Última actualización: 30 de mayo de 2017
Cuando estamos juntos con otras personas, a veces ocultamos nuestros sentimientos. Nos avergonzamos de sentir emociones que consideramos negativas y que, erróneamente, estamos convencidos de que nos hacen parecer débiles a los ojos de los demás. Queremos a toda costa ser fuertes a nivel emocional, intentando no dejarnos tocar por nada ni por nadie, y proponiendo la imagen de una “persona madura y racional”.
La verdad es que aplicar el pensamiento racional en el afán de ser cada día más maduros es maravilloso. En primer lugar, por nosotros mismos, que gracias a la práctica podremos descargar toda una serie de penas inútiles. En segundo lugar, en mejorar las relaciones con los demás, porque al no exagerar, saber gestionar adecuadamente las emociones y comportarnos de forma funcional y sensata, también mejorará el entorno que nos rodea.
Esto no significa dejar de sentirnos seres humanos.: A lo largo de tu vida, es inevitable sentirte infeliz, ansioso o malhumorado más veces de las que nos gustaría. En consecuencia, siendo cosa natural, lo que podemos hacer es normalizar esta situación, sin ocultarnos y aceptarnos. Eso sí, siempre con moderación: aunque hablar con los demás de nuestros sentimientos sea terapéutico, puede que exagerar no funcione a nuestro favor.
¿Por qué es bueno hablar de tus sentimientos?
Ya sean sentimientos negativos o positivos, compartirlos con los demás siempre es bueno.. En el caso de los sentimientos positivos, porque los magnifica haciéndonos sentir en fiesta. ¿Quién no querría decirle a su pareja que consiguió un ascenso en el trabajo?
Sin embargo, también hay momentos en los que nos encontramos compartiendo pensamientos negativos. En este caso, la primera ventaja es que, al exponer nuestro sentimiento, evitamos huir de él y, por tanto, aumentamos las posibilidades de asumir las responsabilidades necesarias para afrontarlo. Al mismo tiempo, al exponernos permitiremos que la emoción negativa se calme. Al hablar de nuestro sentimiento negativo, podemos explorar nuestra situación desde otros puntos de vista, muchas veces menos pesimistas de lo que pensamos.
Cuando intentamos borrar una emoción como si fuera una frase escrita a lápiz en una simple hoja de papel, lo que en realidad desencadenamos es el aumento de la propia emoción. Nos decimos a nosotros mismos que no deberíamos sentirnos así y esta necesidad solo aumenta la presión. La consecuencia es un aumento de nuestro estado de ansiedad y malestar, lo que conducirá a un inevitable aumento de la emoción negativa.
Cuando compartimos la forma en que nos sentimos, aceptamos el sentimiento, lo dejamos solo en nuestro cuerpo. De esta forma, disminuimos su intensidad.
Por otra parte, hablar de nuestras emociones mejora las relaciones. De hecho, permitimos que el oyente se sienta como nuestro confidente, alguien a quien hemos decidido dar nuestra confianza, mostrándole aprecio y cariño, y haciéndole sentir parte activa de nuestra vida.
Dos cabezas siempre piensan mejor que una. Lo que queremos decir es que al contar tus problemas o hablar de cómo te sientes con otras personas, probablemente será más fácil encontrar una solución que le proporcione alivio. A veces nos sentimos tan deprimidos que no podemos ver lo que otros pueden ver sin esfuerzo.
¿Cuándo hablar de tus sentimientos con los demás?
Siempre que sientas un peso dentro de ti, un bloqueo que no te permite pensar con claridad y menos para actuar con eficacia, debes compartirlo. Puedes hacerlo con tu mejor amigo, un padre o un psicólogo. Quienquiera que sea la persona, la sugerencia es que no guardes el sentimiento solo para ti.
Hay situaciones en las que hablar de las propias emociones parece extremadamente difícil, pero debemos encontrar el coraje, dejar de lado la vergüenza por lo que estamos sintiendo y compartirlo.
Por ejemplo, cuando nuestra pareja hace algo que no nos gusta. En lugar de enfadarnos con todo lo que llevamos dentro, ¿no es mejor decirle cómo nos sentimos? Si no lo hacemos, acabaremos acumulando ira hasta que nuestra forma de expresar lo que sentimos ya no sea la adecuada.
En primer lugar, trate siempre de hacerse responsable de sus sentimientos.. Formule una oración que comience con “Siento que…”, seguido de sus razones, y finalice con la aceptación del punto de vista de la otra persona.
También podemos compartir lo que nos está pasando con personas que no tienen nada que ver con el problema, como un amigo. Él podrá darnos su punto de vista, ayudándonos a encontrar una solución. En este caso, sin embargo, no te rebajes a criticar a otras personas, porque hacerlo tendría el efecto contrario: aumentaría tu negatividad.
Siempre trate de expresar sus sentimientos si es posible. Eres humano y como tal es natural sentir. Todos los tenemos. No decírselo no te hará más fuerte, al contrario dejarás libres tus angustias ante un posible rechazo.
Dado que el ser humano tiende a ser empático, es poco probable que otros te rechacen porque estás enfermo. Sin embargo, si eso sucede, no es su problema y no significa absolutamente nada. Recuérdalo hablar de problemas y emociones no solo es bueno para tipero los que te rodean también se beneficiarán de tu confianza y fortalecerán el vínculo que tienen contigo.