Última actualización: 21 de mayo de 2015
La función de la ansiedad está relacionada con la supervivencia, al igual que la tristeza, la ira, el miedo o la alegría. El organismo, para preservar la integridad física ante determinadas amenazas, reacciona de manera diferente. Ya sea luchando o huyendo, el 20% de la población mundial sufre problemas relacionados con la ansiedad hoy en día, y la mayoría de estas personas no lo saben.
Ante una situación que pone al organismo en alerta, el sistema adrenérgico se activa. Esto es normal, por ejemplo, cuando tenemos hambre, ya que se envían unas señales al sistema nervioso central y nuestro estómago ruge. El sistema dopaminérgico es el segundo que interviene en este proceso; se activa cuando crees que puedes perder algo valioso. En esos momentos, el cuerpo se vuelve alerta ante la posibilidad de una amenaza inminente, que no siempre es real.
La ansiedad se puede considerar adaptativa cuando aparece en dosis normales, ya que nos ayuda en nuestra vida diaria. Siempre que los síntomas sean leves, el organismo se libera de sustancias nocivas y de esta forma es posible solucionar los problemas cotidianos y evitar peligros.
Sin embargo, el problema surge cuando aparece la llamada “ansiedad patológica”. Es una patología muy común en la sociedad moderna. Se desarrolla con cuadros sintomáticos que tienen consecuencias negativas, como fobia, pánico, trastornos obsesivo-compulsivos, estrés, agorafobia, ansiedad social o trauma. La ansiedad en general es un sentimiento de angustia, miedo y ganas de huir todo el tiempo.
Los síntomas de ansiedad son numerosos, pero los más frecuentes son la hiperactividad vegetativa (taquicardia, sensación de ahogo, sudoración excesiva, temblor, náuseas, insomnio, debilidad muscular, rigidez, inquietud, problemas de comunicación, pensamientos obsesivos y negativos, etc.).
Si no se trata adecuadamente, puede convertirse en ataques de pánico, durante los cuales la persona tiene miedo de morir, desmayarse o tener un accidente.
Técnicas para calmar la ansiedad
Una vez que te han diagnosticado ansiedad, lo primero que debes hacer es aprender y practicar algunas técnicas efectivas y bastante conocidas para calmar este problema. Una de ellas es EFT, que se basa en la acupuntura y permite al paciente liberar la tensión emocional con pequeños toques repetidos cada 6 segundos en distintas zonas del cuerpo.
La eficacia de esta técnica está científicamente probada: ayuda a combatir problemas como los trastornos de estrés postraumático, insomnio, miedo, fobias, alergias, ataques de pánico, ansiedad, recuerdos traumáticos, falta de concentración, obsesiones, depresión, tristeza, dolor, dislexia, recuerdos negativos, pesadillas, baja autoestima, obesidad, autoestima, etc.
También puede ser adecuado para personas que están tratando de dejar de fumar o que tienen ansiedad por la comida continuamente. Después de este proceso, la ansiedad por la comida o el cigarrillo casi desaparecerá, como por arte de magia.
El proceso de EFT consta de 14 puntos relacionados con los canales de energía (los principales meridianos del cuerpo) que se utilizan en la acupuntura. Si bien es bueno conocerlos todos, es suficiente con estimular los de la cara y el escote, a excepción del punto ubicado debajo del tórax, que puede ser molesto para las mujeres de estimular.
Los puntos que se trabajan para tratar o aliviar los problemas de ansiedad son el inicio de las pestañas, el costado del ojo (en el hueso), debajo del ojo, nariz y boca, el inicio de la clavícula y debajo del pecho.