Última actualización: 01 octubre, 2017
Desvestir nuestro cuerpo a veces no es tan difícil, pero es solo desnudando nuestras almas en la intimidad que realmente nos mostramos como somos. Cuando hacemos esto, dejamos a la vista miedos, inseguridades y debilidades, y nos sentimos extremadamente vulnerables. Es increíble lo fácil que puede ser quitarse la ropa, mientras que es mucho más difícil tirar esa armadura que nos protege. Pero sólo así dos almas consiguen tocarse y realmente podemos conectarnos de la manera más genuina y sincera posible.
La intimidad se crea cuando dos almas logran tocarse, cuando vamos más allá del cuerpo y creamos un vínculo con lo más profundo de la persona que tenemos enfrente.. A partir de ese momento, nuestras caricias no reposarán sólo sobre su piel, sino sobre su personalidad. Solo cuando nos dejemos llevar por un abrazo y abandonemos nuestras defensas, podremos despedirnos de la rigidez y dejar sitio a todo lo que albergamos en nuestro interior.
Pero, ¿cuál es la llave que puede abrir la jaula de nuestro corazón? ¿Cuál es el secreto para poder, poco a poco, mostrarnos tal como somos? ¿En qué momento ceden nuestras defensas y tocamos la verdadera intimidad? Ese punto de inflexión se llama confianza.
La confianza en una relación es el puente hacia una conexión sincera y profunda
Probablemente será difícil al principio alcanzarlo, porque tendremos que luchar contra nuestros mecanismos de defensa, tendremos que deshacernos de ellos uno por uno. Sin embargo, cuando lo hagamos, sabremos que aunque tropecemos, la otra persona nos ayudará a levantarnos. Que no se irá cuando le mostremos quiénes somos en realidad. Porque la verdadera confianza viene de la aceptación.
Puede ser difícil, pero solo cuando hayamos logrado la confianza mutua podremos realmente comenzar nuestra historia. Esa historia en la que la intimidad es la llave que abre las cerraduras de seguridad, que nos empuja a mostrarnos tal y como somos. Sin forzar, sin otros observadores... Sólo dos almas en estado puro.
Libérate del miedo para crear intimidad
Es normal que surjan dudas, es normal rechazar inicialmente tal intimidad. Mostrarnos sin ningún filtro nos hace sentir vulnerables, y entonces existe el riesgo de que el otro no haga lo mismo. ¿Y si mostrándonos como somos ya no tenemos que querernos? ¿Y si le contamos todo sobre nosotros y no correspondimos a nuestros sentimientos? ¿Qué puede pasar cuando abrimos nuestro corazón a alguien?
Por supuesto, existe la posibilidad de que el otro no reaccione como esperamos. Pero si no lo intentamos, nunca sabremos si nos hubiera aceptado por completo. Para lograr un nivel profundo de confianza y poder crear esa intimidad que tanto deseamos, necesitamos quitarnos la máscara. En otras palabras, tenemos que tomar riesgos. Si no lo hacemos, nunca tendremos la oportunidad de crear relaciones sólidas y genuinas, y de lograr una verdadera intimidad con otra persona.
Estamos rodeados de relaciones superficiales, que se basan en críticas tácitas; de relaciones sexuales que se alimentan sólo del cuerpo; de los miedos sufridos en soledad; de personas que solo hacen compañía, pero no están realmente unidas... Ha llegado el momento de dejar de construir nuestras relaciones sobre un montón de miedos, si eso no es lo que queremos. Debemos ser libres, valientes y fuertes. Debemos buscar lo que nos merecemos.
La intimidad es un sentimiento lleno de confianza y comprensión. No tenemos que tenerle miedo. El miedo nos frena y protege, pero también nos impide seguir creciendo y profundizando nuestras relaciones. Tener una mala experiencia en el pasado no significa que volverá a suceder. Debemos tener el coraje de volver a intentarlo, de no cerrarnos en el rechazo. Tenemos que esforzarnos para querer algo más, para querer algo mejor.
Dos almas logran tocarse: el coraje de mostrarnos como somos
Ser valiente significa mostrar tu esencia: elegir la autenticidad para permitir que otros nos vean. Solo así nos conocerán verdaderamente, y solo así podremos estar seguros de que quienes viven a nuestro lado nos aman tal como somos.
La única forma de sentirnos lo suficientemente seguros como para no renunciar a quienes somos es amarnos a nosotros mismos. Solo así aceptaremos nuestros miedos, empezaremos a valorarnos y evitaremos que nuestras inseguridades nos encadenen. Solo así podremos mostrarle al mundo quiénes somos realmente.
Soltamos la unión de los cuerpos y permitimos que las almas se unan entre sí. Deshagámonos de los miedos y liberémonos, para descubrirnos y descubrir a los demás. ¡Abajo el maquillaje, abajo la armadura, abajo las inseguridades! Dejemos que nos conozcan como realmente somos, solo así las almas podrán tocarse.