El sexo del cerebro

El sexo del cerebro

El sexo del cerebro

Última actualización: 15 septiembre, 2022

La experiencia nos demuestra que sin duda las mujeres pueden convertirse en astronautas o artistas, aspirar al Premio Nobel o incluso gobernar una nación con o sin el consentimiento de sus ciudadanos. Y en relación al coeficiente de inteligencia, la media de hombres y mujeres es más o menos igual, no hay diferencias.

Sin embargo, las manos diestras y tenaces de la naturaleza no sólo les han dotado de una apariencia física distinta a las personas, sino que también les han dado unas diferencias cerebrales que nos obligan a preguntarnos "¿El cerebro tiene sexo?".



1 - Orígenes femeninos

Hagamos un simple repaso de genética: las mujeres tienen el cromosoma genético XX, mientras que los hombres sufren una pequeña variación a este código, siendo XY. Sin embargo, esto no siempre fue así durante el desarrollo, ya que desde que nacemos hasta las 8 semanas, todos tenemos un circuito cerebral de tipo femenino.

Llegado este momento, los testículos del feto masculino inician un proceso revolucionario que cambiará su desarrollo: liberarán grandes cantidades de testosterona que atacarán su circuito cerebral transformando al feto femenino en feto masculino. Es un proceso asombroso por el cual todos venimos al mundo por igual, compartiendo la misma naturaleza, un momento fugaz en la maravillosa vida biológica humana del que no tenemos ningún recuerdo.

2 - Cerebro femenino, cerebro masculino

La aventura de la sexualización cerebral no termina con el nacimiento, las hormonas continúan con su intento de involucrarnos en un interesante proceso que los científicos han llamado "pubertad infantil". y de esta forma, los niños experimentan un aumento en los niveles de testosterona desde el primer día que vienen al mundo hasta los siete o nueve meses, para luego volver a ralentizarse, mientras que en las niñas la secreción de estrógenos al cerebro continúa hasta los 2 años. .


Poco a poco los cerebros se van formando en las diferencias estructurales y de comportamiento que no siempre se pueden observar a través de una resonancia magnética. Para empezar, podríamos decir que los hombres y las mujeres tienen un “hardware” diferente a la hora de procesar información: el cerebro masculino, por ejemplo, al ser más grande que el de las mujeres, resuelve problemas utilizando el sistema temporal parietal ubicado en la corteza cerebral. , lo que le permite encontrar soluciones de forma más rápida y práctica.

Las mujeres, en cambio, tienden a desarrollar una mejor inteligencia emocional gracias a su hipocampo, estructura donde se graban y guardan los aspectos más emocionales, que es un poco más grande. A esto se suma un mayor número de neuronas espejo para la empatía, lo que se traduce en un proceso empático más eficiente y una comunicación más efectiva.

3 - ¿Esclavo de las hormonas?

Lo que somos, lo que expresamos, no deriva necesariamente de nuestro circuito de neuronas ni de esa caprichosa variedad biológica que dicta y otorga un cerebro femenino o masculino. Sabemos con certeza que las hormonas nos marcan y predisponen, pero somos criaturas pensantes y reflexivas, que aprendemos cada día desarrollando cada vez más el sistema límbico, sea determinado o no; somos libres de pensar, sentir o elegir un camino sobre otro. 


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