Los desastres personales son la mejor guía para las emociones.

Los desastres personales son la mejor guía para las emociones.

Los desastres personales son la mejor guía para las emociones.

Última actualización: 07 de febrero de 2017

A veces me siento a punto de caer, de caer, pero pienso: soy más fuerte que todo esto, ya he superado cosas peores en el pasado, mi amigo tiene una situación personal peor y siempre es optimista... Sin embargo, la realidad es un 'otro, somos ideas dirigidas por emociones.

Por eso, a veces acepto estar enfermo sin darle una explicación racional a este sentimiento. Y lloro, lloro mucho, tal vez las heridas se curan con lágrimas; o con helado; o con abrazos. Y, de hecho, a veces lo hacen.



En otros casos, sin embargo, nada puede calmar este malestar que siento por dentro y les repito a quienes me aman que no es su culpa y que no pueden hacer nada, solo estar cerca de mí... a veces vale más que cualquier otra acción. Me siento frustrado y esto me enoja. Porque nosotros los psicólogos somos una especie de tipógrafos que hacemos mapas en los que otros pueden encontrar el camino a la felicidad, lo que no implica necesariamente que poseamos el de nuestra felicidad personal. Como se dice popularmente, “el zapatero siempre corre con los zapatos rotos”.

Le ha sucedido esto a usted?

¿Qué son las metaemociones?

La metaemoción es una emoción que surge como agradecimiento por otra emoción, como cuando te sientes culpable por estar enojado con un amigo..

¿De verdad tienes motivos para sentirte así? Si la respuesta es "no", enhorabuena, no hace falta que sigas leyendo si no quieres. Sin embargo, como es normal, la mayoría de nosotros pensamos que sí, de lo contrario no sería tan malo. Si ese es tu caso y quieres saber qué hacer al respecto, veamos a continuación cómo identificar y gestionar emociones de este tipo.



Es normal que una emoción despierte otra. El verdadero problema es no saber identificar y canalizar estas metaemociones si empiezan a interferir en nuestra vida y en nuestra forma habitual de actuar. Este es el caso de muchos padres que se sienten culpables porque son felices.

¿De qué estamos hablando? Las familias afectadas por la crisis han sido llamadas a sobrevivir más que a vivir y, por tanto, es absolutamente necesario hacerse un tiempo para ellas mismas, sobre todo si hay niños de por medio. ¿Qué provoca este malestar? Que cuando los principales seguidores de esta familia disfrutan de un espacio personal en el que desconectar (ir a ver el partido con los amigos, tomar un café con los compañeros...) o una necesidad (comprar un abrigo, ir a la peluquería), omitirlo porque “hay otras prioridades”. Sin embargo, si se lo permiten, se sienten culpables por haberlo disfrutado. La misma situación ocurre cuando un miembro de la familia está enfermo.

La catástrofe personal

Es bueno saber que esta experiencia no fue buena. Podemos llamarlo "catástrofe personal". Son todos esos eventos vitales inevitables, altamente negativos y dolorosos que te cambian. Te cambian, increíblemente, para mejor. Es cierto que a veces la vida parece ponernos a prueba y nos preguntamos el típico “¿qué he hecho yo para merecer esto?”.

Lo peor es que, muchas veces, no hay respuesta. No se ha hecho nada para merecerlo y, a pesar de ello, un familiar cae enfermo, es despedido o sufre un grave accidente de coche. Y ya no somos los mismos y ni siquiera sabemos cómo seguir adelante con este “nuevo yo” y los que nos rodean nos notan diferentes. El dolor sigue ahí, pero ahora como parte de nosotros. Lo hemos aceptado y sabemos que no va a desaparecer, pero al mismo tiempo le vemos el lado positivo y estamos bien por ello.



Son desastres naturales porque no los hemos podido prevenir, han arrasado con todo lo que conocíamos y, ahora que ya son historia, todavía queda una huella muy clara del daño que han causado. Todos tenemos nuestras propias catástrofes personales y nadie es inmune, pero decidimos qué hacer el día que surgen.

En 2011, de los 365 días de ese año, solo provocaron una grieta en la vida de muchas personas. El tsunami de Japón dejó 15893 muertos, 172 heridos y 8405 desaparecidos. Hubo reacciones duras muy diferentes entre las personas que tuvieron esta experiencia. Por un lado, los que temen y temerán al mar por el resto de su vida; por otro lado, quienes vivieron este episodio como parte de su propia experiencia de vida.

Concluir ciclos para avanzar

Detente, respira y piensa… la vida está llena de ciclos que debemos completar y cerrar. Nadie tiene una vida perfecta, todo pasa. Hay más: necesitamos tiempos difíciles para entender realmente lo importante que es estar en el punto más alto de la cresta de la ola.

¿Cómo se pueden completar estos ciclos? La respuesta a esta pregunta nos lleva a un libro que leí hace un tiempo que no tenía nada que ver con el típico manual de autoayuda. El libro daba consejos sobre cómo despedirse de una persona consciente de padecer una enfermedad terminal. Es posible resumir el permiso en cuestión en cuatro frases: lo siento, te perdono, te amo y gracias.


Libera tus emociones

Ahora te preguntas qué hacer con esta información si no te encuentras en una situación como la que acabamos de describir. Puedes decir estas cuatro frases a la persona o situación que no te deja continuar. Esto significa reconocer nuestros errores y los de los demás, pero al mismo tiempo reconocer el bien que ambos hemos hecho, reconocer cuánto aprecias a esa persona o sonreír en esta etapa de tu vida y agradecerle por permitirte vivir esa experiencia.


El perdón no exime, sino que nos permite dejar aquello que nos está anclando y nos ofrece la posibilidad de vernos a nosotros mismos o ver a los demás como entidades mucho más complejas y ricas. Ya no te hace daño, adelante. El libro trata sobre una mujer que perdona a su padre, quien abusó de ella, en su lecho de muerte.

Somos humanos, cometemos errores y nos perdonamos a la vida y a nosotros mismos por esos momentos o decisiones de las que no estamos orgullosos e incorporarlos como parte de nuestro pasado, sin sentirnos mal por ello, representa uno de los desafíos más hermosos del mundo. Estas son las personas que hacen de los desastres un punto culminante de su vida y personalidad. Y volverán. Volverán a mirar el mar de frente y decir "sigo aquí".

Nadie puede elegir una catástrofe personal, pero puede elegir si escapar de ella o salir fortalecido. La mía empezó hace un tiempo y no cambiaría nada de lo que ha pasado desde entonces y eso me llevó a escribirte.

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