Última actualización: 21 de diciembre de 2016
No hay duda: los abuelos son personas maravillosas, imprescindibles e insustituibles para los más pequeños de la casa. Una familia que ellos mismos han construido, con mucho esfuerzo y sacrificio. Son el dedo índice que marca el horizonte, para que sus descendientes no se pierdan ni el más mínimo detalle de la vida.
Para muchas personas, convertirse en abuelos es una etapa muy importante en el ciclo de vida, y los nietos son seres fundamentales para la mayoría de ellos. Esta nueva relación, de hecho, mejora su bienestar físico, psicológico y social. En cierto sentido, el encuentro con esta nueva vida representa también para ellos un renacimiento.
Los abuelos ofrecen a sus nietos una infinidad de cosas que tienen el poder de perdurar en el tiempo: amor, valores, vivencias, secretos, amistad, compañerismo y todo tipo de cuidados y entretenimiento. Es como si esos nietos les estuvieran dando una pequeña dosis de inmortalidad, porque lo que logran transmitir a los más pequeños quedará en el mundo gracias a ellos.
abuelos modernos
Vivimos en un mundo donde la figura de los abuelos ha adquirido cada vez un mayor peso e importancia en la educación y cuidado de los nuevos miembros de la familia. El aumento de la esperanza de vida y la evolución de la sociedad han hecho que la concepción moderna de los abuelos sea muy diferente a la tradicional.
La sociedad ha cambiado, ya no hay un solo tipo de familia, sino muchas. A menudo nos encontramos ante abuelos jóvenes, llenos de energía, que practican deportes, juegan en el parque y les encanta ir de compras u organizar viajes. Estos nuevos abuelos están llenos de vitalidad y tienen mucho que transmitir a los recién llegados al mundo.
Son auténticos abuelos 3.0 también porque, por supuesto, las tecnologías modernas forman parte de la larga lista de cosas que fascinan a sus nietos. Los niños admiran a esos abuelos con celular de última generación y televisores gigantescos frente a los cuales se duermen después del almuerzo, siempre acurrucados en los brazos de sus abuelos. Nos enfrentamos a héroes que ahora se han adaptado a este mundo moderno y a sus nietos nacidos en la "generación digital".
Una relación mutuamente beneficiosa
Lo cierto es que tanto los abuelos como los nietos se benefician enormemente del tiempo que pasan juntos. El niño queda fascinado con la figura de los abuelos, pero los abuelos no lo son menos cuando pueden disfrutar de la compañía de esas personitas que destilan energía y ganas de descubrir el mundo por todos los poros.
Los miembros mayores de la familia son clave en el cuidado de los más pequeños. Consiguen crear con ellos un vínculo afectivo muy estable, sin tener que asumir la responsabilidad educativa que recae sobre los padres. No deben establecer reglas, como mucho comprobar, en algunos casos, que se respeten las dictadas por sus padres. Por eso, pueden disfrutar del momento presente sin tener que preguntarse siempre si sus acciones son coherentes con el proceso de crianza del niño.
Para los nietos, en cambio, los abuelos son compañeros de batallas y descubrimientos cotidianos. Pero sobre todo, son las personas con los poderes mágicos más asombrosos. Por ejemplo, preparan deliciosas comidas, las llevan a nuevos lugares, conocen los gritos de todos los animales (incluso los que no existen), saben curar raspaduras y peladuras, y además, siempre tienen chocolate para emergencias. Sin embargo, lo que los hace realmente especiales es que tienen tiempo de calidad para compartir.
Es un misterio cómo saben resolver todos los problemas, cortar las uñas sin lastimarlas y cómo a veces incluso saben cocinar sin dejar salir una voluta de humo de la sartén. Por supuesto también son capaces de asustar a cualquier monstruo y velar por el sueño de los más pequeños de la casa, ahuyentando cualquier pesadilla... ¡Realmente increíble!
El amor verdadero e incondicional de los abuelos
Queridas abuelas y abuelos, sois maravillosos. Queremos contarte que te vemos paseando con tus nietos, cuidándolos, preparando la comida para toda la familia y también encontrando tiempo para sacarle una foto al pequeño de la casa. Se lo envías a mamá o papá para que estén seguros cuando terminen el día de trabajo. Esto ahora es ser 3.0.
Si lo piensas bien, quizás no haya amor más puro e incondicional que el de estos héroes, porque son inmensamente felices. Lo son porque tienen la certeza de que lo que ellos sintieron cuando se convirtieron en padres, ahora lo sienten sus hijos por esos pequeños aventureros.
A ustedes, que no saben (o quizás sí), les decimos: continúen en su extraordinaria tarea de abuelos, porque la huella que dejarán en sus nietos será imborrable. Cada día que llenes de recuerdos esenciales permanecerá en su memoria y más tarde se convertirá en un pequeño refugio en el que resguardarse del calor cuando afuera hace frío. Porque nada se compara con el cálido abrazo de un abuelo.