víctima de un comportamiento tóxico. Sin embargo, es más común participar en dinámicas tóxicas que ser una persona tóxica. Por ejemplo, no hablar con los demás cuando no nos hablan por orgullo, insistir en un tema para enfatizar el desinterés de los demás, tomar una posición de dependencia porque la otra persona es sobreprotectora.


Por último, hay que decir que el término "tóxico" es fuerte y a la vez falto de precisión. Definir a alguien como una "persona tóxica" solo indica que es peligroso o potencialmente peligroso, pero no nos dice en qué sentido, en qué aspectos perjudica, cómo podemos protegernos si es necesario y menos nos muestra cómo ayudar a los demás. individuo deshacerse de él etiqueta. En este sentido, podríamos llamar a los que luchan, a los que se atreven, a los sensibles, tóxicos… y como sociedad no saldríamos ilesos de esta nueva forma de categorizar a las personas.


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