Última actualización: 05 de enero de 2018
Mamá y papá, gracias por estar siempre de mi lado, aunque no siempre sea visible, gracias por crear lazos tan fuertes que sobreviví a todos los errores que cometí mientras crecía. Gracias por formar una familia, por sembrar valores y esperar con paciencia los frutos que brotan hoy día tras día.
Eres maravillosa, porque has sabido caminar a mi lado evitando la tentación, a medida que fui creciendo, de controlar cada uno de mis pasos; por aconsejarme en lugar de dirigirme. Gracias a tu actitud pude crecer y gracias a ti he recibido el impulso necesario para superar empresas quien, con el coraje de la juventud, fue más allá de mis recursos.
Me ayudaste a tejer alas tan fuertes que alturas que antes parecían insuperables ya no lo son. En mi cabeza escucho el eco de tu aliento, con el que me has dado el impulso de subir más alto de lo que podría haberlo hecho solo. Y todavía funcionan hoy, todavía tienen el mismo efecto.
Mamá y papá, gracias por darme un día la vida, pero sobre todo por no detenerse en eso. Por qué no haberlo hecho todo en mi lugar, en cambio me enseñaste a hacerlo solo. Al principio esto era motivo de rabietas, y hacer lo contrario habría sido mucho más fácil para todos: pero no me habría convertido en la persona que soy ahora.
Nunca olvidaré que era una de tus prioridades a la hora de hacer planes. Pasaste noches enteras conmigo cuando estaba enfermo y al día siguiente fuiste a trabajar. Me has llevado a lugares que te resultan aburridos y esperaste pacientemente a que me cansara. Entonces no lo entendía, ahora sí.
La familia se construye día a día
Gracias, mamá y papá, por hacernos una verdadera familia, de los unidos, de los que se mantienen fuertes ante la adversidad y que no dudan ni un momento en subirse al tejado para frenar una filtración de agua antes que decir que la casa se va a tirar. Gracias queridos padres por darme las herramientas adecuadas y permitirme construir lo que tenemos hoy, lo que podemos definir como un equipo, una familia.
Gracias porque, aunque la vida nos dé cada vez menos tiempo, seguimos buscando lo que nos hace felices y para compartirlo. Gracias por mantener esta prioridad frente a otros que las circunstancias requerían.
Gracias por darme tanto amor, tanto que se siguen amando y quieren amarse de nuevo; porque me abrazas fuerte, pero sin entorpecer tu respiración. Gracias, queridos padres, por hacer de nosotros esto, una verdadera familia: los que discuten, pero encuentran una solución; de esos que no se limitan a frivolidades y que se mantienen atados y fuertes.
Mamá y papá, gracias por crear un vínculo tan fuerte y seguro.
Gracias por enseñarme todo esto, por cuidarme sin asfixiarme, por hacerme preguntas pero no interrogaciones, por darme la certeza de que donde quiera que vaya siempre puedo volver y encontrar a alguien que espera con ansias mi regreso, que me ama y que tendrá un lugar para mí. Gracias por todo lo que siento por ti hoy, por enseñarme que el amor y la familia son pilares importantes, por mostrarme donde siempre estará mi refugio y por guardarme un espacio.
Gracias por estar siempre ahí, por hacerte presente aun cuando no te veo, por poder expresarme todo tu amor y por hacerme sentir tan, amada y segura. Para darme la certeza de que siempre estarás ahí, pase lo que pase, haga lo que haga, con amor incondicional. Un amor que puedo sentir, pero también ver. El amor que me impulsa a escribirte hoy.
Mamá y papá, les agradezco por todo lo que han hecho y siguen haciendo cada día, gracias por caminar a mi lado y darme tanto. Gracias por amarme y enseñarme, por ayudarme a convertirme en la persona que soy ahora. Gracias mamá y papá por formar la familia que somos, gracias por darme una representación física del amor, gracias por todo el camino que hemos recorrido juntos.