En Japón se cuenta la leyenda del pescador y la tortuga, una historia que nos enseña a valorar los momentos de felicidad.
Última actualización: 21 de febrero de 2019
Las leyendas son historias que se transmiten a lo largo del tiempo con el fin de entretener, pero también de enseñar valores y lecciones de vida. Despiertan emociones y te hacen reflexionar sobre la vida cotidiana. La leyenda japonesa del pescador y la tortuga es un ejemplo.
A pesar de ser una historia corta, el mensaje de esta leyenda japonesa llega alto y claro. Nos invita a cuestionar el ritmo de nuestra vida, las cosas a las que dedicamos nuestro tiempo y, sobre todo, la importancia de nuestras decisiones y acciones. ¡Esperamos que os guste!
El pescador y la tortuga, leyenda japonesa para reflexionar
Hace mucho tiempo un humilde pescador, cuyo nombre era Urashima, vivía en un pequeño pueblo costero. Un día, al regresar de un largo día de pesca, notó que un grupo de niños en la playa abusaba de una tortuga. Sin dudarlo, fue a regañarlos y para asegurarse de que la liberaran, les pagó con monedas.
Tan pronto como el animal fue liberado, Urashima lo ayudó a regresar al mar. Al día siguiente, mientras pescaba en mar abierto, escuchó una voz que lo llamaba por su nombre. Mientras trataba de averiguar de dónde venía esta voz, se dio cuenta de que era la de la tortuga que había liberado el día anterior.
Ella le dijo que era la sirvienta de la reina de los mares., que vivía en el Palacio del Dragón y que había sido invitado a ir allí para recibir el justo reconocimiento por su acción. Luego, el pescador se subió al lomo de la tortuga y partió hacia el fondo del mar, hasta llegar a la morada de la reina.
Una vez que llegue a su destino, el pescador quedó asombrado por la suntuosidad del palacio y la extraordinaria belleza de la reina, quien lo acogió y lo llenó de atenciones. Pero después de tres días de estancia, el pescador comunicó a la reina su deseo de volver a casa, pues había soñado que sus padres, ya ancianos, lo necesitaban.
La leyenda japonesa continúa...
La reina no puso objeciones al regreso del pescador, pero antes de dejarlo ir, ella le dio una caja cubierto con perlas engarzadas. Además, le hizo una importante advertencia: no tendría que abrir la caja por nada para ser feliz.
Una vez que emergió de la superficie, Urashima se dirigió a casa. A medida que se acercaba a casa, la sorpresa aumentó, ya que no reconocía su pueblo. De hecho, una vez que llegó al lugar que debería haber sido su hogar, encontró otros edificios y cuando preguntó a los lugareños por sus padres, nadie sabía de quién estaba hablando.
Cuando dijo su nombre, una persona particularmente anciana informó que había escuchado cuando era niño una historia sobre un pescador que lleva su nombre y que había desaparecido en el mar. Pero la peculiaridad es que todo esto había sucedido hace unos cien años, aunque solo habían pasado tres días para Urashima.
Solo, triste y desesperado, volvió hacia el mar. Fue entonces cuando Recordó la caja que le había dado la reina: si la hubiera abierto, tal vez podría haber regresado al Palacio del Dragón. Cuando la abrió, salió humo blanco del interior.
De repente Urashima comenzó a envejecer con cada paso que daba. Su rostro se llenó de arrugas y su cuerpo se volvió más y más pesado mientras su cabello se volvía completamente blanco. Fue en ese momento que se dio cuenta de lo que contenía la caja: los años que habían pasado mientras estuvo en el palacio y que volvió a su cuerpo. Al día siguiente, el cuerpo de Urashima fue encontrado en la playa.
Moraleja de la leyenda japonesa del pescador y la tortuga
La leyenda japonesa del pescador y la tortuga nos invita a reflexionar sobre la calidad de nuestro tiempo y de nuestras acciones. Así como sobre la importancia de ser conscientes de las consecuencias de nuestras elecciones.
A menudo, cuando estamos bien o felices, sentimos que el tiempo pasa mucho más rápido. el punto es nno perder la orientación y tener siempre presente lo que importa: las personas que nos rodean y lo que queremos hacer con nuestra vida. Porque no debemos confundir el placer y el deseo con el bienestar, ni el goce momentáneo que satisface nuestras necesidades con la satisfacción que proviene del compromiso y el sacrificio.
Tampoco podemos pasar por alto las consecuencias de nuestras decisiones y acciones. Toda acción tiene consecuencias, ya sean positivas o negativas. La leyenda del pescador y la tortuga ejemplifica muy bien este concepto cuando Urashima abre la caja a pesar de estar desanimado de hacerlo.
La mejor vida no es la más larga, sino la más rica en buenas obras.
-Marie Curie-
Esta leyenda japonesa nos deja importantes lecciones de vida que nos invitan a la reflexión y que pueden ser útiles en nuestro día a día.