Última actualización: 25 de abril de 2016
Había una vez un niño que estaba constantemente de mal humor, que solo sentía odio y siempre peleaba con sus compañeros de escuela. Un día su padre le sugirió clavar un clavo en la puerta de su habitación cada vez que discutiera con un amigo. El niño colgó muchos clavos en la puerta, pero como le costaba mucho hacerlo, dejó de discutir con sus compañeros.
Su padre le aconsejó que se sacara un clavo por cada día que no estuviera enojado, y así lo hizo. Fue entonces cuando su padre le mostró las marcas que cada clavo había dejado en la puerta, diciéndole: nunca olvides que la ira y el odio dejan marcas profundas en nuestros corazones.
"La ira es un ácido que puede hacer más daño al recipiente en el que está contenida que a cualquier objeto sobre el que se vierte".
-Mark Twain-
La ira y el odio como problema
La ira y el odio que siente el hombre pueden ser la reacción irritada o colérica ante la indignación de ver vulnerados sus derechos. Todos nos hemos sentido indignados en nuestra vida por algún hecho injusto a nuestro alrededor (un político que actuó fraudulentamente, una mujer que fue maltratada), pero la indignación por las injusticias es digna de respeto.
Sin embargo, el problema surge cuando la ira y el odio se utilizan como un paliativo para nuestros miedos, por algo que hemos hecho mal. En estos casos, cuando la indignación pierde la prerrogativa de reacción ante hechos injustos, se convierte en una simple manifestación del ego, en la demostración de la incapacidad para controlar y gestionar correctamente nuestras emociones.
La ira y sus causas
Según Raymond Novaco, experto en ira en psicología, La ira es una emoción con importantes funciones comunicativas, ya que nos permite expresar nuestras emociones negativas. Sin embargo, a menudo se confunde con agresión, es decir, comportamiento. El límite entre uno y otro suele ser complejo.
Novaco sostiene que existen cuatro tipos básicos de provocación que son motivo de nuestra indignación:
- La frustración o la incapacidad para satisfacer una necesidad o deseo puede generar en nosotros sentimientos de ira, como enfrentarse a una mala nota en un examen o cuando una persona no se presenta a una cita.
- Los eventos irritantes, como los ruidos en el piso de arriba que nos impiden dormir o la pérdida o pérdida de una llave, también pueden generar sentimientos de ira.
- Provocaciones verbales o no verbales tomadas personalmente, comentario sarcástico de un amigo, un coche que nos adelanta a gran velocidad y hace sonar el claxon, son fenómenos que nos pueden enfadar.
- Causas adicionales de ira pueden ser la falta de castigo o una injusticia, como una crítica inapropiada hacia nosotros, así como un evento injusto, como la muerte violenta de alguien.
Síntomas y consecuencias de la ira y el odio.
Detrás del odio y la ira se puede esconder la baja autoestima, la inseguridad, la inmadurez emocional, el egocentrismo, la impaciencia, la poca tolerancia o la frustración. Según el psicólogo Bernabé Tierno, Detrás de un enojo descontrolado y desmedido, siempre hay un niño - un ser inmaduro e irreflexivo - frustrado y temeroso quien, para deshacerse de su miedo, levantarse y luchar contra lo que está en su contra, explota la indignación, la furia y la violencia destructiva.
No cambia si es un adolescente de 16 años o un adulto de 50 o 70 años, sus miedos lo llevarán a comportarse como un niño de 3 años, caprichoso y miedoso, que se enoja porque alguien tiene le robó un juguete. La ira es la coraza con la que el hombre se protege ante la incapacidad de realizar sus sueños.
"La ira es un veneno que uno toma para que la otra persona muera".
-William Shakespeare-
La ira y el odio pueden llevar al individuo que los prueba a sufrir consecuencias como la tendencia a tener relaciones superficiales o basadas en el dominio del otro., obediencia, culpa y remordimiento, soledad, falta de empatía hacia los demás, la creencia de ser los únicos portadores de la verdad.
Cómo reaccionar frente a una persona enojada
Cuando la ira y el odio de otra persona se dirigen a ti, lo mejor que puedes hacer es distanciarte de ella.. Cuando eso no sea posible, se deben tomar algunas medidas para evitar que los sentimientos de esa persona se vuelvan contra ti:
- No permitas que te ataque cuando quiera.
- No pierdas el tiempo contradiciéndolo.
- Recuerda que tú eres el fuerte, el débil es el que grita.
- Si la situación se te va de las manos, evítala. Vuelve para un momento de reflexión común cuando el otro se haya calmado.
“Cualquiera puede enfadarse: esto es fácil; pero enojarse con la persona correcta y en el grado correcto, en el momento correcto, con el propósito correcto, de la manera correcta: eso no está en el poder de nadie y no es fácil”.
-Aristóteles-