Última actualización: 25 marzo, 2015
Desde pequeños nos enseñan que los adultos debemos ser serios y responsables. Cuando crecemos, por lo tanto, creemos que somos maduros porque somos serios, realistas y nos olvidamos de soñar. Mirando a nuestro alrededor, nos daremos cuenta de que son pocas las veces que sonreímos a un extraño y olvidamos que la sonrisa es como un virus positivo, que contagia a los que nos rodean y alivia la tensión.
Cuando sonreímos a alguien, le decimos muchas cosas, entre las muchas que nos gusta compartir algo con él y él, en consecuencia, codifica nuestro mensaje y sonríe a su vez. Es precisamente en momentos como estos cuando los pensamientos negativos se dejan de lado.
En el título hablamos del poder mágico de la sonrisa y así es, es un calmante natural. Sonreímos cuando estamos bien, cuando estamos felices e ilusionados por algo o alguna noticia y en una infinidad de otras situaciones que nos llevan a sonreír.
La magia de una sonrisa
Lo más importante que logra una sonrisa cuando se dirige a alguien es la transmisión del sentimiento de compañía, como para decirle al otro que no está solo en el hormiguero de gente que va y viene en medio de la calle de una gran ciudad y que ni siquiera nosotros lo somos cuando recibimos una sonrisa a cambio.
Muchas conversaciones con personas que nos conocen comienzan con una sonrisa. Esto también es algo mágico, el sentimiento que nos hace sonreír y lo importante que es hacerlo cuando tenemos a alguien que sufre a nuestro lado.
Muchas veces hay momentos en que las palabras no alcanzan y pueden ser sustituidas por una sonrisa. Una sonrisa es capaz de comunicar que estamos ahí para alguien en un momento difícil y doloroso y, al ser contagiosa, permite que quienes nos rodean olviden por un momento el dolor que sienten y se rían sin darse cuenta.
Regalar una sonrisa es un gesto eficaz que puede ayudar a las personas a desconectar por un momento de la rutina diaria, ya que nos aleja de los pensamientos negativos y cambia nuestra forma de ver las cosas, como si estuviéramos pasando de un polo negativo a uno positivo.
Si te decides a regalar sonrisas a diario, verás que los resultados serán infalibles y ¡verdaderamente mágicos! Sonríele al panadero, al cajero del supermercado, al conductor del autobús y también a tus compañeros de oficina y comprenderás que la sonrisa es motor de buenas emociones y contagia positivamente el entorno que te rodea.
