Última actualización: 09 de junio de 2016
En el corazón como en el tranvía: para permitir que un nuevo amor se establezca en nuestro corazón, es necesario liberarnos de todas las cargas, miedos y amarguras, para que podamos caminar hacia una nueva relación. Los amores de ayer no deben estancarse en nosotros hasta el punto de sellar las puertas de nuestro corazón. Porque el amor se aprende, se madura y se crece.
Cada uno de nosotros lleva consigo un "equipaje" de experiencias afectivas que de alguna manera determinan quiénes somos. Las relaciones, al igual que los huesos, se rompen, y sabemos que a veces los fracasos amorosos nos hieren al punto de dejar cicatrices imborrables en nuestra alma.
Todo esto puede tener grandes repercusiones en el futuro, y por eso, antes de emprender una nueva relación, siempre es recomendable, por precaución, pasar un tiempo en soledad, para “reconstruirse” uno mismo.
Antes de volver a abrir las puertas de mi corazón, tengo que soltar muchas cosas, sanar mis heridas, dejar salir mis lágrimas y vivir un tiempo en lo más profundo de mi soledad...
A menudo sucede escuchar que cuanto más te alejes del "ex", mejor. Bien, más que la distancia física se trata de aprender a practicar la aceptación y el desapego emocional. Primero debemos aceptar el pasado y asimilar los aprendizajes que de él se han obtenido, para luego romper el vínculo del sufrimiento y, por supuesto, sanarlo.
Te invitamos a reflexionar sobre esto.
Ese rincón del corazón donde aún residen los ex
La mente humana no prevé un interruptor mágico con el que trasladar todas las experiencias traumáticas o negativas vividas a la "papelera de reciclaje". Si no, hay una razón: el ser humano necesita aprender, adquirir experiencia para adaptarse mejor al medio que lo rodea y a las personas que lo rodean.
En la era moderna, la de las redes sociales y la tecnología, todos sabemos que el amor no tiene por qué ser para siempre, somos conscientes de que el amor no muere, que la soltería puede ser magnífica aunque, inevitablemente, sigamos siendo los mismos incurables. romántico. Porque el corazón no siempre responde a la razón, y cuando menos lo esperamos, algo lo atraviesa con tanta fuerza que nos deja sin aliento...e enamórate una vez más.
En el corazón, o mejor dicho, en ese rincón del cerebro habitado por nuestra memoria emocional, lo queramos o no, residen, de forma más o menos intensa, todas nuestras relaciones pasadas. En caso de que hayan sido traumáticos o insatisfactorios, pueden influir directamente en nuestro papel en la pareja, así como en el propio compañero. Cualquier carga emocional o fracaso que no haya sido adecuadamente gestionado tendrá consecuencias en nuestra "salud" emocional y relacional.
Haber dejado de ver o hablar con nuestra pareja no significa que la hayamos olvidado. Su recuerdo sigue presente aunque ya no duela, ya no tenga ningún efecto sobre nosotros… Es una libertad difícil de alcanzar, pero no imposible.
Un aspecto con el que muchos psicólogos de relaciones están de acuerdo es que el verdadero problema es que nadie nos enseña a entablar relaciones saludables y asertivas; la mayoría de nosotros simplemente copiamos patrones aprendidos de otros.
Nadie nos dice cómo pasar página después de una decepción emocional, cómo olvidar una decepción o una traición. La mayoría de las personas "buscan a tientas" el extraño y complejo mundo de las relaciones afectivas.
Los secretos para dejar atrás las relaciones pasadas
El odio es una emoción intensa tanto como el amor, y por eso no ayudará a que surjan emociones negativas como, por ejemplo, la ira. Menos útil aún es la famosa estrategia de “si no siento no sufro”, es decir, la táctica de cerrar la puerta del corazón para no volver a ser lastimado.
- Quienes deciden no volver a amar, en realidad, siguen anclados al dolor de ayer. Sigue siendo prisionero de quienes lo lastimaron, víctima de una esclavitud ilógica y demente. Tienes que aprender a soltar ciertas cosas, ciertas personas e incluso ciertas emociones negativas. Un tiempo en soledad nos ayudará a cerrar esos círculos, sanar la ausencia y encontrarnos con nosotros mismos.
- El primero sólo puede estar presente en un nivel, el del pasado. Todo lo que contiene el pasado debe tener un fin y una función muy concretos: ayudarnos a avanzar con mayor sabiduría, prudencia y libertad. Porque el conocimiento que de él emana es nuestra fuerza, y lo único que queda por hacer es “desactivar” ese vínculo afectivo.
- Uno de los problemas persistentes en la actualidad es que incluso después de dejar a tu pareja, las redes sociales nos impiden deshacernos de su presencia por completo. Lo mejor que se puede hacer en estos casos -este aspecto es particular y todos deberían evaluarlo bien primero- es, sin duda, "eliminar" a la ex de toda plataforma virtual.
En conclusión, es bueno tener claro que antes de iniciar una nueva relación, además de la nueva pareja, es normal enfrentarse a muchos de los afectos pasados.
Es fundamental aceptarnos unos a otros, cada uno con sus propias cicatrices y pasado, porque lo que somos ahora también es el resultado de nuestra experiencia. Sin embargo, debemos enfrentar el presente por lo que es: una realidad nueva, incierta, maravillosa. Vale la pena vivir con la ilusión de un niño, pero con la experiencia de un adulto.