A veces, los malos pensamientos pueden enfermar o empeorar una situación de salud ya comprometida. Es mejor no creer siempre lo que piensas.
Última actualización: 18 septiembre, 2020
Llega a la oficina y saluda a todos con un alegre “¡Buenos días!”. Todos te responden amablemente, excepto un colega que ni siquiera te mira. Y piensas “¿Qué le pasa? ¿Le hice algo malo? ¿Estará enojado por algo que dije o hice? ¿Quizás un comentario de ayer en la junta general? No, no puede ser por eso… ¡Pero qué grosería!”. En resumen, una espiral de malos pensamientos se apodera rápidamente de tu mente..
Esta larga lista de preguntas y dudas solo contribuirá a que te sientas triste, enojado o nervioso. La influencia de los malos pensamientos puede generar cierto malestar, independientemente de su validez real.
En el ejemplo dado, puede ser que el colega no respondiera al saludo simplemente porque estaba muy ocupado o distraído en ese momento y, quizás, ni siquiera te vio. En este artículo te ayudaremos a comprender por qué es importante evitar estos malos pensamientos que al final perjudican nuestro bienestar.
"Nada es bueno o malo en sí mismo, es el pensamiento el que lo hace así".
Aldea
¿El malestar proviene de una situación real o de malos pensamientos?
Cuando experimentamos emociones negativas, pensamos que se derivan de situaciones concretas o de las acciones de los demás.. Es decir, creemos que nuestro malestar se debe a hechos ajenos a nuestra persona. En otras palabras, creamos atribuciones causales, externas a nuestros sentimientos.
Creemos que estamos enojados porque nuestro compañero no nos ha saludado, algo que no podemos controlar. En lugar de darnos cuenta de que podemos regular las emociones que surgen si no nos centramos en las acciones de los demás, sino en cómo las interpretamos.
¿Qué significa todo esto? Simplemente estamos enojados con nuestra interpretación de la situación.. Pensamos que el colega no nos contestaba porque tiene problemas con nosotros o porque es maleducado… Pensando así, todos acabarían enfadándose. Lo que sucedió, real y objetivamente, no debería preocuparnos.
"Cuando creemos en algo, esta creencia generalmente se queda con nosotros por el resto de nuestras vidas, a menos que la probemos".
ricardo gillet
Si en lugar de estos malos pensamientos, nuestra mente hubiera elaborado frases menos negativas, como: “Tal vez no me escuchó” o “Está demasiado ocupado y concentrado en el trabajo”, lo más probable es que el malestar no se hubiera producido.
¿Estás de acuerdo? Es la forma en que interpretamos la situación lo que da lugar a cualquier posible malestar. Este ejemplo pone de relieve una realidad que no siempre tenemos en cuenta, o de la que ni siquiera somos conscientes: la influencia de los pensamientos sobre el malestar puede ser muy fuerte.
¿Los malos pensamientos están justificados por la realidad?
Esta influencia de los pensamientos sobre el malestar se produce incluso cuando no son realistas. Por lo general, la mente no está interesada en descifrar si una hipótesis es cierta o no. Lo creemos sólo porque lo pensamos.
Aunque el compañero de trabajo no haya hecho absolutamente nada malo, en nuestra cabeza empiezan a acumularse malos pensamientos que, inevitablemente, desembocarán en un malestar, eso sí, absolutamente real. Muy a menudo, sin embargo, lo generado por la mente permanece en la esfera de las "posibilidades" y es negado por la realidad.
Esto sucede porque el ser humano necesita saber el por qué de las cosas. Si no disponemos de suficiente información sobre los hechos, entran en juego diversos prejuicios que conducen a conclusiones no siempre realistas. De esta manera, afloran una miríada de emociones negativas que no existirían incluso si tratáramos de pensar de manera más realista.
Lo que pensamos no siempre es cierto. Si podemos aprender a cuestionar nuestro diálogo interior, seremos capaces de regular nuestras emociones de manera más efectiva. La influencia de los pensamientos sobre el malestar también puede ser utilizada a nuestro favor. ¿Pero cómo? El uso de autoinstrucciones positivas para reemplazar esas cogniciones negativas puede ser una valiosa ayuda en la búsqueda del equilibrio emocional.
Comprender cómo gestionar lo que sucede en nuestra mente es una de las claves del bienestar psicofísico.
No es un proceso fácil, pero con trabajo y constancia todos podemos lograrlo. El primer paso es comprender e interiorizar la influencia de los pensamientos sobre el malestar, conscientes de laimportancia de cuestionar y cambiar los malos pensamientos que no tienen nada que ver con la realidad.
Imágenes cortesía de Roberto Nickson.