Lo que aprendí de vivir con mi oscuro carcelero: depresión

Lo que aprendí de vivir con mi oscuro carcelero: depresión

Lo que aprendí de vivir con mi oscuro carcelero: depresión

Escrito y verificado por el psicólogo. ObtenerCrecimientoPersonal.

Última actualización: 15 2021 noviembre

La depresión me había encogido hasta el punto de que estaba en los oscuros espacios ocultos de un caparazón. Desde allí escuchaba el ruido del mundo en la pesada lejanía de mi soledad. También escuché el murmullo de los que me juzgaban débil, de los que me decían que tenía que recuperarme, porque la vida es corta. Sin embargo, mi depresión duró cinco años, tiempo suficiente para llegar a conocerla por completo.



A menudo se atribuye el epíteto de héroes a las personas que superan una enfermedad mental o una enfermedad especialmente grave, se destacan características como el valor y el coraje mostrados para afrontar su difícil momento. Cualquiera que se haya enfrentado a un momento como este sabe bien que hay momentos vitales en los que no queda otra opción, no hay otra salida que ser fuerte y evitar al peor enemigo de todos: la rendición.

“El dolor no está destinado a hacernos sufrir. El dolor sirve para hacernos conscientes. Y cuando te das cuenta, la mala suerte desaparece"

-Osho-

Por otro lado, los estudios e informes de la OMS señalan continuamente que la tasa de trastornos depresivos sigue aumentando año tras año. Curiosamente, sin embargo, estos datos no dan información sobre las personas que salen de este pozo profundo donde reina la ley que marca la tristeza.

Esto se debe principalmente a un hecho que se destacó durante el congreso de la OMS de este año. 7 de cada 10 personas no están recibiendo el tratamiento adecuado, con lo que la sombra de la depresión tal como viene se va, y cuando se presenta solemos recurrir a las drogas. Por lo tanto, sería necesario un enfoque más holístico y multifactorial.



La depresión que no se trata adecuadamente se convierte poco a poco en una sofocante compañera de piso que pone caos en nuestras mentes, que cierra las ventanas y baja las cortinas de nuestra esperanza, para lograr lo que tanto le gusta: hacernos prisioneros de nosotros mismos. No es fácil poner orden en tal caos. No es fácil sacarlo, limpiarlo, hacerlo más pequeño...

Sin embargo, incluso la depresión más severa se puede superar con el tratamiento adecuado. Y cuando lo hacemos, nos deja lecciones importantes que vale la pena tener en cuenta.

1. Eliminar el estigma de la depresión

La depresión sigue siendo un estigma. No importa si estamos en la era de la información, si tenemos acceso a una multiplicidad de información... Nada de esto importa, porque no hablamos de depresión, es un tema de conversación incómodo y complicado, a veces incluso puede ser un verdadero tabú. Es, por ejemplo, en muchas ocasiones cuando una madre que ha dado a luz recientemente se siente incapaz de gestionar su vida y cuidar de su hijo recién nacido.

¿Cómo pueden entender las personas de su entorno que sufre depresión posparto si la reacción "natural" es sentirse más feliz que nunca? Además, si hiciéramos una encuesta para sondear las opiniones de las personas sobre la depresión en general, probablemente surgirían términos como "debilidad", "mujer" o "rendición".

Estas ideas totalmente distorsionadas llevan muy a menudo las personas están confinadas a la prisión de su propio silencio, por temor al juicio de los demás ya las miradas que observan sin comprender. Es así como surge el aislamiento, por la incomprensión que sienten las personas deprimidas fuera de la burbuja que han creado para protegerse.


Debemos saber que la depresión no discrimina, puede afectar a todos sin importar sexo, clase social o estilo de vida. Y muchas veces, esto debe quedar claro, son las personas más fuertes las que generalmente caen en este profundo abismo.


2. La depresión nunca viene sola

La depresión suele venir acompañada de amargos y devotos aliados, como la ansiedad o los trastornos de pánico o el estrés.… Muchas personas comparan esta situación con estar dentro de un avión a punto de estrellarse.

El corazón se acelera, el miedo constante nos hace incapaces de mantener el control de nuestra vida, nos transforma en personas que no duermen o se quedan dormidas, que comen casi nada o, por el contrario, tienen un hambre hedonista.

Cada individuo presenta una sintomatología precisa que paulatinamente dará forma a un oscuro caleidoscopio de infinitos matices y amargos sufrimientos. Y así te encontrarás, casi de la noche a la mañana, tomando antidepresivos para tratar la ansiedad, bloqueadores beta para disminuir el ritmo cardíaco acelerado, medicamentos para reducir las náuseas y pastillas para dormir por la noche.

3. Ahora soy mucho más compasivo conmigo mismo.

La depresión no se cura en un mes, ni en dos. A veces lleva años. Cada uno vive el proceso a su manera, cada uno emerge de los solitarios meandros de su caparazón con su ritmo y su música.. Es como encontrar el camino de vuelta a casa después de perderte en un desierto, a tientas, sin una dirección precisa, sin brújula, sin fuerzas… y sin la esperanza de poder salir alguna vez.


  • De la depresión se aprende y se desaprende. Porque a veces es necesario dejar muchas cosas atrás, cambiar hábitos, reevaluar algunos objetivos vitales y sobre todo deshacernos de la clásica idea de que podemos con todo.
  • Superar esta enfermedad nos ayuda a desarrollar una voz interior mucho más compasiva, que ha aprendido a decir “para, tómate un tiempo para ti”, “para estos pensamientos, no hace falta que seas tan exigente contigo mismo”…

"No quiero estar libre de peligros, solo quiero tener el coraje para enfrentarlos"


-Marcel Proust-

Para concluir, esta misma compasión nos permite estar más en contacto con lo que nace dentro de nosotros, comprender nuestras necesidades, nuestras limitaciones, y por qué no, tener siempre a mano esta caja de herramientas con las que alejar al “perro negro”. de la depresión, como la llamó el mismo Winston Churchill.

Todo el mundo pondrá en este precioso botiquín de primeros auxilios lo que funcione para él o ella.: escribir, hacer deporte, pasear, leer, charlar con los amigos… Son estrategias a cultivar cada día, hábitos emocionalmente positivos y curativos que nos mantienen a flote, que nos salvan y que nos acercan a esta versión de nosotros mismos. lo más: gente que vuelve a sonreír.

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