Los papás no amamantan, pero aún alimentan a sus hijos

Los papás no amamantan, pero aún alimentan a sus hijos

Los papás no amamantan, pero aún alimentan a sus hijos

Última actualización: 16 de abril de 2017

Los padres también saben lo que significa educar a sus hijos y disfrutar de esa cercanía diaria hecha de cariño, mimos y cuentos para dormir. Los padres saben cómo alimentar a sus hijos, aunque no puedan amamantar; pasan noches en vela, ríen, sufren y se preocupan por sus hijos que forman parte de su ser, aunque no hayan crecido en su vientre.



Los cambios asociados a los roles de género se empiezan a sentir y solo podemos estar agradecidos por ello. Hoy en día, la paternidad ya no es una etiqueta con la que otorgar al hombre la responsabilidad exclusiva de mantener a la familia. Los padres no “ayudan” a educar, no son personas auxiliares, sino figuras presentes, cercanas y siempre implicadas en la vida de sus hijos, los nutren, los aman y los orientan.

No es la carne ni la sangre, sino el corazón lo que nos hace padres e hijos.
Friedrich von Schiller

Muchos pedagogos y educadores creen que un niño es parte de una tribu. Siempre hablamos de la maternidad y de ese vínculo íntimo que existe entre madre e hijo. No se puede dejar de reconocer, sin embargo, que los niños crecen en un pequeño microcosmos habitado también por padres, abuelos, tíos, amigos de papá, profesores...

Cualquier interacción, hábito, gesto o palabra deja una huella en el cerebro infantil e los padres pueden tener un impacto muy positivo en sus hijos.

El padre como figura de bienestar psicológico

Así como hay malas madres, también hay padres que se equivocan, se equivocan o adoptan su rol, pero ausentes. Antes de ser una figura de referencia en la educación y crecimiento de los niños, los padres son personas y, en función de su madurez y de su equilibrio psicológico y emocional, podrán garantizar un mejor o peor desarrollo de sus hijos.



Tal y como revela un estudio realizado por investigadores de la Universidad de Michigan (Estados Unidos), una de las principales responsabilidades de los padres es cuidar su bienestar psicológico para promover un adecuado equilibrio emocional en sus hijos. Se ha comprobado que el desarrollo cognitivo de los niños y sus habilidades sociales se ven afectados por los efectos del desempleo, el estrés o el mal comportamiento marcado por un carácter negativo.

Por otro lado, el impacto de la figura paterna en el desarrollo del lenguaje de los niños es innegable. Para los pequeños representa un estímulo diferente, una voz diferente a la de la madre, con otro tono, otro gesto y una gama más amplia de refuerzos. En los primeros 3 años de vida, la presencia cercana, afectuosa, divertida y accesible de los padres consolidará los delicados procesos asociados al lenguaje.

Jean-Jacques Rousseau

Por otro lado, sabemos muy bien que los niños no vienen al mundo con el manual de instrucciones suministrado y esto por una razón muy sencilla: no son máquinas. Los niños están hechos de carne y hueso, de necesidades, de un corazón palpitante y un cerebro deseoso de conectar con el entorno.. Los bebés necesitan nutrientes más allá de la leche materna, que incluso los papás saben y pueden proporcionar.

Los nutrientes más importantes que un padre debe dar a sus hijos

La familia, y el tipo de vínculo que en ella se establece, determina en gran medida nuestra persona. Más allá de los factores genéticos y sanguíneos, hay una arquitectura más íntima y privada en la que residen nuestras emociones, nuestros miedos, nuestros límites e incluso nuestros valores. Estas son todas las dimensiones que un papá necesita para alimentarse adecuadamente. Veamos algunos ejemplos.


  • Disponibilidad emocional. La capacidad de atender las necesidades de los niños y la calidad de esta respuesta garantizan un excelente desarrollo de los niños y un mejor proceso de maduración.
  • El reconocimiento. Todos los niños necesitan ser reconocidos y valorados por sus padres. Poder contar con la mirada del padre, siempre atento, válido y lleno de cariño, influye positivamente en el desarrollo de la autoestima del niño.
  • Participación. Un buen padre no se limita a estar presente, sino que hace sentir su presencia, guía a sus hijos en el descubrimiento de cosas nuevas, en la vivencia de nuevas emociones, en el aprendizaje. Un buen padre es un "oyente" incansable con gran capacidad de negociación y comunicación.
  • La inspiración. Una cosa que sin duda hacen todos los padres es abrir nuevos mundos a sus hijos en los que sentirse competentes y descubrirse a sí mismos. Muchos papás transmiten sus pasiones, su amor por la música, los libros, la naturaleza. Todos valores que definen a los niños incluso en la edad adulta.

En conclusión, recuerda que un buen padre no es un niño mayor que disfruta jugando y haciendo reír a su hijo. El papá "real" es un adulto con grandes dotes emocionales, seguro de sí mismo, valiente y tan preocupado por la seguridad de sus hijos como cualquier madre. una guía para niños que un día desplegarán sus alas y volarán como adultos libres y maduros capaces de dar y recibir felicidad.



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