Última actualización: 30 octubre, 2016
Cuando vemos las fotos o publicaciones de nuestros contactos en las redes sociales, pensamos que nuestra vida es aburrida y no tiene nada que ofrecer… Por eso hacemos lo imposible por parecernos a los demás y subimos miles de fotos para mostrar nuestras aventuras. Pero, ¿realmente la vida de los demás es tan maravillosa como parece en las redes sociales? ¿Vale la pena tener una vida social, tan "ajetreada"?
Por ejemplo, las parejas que siempre "informan" a sus conocidos que están enamorados y que no pueden vivir el uno sin el otro, en realidad son inseguros y celosos. Necesitan lucir los tejados y "simular" la perfección o inventar una confirmación que no es más que un espejismo de su vida.
¿Por qué todos tienen una mejor vida social que la mía?
Posts de parejas felices y enamoradas que ocultan crisis matrimoniales, personas que se hacen selfies en cualquier parte del mundo que pueden ocultar soledad y desarraigo, frases de autoayuda o superación que pretenden dar una lección de pedagogía con demasiadas salvedades para poder convertirse en leyes absolutas.
desafortunadamente cuando nuestro cerebro ve tales mensajes, siente envidia porque cree que los demás son más divertidos, tienen una gran vida, han encontrado el amor verdadero o tienen sensaciones únicas. Sin embargo, ¿todo lo que reluce es realmente oro?
Pasar horas y horas en las redes sociales no ayuda mucho, sobre todo si nuestro estado de ánimo es melancólico. Aspecto especialmente peligroso si lo hacemos en términos de compararnos con los demás tomándolos como puntos de referencia. Si sentimos que el mundo nos debe algo, lo cual no es cierto, aumentaremos este sentimiento si sentimos que las cosas son realmente buenas para los demás. Mirar los perfiles de los demás, por lo tanto, solo aumenta nuestro sentimiento de victimismo..
La vida de los demás no es lo que parece en las redes sociales
¿Crees que es imposible dejar de revisar todos los días esas plataformas que se supone que dan noticias y actualizaciones sobre las personas que te rodean? Según un estudio de un grupo de investigadores daneses, usar Facebook, por ejemplo, nos hace infelices de esta forma.. A la investigación asistió un grupo de voluntarios que dejaron de revisar su perfil de Facebook durante una semana. Admitieron sentirse menos estresados y más concentrados en el trabajo o el estudio.
Los que no usan mucho las redes sociales o no tienen perfil en estos sitios aprovechan el día de otra manera. Estas personas tienen más tiempo para descansar, hacer ejercicio, completar cualquier tarea antes de tiempo, preparar la cena o hacer la limpieza de la casa. Por si fuera poco, el desapego de las redes sociales favorece la comunicación directa con los que te rodean, la interacción con seres queridos o familiares y amigos..
El resultado de este test nos ofrece elementos para reflexionar: “Constantemente leemos buenas noticias y cosas maravillosas en el tablón de anuncios de los demás y eso nos empuja a hacer una comparación ya deprimirnos. Las palabras o las imágenes no siempre muestran la realidad, de hecho a través del mundo de las redes sociales pretendemos mostrar a los demás la mejor versión de nosotros mismos, una imagen distorsionada de lo que realmente somos”.
La felicidad de Facebook es una máscara.
Esta frase debería ser un mantra, siempre que nos sintamos deprimidos después de leer maravillosos mensajes y publicaciones en las redes sociales. ¿Por qué decimos que la felicidad virtual no es verdad?
Muy simple: porque es una imagen seleccionada y en muchos casos manipulada entre todas las relativas al momento inmortalizado en la foto. No es una foto subida al azar, solo que a la persona que la subió le gusta y esto nos informa sobre sus gustos y preferencias.
Por otro lado, piensas que aquellos que pierden el tiempo haciendo fotos en un momento determinado de alguna manera dejan de disfrutar ese momento. Abandona la escena y el decorado y se pone en el lugar del espectador y en esa escena sólo queda una especie de reflejo de su vida. Por su elección, eso sí.
Lo que ocurre en Facebook, Twitter o Instagram dista un poco de la verdadera y auténtica realidad, es más un ejercicio publicitario o la satisfacción de mostrarse de cierta forma.
Si tu vida social no es como la de los demás, pues ¡enhorabuena! No necesitas mostrar miles de fotos de un sábado por la noche para saber que lo pasaste genial. ¿Crees que todos esos recuerdos y momentos realmente existieron, aunque no aparezcan en las redes sociales?