Escrito y verificado por el psicólogo. ObtenerCrecimientoPersonal.
Última actualización: 14 de diciembre de 2021
“Aquellos que añaden y dan algo a la persona que soy y que pretenden hacerme bien deben ser parte de mi vida”. Este es uno de los mensajes que debemos transmitir cuando nos sentimos decepcionados.
En nuestras relaciones, no todo es viento en popa ya veces los conflictos que tenemos con los demás nos lastiman y aplastan. Este aspecto es perfectamente normal, al menos si luego logramos resolver la situación de la manera correcta..
A pesar de esto, a veces la falta de reciprocidad, las malas acciones y la negatividad nos hacen preguntarnos si, quizás, deberíamos tomar decisiones diferentes y tomar caminos diferentes.
El duro momento de la separación.
Algunas separaciones son esenciales para nuestro crecimiento personal. A pesar de ello, decir adiós es muy difícil y lo es aún más cuando en ese adiós tenemos que abandonar una parte importante de nuestra existencia.
En este sentido, cuando nos soltamos y tomamos la decisión de poner un punto final, primero debemos dar gracias por todo lo que hemos aprendido y olvidado al seguir dando vueltas en torno a algo que no nos ha hecho bien. Otra forma de darle un significado diferente a las separaciones es entender que todo, realmente todo, nos hace aprender y nos muestra algo que, antes, no veíamos.
“La vida es potencialmente significativa hasta el último momento, hasta el último suspiro, ya que también podemos aprender del sufrimiento”
-Viktor Frankl-
Cuando nos duele el "NO" del amor
No ser amados nos provoca dos heridas graves: la del abandono y la de la humillación. La segunda es más fácil de reconocer, porque implica sacar a la luz el sufrimiento y hacer nuestro lo que consideramos un fracaso, pero que en realidad nos hace humanos.
El hecho de que una persona por la que tratamos de recoger razones y crear historias maravillosas, no nos haga bien y no nos ame, abre profundas heridas en nuestras emociones.
Esto nos confunde y luego, por un rato, solo escuchamos el eco de un redoble de tambor frustrante que no sabemos cómo ponerle fin, porque no entendemos de dónde viene ni cómo comunicarnos con él.
Por mucho que nos amemos, por mucho que nos conozcamos y por decisivas que sean nuestras decisiones, elegir decir adiós siempre es terriblemente doloroso.
Uno siempre debe entender cuando una fase de la vida llega a su fin. Si insistimos en quedarnos más tiempo del necesario, perdemos la alegría y el sentido de lo que nos espera. Cierra los bucles, cierra las puertas, cierra los capítulos, como queramos llamarlo.
Lo que importa es cerrar y dejar en el pasado el momento de vida que hemos terminado.
No podemos vivir el presente con nostalgia del pasado. Ni siquiera podemos preguntarnos por qué. Lo que ha sido, ha sido, y hay que soltarlo, hay que romper con ello. No podemos ser niños eternos o adolescentes tardíos o empleados de oficina inexistentes o tener lazos con quienes no quieren estar atados a nosotros.
¡Los hechos pasan y hay que dejarlos ir!
Paulo Coelho
Después de un adiós ya no somos los mismos
En las despedidas siempre hay algo que nos rompe por dentro, que araña nuestra alegría, nuestras esperanzas y nuestros sentimientos. Esta parte nunca volverá a ser la misma, nunca se reconstruirá y nunca volverá a levantarse cada mañana con nosotros.
Esto nos hace sentir nostalgia y una profunda tristeza, da lugar a fantasías sobre lo que pudo ser y lo que no fue, así como un profundo miedo a la despedida que nos empuja a asir lo imposible.
Después de todo, cerrarle las puertas de nuestra vida a alguien implica dolor y en un proceso similar se sufre. Sin embargo, estas despedidas son necesarias para reencontrarnos y reposicionar nuestro afecto y nuestra esencia emocional.
Las personas cambian y las relaciones que existen en el mundo cambian con ellas. Esto sucede incluso si hacemos todo lo posible para asegurarnos de que no suceda. Sin embargo, despedirnos de relaciones que no nos convienen y para las que no hay solución, es un auténtico salvavidas.
Cuando nos damos cuenta de que algo no va como debería y que, sin motivo alguno, brillan sentimientos positivos cuando estamos lejos, es importante repetirnos que tenemos la posibilidad de elegir a quién queremos tener en nuestra vida y quién. , en cambio, tiene que salir.