Hay días que necesito un abrazo, pero no quiero ver a nadie.

Hay días que necesito un abrazo, pero no quiero ver a nadie.

Hay días que necesito un abrazo, pero no quiero ver a nadie.

Última actualización: 18 de febrero de 2022

Hay días así: inarmónicos, extraños y contradictorios. Son momentos en los que necesitamos el calor de un abrazo, esa piel cálida que nos da cariño y cercanía. Sin embargo, y casi al mismo tiempo, queremos refugiarnos en un rincón privado donde nadie nos vea, donde podamos pensar en silencio con la soledad como única compañera.



¿Qué nos pasa? ¿Nos pasa algo si en más de una ocasión nos encontramos en esta situación o estado de ánimo? La respuesta es no". No debemos ver problemas patológicos en momentos aislados que, en realidad, son completamente normales. El problema solo surgirá si este estado se vuelve crónico.

Por otra parte, hay que subrayar que estas contradicciones emocionales surgen en múltiples ocasiones y por las más variadas razones. A veces se deben a pequeñas fluctuaciones hormonales o incluso al simple cambio de estación, cuando el potencial de adhesión de la serotonina disminuye y experimentamos, en consecuencia, pequeñas alteraciones en el estado de ánimo.

sin embargo, elno de los orígenes más habituales se encuentra en el entorno que nos rodea y en la forma en que gestionamos y afrontamos muchas de las situaciones cotidianas. Porque el mundo y las relaciones humanas también son muy contradictorias, caóticas y hasta caprichosas. Hay mañanas en que todo brilla con el color de la esperanza, pero al caer la noche surge el desencanto y las certezas se derrumban una a una.

¿Cómo podemos lidiar mejor con estas disonancias y estos altibajos externos e internos? Hablaremos de ello a continuación.

Aprendiendo a vivir con la contradicción

A todos les gustaría vivir en un mundo de certezas, de sentimientos sólidos, de lógicas precisas y en las que no se entendía la ambigüedad. Sin embargo, debe quedar claro: el mundo, la sociedad e incluso nosotros mismos, con nuestro complejo mundo emocional, son disonantes y cambiantes. Casi sin darnos cuenta, tenemos que hacer grandes esfuerzos para encontrar la armonía en medio del caos, porque así crecemos, así aprendemos y luego, poco a poco, día tras día, autorregularnos, encontrar nuestro equilibrio personal.



Aprendemos a aceptar estas contradicciones, tanto las de los demás como las personales.. Habrá días en los que, efectivamente, todo saldrá a la perfección y habrá periodos en los que nos parecerá que todo va mal y en los que la esperanza no se vislumbra ni a la distancia. Nos sentiremos solos, heridos y hasta llenos de ira ante tanta frustración, pero al mismo tiempo necesitados de un abrazo, consuelo y cercanía.

Debemos hacer un esfuerzo por vivir con la complejidad y la incertidumbre. Normalmente aceptar que nada es del todo seguro, que la vida se compone de ciclos, que las relaciones cambian y que incluso nosotros mismos cambiamos en nuestras necesidades y prioridades, será una forma de romper la maldición del malestar. Los que se obsesionan y se aferran a la necesidad de la permanencia eterna sufren. Quien no acepta el cambio, la pérdida o incluso el desafío que llama a su puerta corre el riesgo de dejar de crecer como persona.

Esos días en que necesito un abrazo y también estar sola

Tenemos que admitir que no hay peor sentimiento que estar enojado con el mundo, pero al mismo tiempo que necesitas el amor más básico, puro y cercano. Tener esta sensación, por extraña que nos parezca, es completamente normal, una realidad que viviremos en numerosas ocasiones.

Igor Grossmann, profesor del departamento de psicología de la Universidad de Waterloo, Canadá, explica que estos momentos de contradicción emocional en realidad pueden ser muy productivos. Son para un aspecto esencial: pueden ayudarnos a ver una situación dada desde múltiples perspectivas. Sin embargo, si no manejas adecuadamente esta carga de emociones contrapuestas y dejas que se convierta en una constante en tu vida, corres el riesgo de caer en una depresión.



Necesitamos aprender a romper y analizar estas emociones para aprovecharlas al máximo. Te explicamos cómo.

Aprende a gestionar la contradicción emocional

El primer paso para desenrollar la bola de nuestro pequeño caos emocional es proceder con la aceptación. Aceptar no significa rendirse ante el sufrimiento en absoluto, sino reconocer lo que nos está pasando de una manera realista, sincera, valiente y sensible al mismo tiempo.


Mira bajo el microscopio de tu conciencia cada realidad que forma el rompecabezas de tu malestar. “Siento rabia porque me han defraudado”, “Tengo miedo porque no sé qué decisión tomar”, “Me gustaría que esa persona comprendiera lo que me está pasando”…

El segundo paso tiene que ver con la necesidad de dar respuestas productivas y eficaces. Para hacer esto, necesitamos invertir un poco de coraje, mucho ingenio y mucha voluntad en este proceso. “Si quiero que esa persona entienda lo que me pasa, tengo que decírselo”, “Si me ha defraudado, si me ha hecho daño, tengo que pasar página y conocer gente nueva, cambiar de escenario”.

El último paso de esta estrategia de autogestión emocional es, quizás, el más importante. Hablamos, sin duda, de la necesidad de controlar las creencias limitantes, los pensamientos intrusivos, las obsesiones negativas y la artillería psicológica con la que nos autosaboteamos.

Conocer, controlar y gestionar nuestro universo emocional es un arma de poder y bienestar. Significa encontrar la armonía interna en un mundo a veces contradictorio, alcanzar el equilibrio en esos periodos en los que todo nos abruma y nuestras puntuaciones emocionales se disparan.


Todos merecemos un abrazo de vez en cuando, un abrazo que nos repare. Sin embargo, por encima de todo, tenemos la obligación de cuidarnos. como seres preciosos, como tesoros de nuestros propios universos.

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