Las preocupaciones pueden limitar la laboriosidad

Las preocupaciones pueden limitar la laboriosidad

Las preocupaciones pueden limitar la laboriosidad

Última actualización: 21 agosto 2018

Preocupaciones son naturales y comunes a todos los seres humanos. Muchas veces, sin embargo, nos detenemos tanto en lo que nos preocupa que ya no podemos más. Tal vez nos olvidamos de que estar ocupado y ser trabajador es justo lo que necesitamos para desbloquear.

Las preocupaciones son la respuesta a un intento del cerebro por encontrar soluciones a determinadas situaciones que nos provocan ansiedad. Estas situaciones o problemas pueden estar en curso o pueden haber ocurrido en un pasado cercano. También pueden ser cualquier circunstancia futura en la que pensamos que nos podemos encontrar. Es una actividad cognitiva que nos prepara para lo que creemos que está por suceder. Las inquietudes surgen entonces como un mecanismo para generar acciones y así abordar diversas dificultades.



Sin embargo, muchas veces nos preocupamos tanto sin llegar a una solución. Pensamos y repensamos ideas que nos preocupan y de esta manera generamos un círculo vicioso en el que conectamos muchos problemas entre sí, olvidando incluso cuál era el objetivo: encontrar una solución.

¿Por qué las preocupaciones consumen más tiempo que las soluciones?

Las preocupaciones son el primer paso para solucionar un problema. A veces, de hecho, la sensación de tomar las riendas de una situación nos tranquiliza. Esto es quizás porque nos sentimos más cerca de encontrar una solución.

Esta tranquilidad a corto plazo nos lleva a relajarnos en las preocupaciones hasta convertirnos en una conducta evitativa. Evitamos ser laboriosos porque nos sentimos más cómodos con las preocupaciones. Aunque no nos gusta estar preocupados.

Así pasa el tiempo. Por un lado, creemos que estamos frente a un problema, pero por otro lado nos sentimos atrapados en él. Como si hubiéramos pasado de buscar una solución a pensar y repensar una situación que genera ansiedad. Es entonces cuando las preocupaciones pierden su función y se convierten en un gran obstáculo. Roban una cantidad infinita de tiempo y energía y ni siquiera nos damos cuenta.



Cómo manejar las preocupaciones

Aquí hay algunas ideas para desviar la atención de las preocupaciones que bloquean y dejar espacio para la laboriosidad.

Da un paso atrás: sé objetivo

Analiza lo que te preocupa objetivamente. Luego escribe lo que crees que sucederá. Muchas veces, por influencia de nuestras emociones, no somos realistas en nuestras predicciones. ¿Cambiaría nuestro punto de vista si fuera un amigo o familiar que tuviera el mismo problema? Evalúe los méritos y la probabilidad de que lo que está imaginando realmente suceda.

Da un paso atrás: imagina lo peor

¿Y si realmente sucede lo que tanto te preocupa? Imagina lo peor. Si realmente sucede, será más capaz de hacer frente a ciertas situaciones. Somos infinitamente más fuertes siendo industriosos que sumergidos en preocupaciones.

Aceptar que algunas cosas son inevitables

Si sucede lo que te preocupa, independientemente de tus acciones, piensa en lo que puedes hacer para sobrellevar mejor la situación. Hay cosas que no podemos controlar. Sin embargo, podemos decidir protegernos y vivirlos para amortiguar el impacto. Ten presente que pensar y repensar detalles y aspectos de un problema para el que no hay solución es garantía de sufrimiento.

Protégete a ti mismo

Protégete, haz fuertes los aspectos que creas necesarios para afrontar mejor la situación. A veces, la mejor protección puede ser la distracción. Otras veces, sin embargo, la solución depende de ti. En estas circunstancias es necesario ponerse a trabajar. Da ese paso, rompe esa relación o saca todo lo que has estado guardando durante tanto tiempo.


Márcate un límite de tiempo para dedicarte a las preocupaciones

Hay momentos en los que necesitas pensar en una determinada situación, mientras que en otros tendrás que dedicarte a otras actividades. Y aquí, mientras estás ocupado, ese problema al que no le has dedicado tiempo parece ser tu sombra. Si no te abandona, ¡deténgase! De esta manera las preocupaciones no sirven de nada. Solo pueden distraerte y ponerte ansioso. Busque un momento para dedicarlo a este problema aparentemente irresoluble. De esa manera no te perseguirá todo el día como un eco en tu cabeza.



Lo mejor es enemigo de lo bueno

Voltaire lo dijo. A veces perdemos mucho tiempo y energía buscando el mejor camino, el perfecto. Cuando sea posible, mejor. Date un tiempo para buscar alternativas, soluciones. Sin embargo, cuando ha transcurrido este período de tiempo, hay que tomar decisiones. A pesar de todos nuestros mejores esfuerzos, las soluciones que pensaremos estarán lejos de ser perfectas. Entonces será el momento de elegir la opción "menos peor".

Sé valiente

Detrás de cada solución no tiene por qué haber un problema o una preocupación. Crecemos y, con el paso del tiempo, abrazamos la idea de que las preocupaciones son el eco necesario para afrontar un problema. Sin embargo, uno puede ser trabajador sin preocuparse. Se trata de afrontar las situaciones con aceptación y la certeza de que somos capaces de hacer todo lo que está a nuestro alcance.

Más allá de las preocupaciones

Detrás del muro de las preocupaciones está el paisaje. A veces truena o estallan terremotos y lo arruinan momentáneamente. Otras veces, en cambio, sale el sol, llueve y el cielo se colorea. Todo puede suceder en un día.


Con esto queremos decir que cuando no cruzamos la pared por miedo a lo que hay detrás, la vista no cambia. Perdemos el tiempo y las nubes no paran, traspasan cualquier muro. Por eso, si no queremos mojarnos, tenemos que llevar un paraguas. Y si no tenemos paraguas, disfrutemos de la lluvia.

“No mires el reloj. Haz lo que él hace. Sigue adelante. "

-Sam Levenson-

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