Última actualización: 25 de junio de 2016
Decir una mentira o no decir la verdad para no lastimar a otra persona u ocultar la realidad: nos ha pasado a todos. Tenemos miedo de hacer daño a alguien, nos avergonzamos de lo que los demás puedan pensar y somos reacios a mostrar nuestros sentimientos.
Sin embargo, cuando no decimos la verdad o no la decimos toda, algo dentro de nosotros se retuerce, nos recuerda que no estamos actuando honestamente con nosotros mismos y sentimos que falta algo. Tal vez mentir sea tan malo como no decir la verdad. A veces ocultamos nuestra verdadera edad o nivel de idioma extranjero o mentimos sobre cosas más importantes como nuestros sentimientos.
“La verdad se vive, no se enseña”.
-Hermann Hesse-
Miedo a decir la verdad
A menudo tenemos miedo de decir la verdad porque tememos lo que los demás puedan pensar.. Sin embargo, esta justificación puede acabar ahogándonos en una realidad que no es la nuestra, puede convertirnos en personas que no somos.
La honestidad es una de esas características fundamentales para relacionarnos con los demás y es importante cuidarla y respetarla, para lograr que nos distinga y acompañe en cada una de nuestras acciones y palabras.
No debemos olvidar que el miedo es una emoción que nos protege de una posible situación de peligro, pero como todos los sentimientos, se puede manejar y controlar. Los neurocientíficos se han preguntado si el miedo es en realidad un simple mecanismo de defensa que nos protege de las alarmas psicosociales, que nos incitan a olvidar y ocultar lo que en realidad sabemos que es la verdad.
El coraje necesario para decir la verdad.
A veces, decir la verdad es un verdadero acto de valentía, significa hablar con el corazón y decir lo que realmente pensamos, sin escondernos detrás de falsas apariencias. Ser valiente es mirar a la otra persona a los ojos y decirle que la amamos o que ya no la amamos, para hacer latir al unísono nuestras almas y nuestros corazones ante las palabras que surgen de lo más profundo de nuestro ser.
"La verdad se corrompe tanto con la mentira como con el silencio"
-Marco Tullio Cicerón-
Cuando decimos la verdad, nos desnudamos delante de los demás, nos mostramos tal como somos y esto puede dar miedo, pero no es posible esconderse demasiado tiempo detrás de prendas falsas, detrás de apariencias inventadas.
si te equivocas pide disculpas
En la vida, todos hemos cometido errores cuando, por ejemplo, estábamos tratando de proteger a otra persona y decidimos ocultar la verdad. Sin embargo, de una forma u otra, la verdad siempre acaba saliendo a la luz y nuestro error también quedará expuesto. En estos casos, solo discúlpate y sé honesto y verás que te sentirás aliviado y valorado.
Cometer errores es de humanos, no se hace a propósito y lo único que se puede hacer en estos casos es aprender la lección y evitar que vuelva a suceder. Tienes que reflexionar sobre lo que pasó y ser honesto contigo mismo y con los demás.
Los beneficios de decir la verdad
Un estudio realizado por investigadores de la Universidad de Notre Dame en los Estados Unidos mostró que, en promedio, los estadounidenses dicen 11 mentiras cada semana. Durante 10 semanas, el estudio analizó las respuestas de 110 personas a algunas preguntas específicas.
La mitad de las personas habían estado preparadas para decir menos mentiras y este fue el grupo que, según la profesora de psicología Anita E. Kelly, vio la mayor mejora en su salud. Entre los beneficios, los investigadores señalaron uno tensión reducida y, además, menos casos de dolores de cabeza y de garganta.
¿Por qué mentimos?
En general, la gente mienten por tres razones principales: para adaptarse a un entorno hostil, para evitar ser castigados o para obtener un premio o ganar algo. A veces, por ejemplo, hay personas que mienten sobre sus habilidades profesionales para conseguir un trabajo, lo que significa mentir para obtener una recompensa. Otras veces, sin embargo, las personas mienten cuando se sienten amenazadas, para ser aceptadas.
“La verdad existe. Lo único que se inventa es una mentira”.
-Georges Braque-
No debemos olvidar que mentir está directamente relacionado con nuestra autoestima. Mentimos cuando nuestro ego se ve amenazado o cuando queremos sacar provecho de una situación. En este contexto, la mentira se convierte en un mecanismo de defensa, en un arma para sobrevivir. Sin embargo, en todos los casos es necesario diferenciar entre quien se siente culpable y siente remordimientos y quien, por el contrario, no siente nada y acaba creyéndose sus engaños.
La verdad siempre sale a flote
No debemos olvidar que lo que ocultamos, lo que no decimos, tarde o temprano y de una forma u otra saldrá a la superficie. La verdad siempre encuentra la salida, para manifestarse, por qué es la verdad que verdaderamente satisface al alma, la ennoblece y la libera.
“Una persona que no está en paz consigo misma es una persona en guerra con el mundo entero”.
-Mahatma Gandhi-