Última actualización: 22 de junio de 2018
Un matrimonio se vuelve tóxico cuando al menos uno de los miembros de la pareja sufre más de lo que es feliz. El malestar se convierte en rutina y una conexión emocional saludable es imposible. La línea entre un matrimonio tóxico y uno problemático es muy delgada. Por ello, debemos prestar atención a los signos que indican toxicidad.
La dependencia emocional, el comportamiento posesivo, los celos, la manipulación o las discusiones frecuentes son indicadores que la relación no va bien. Además, estos comportamientos son un signo de desigualdad entre los dos socios. Uno conquista terreno y ejerce control, el otro permanece en las sombras y puede ser manipulado.
Una relación de pareja saludable trae placer, felicidad y bienestar. Sin embargo, en un matrimonio tóxico, una o ambas partes se sienten infelices, tristes o ansiosas la mayor parte del tiempo que pasan con la otra persona. Este sufrimiento provoca una grave tensión emocional tanto en la pareja como en el núcleo familiar. Veamos cuáles son los signos más comunes de un matrimonio tóxico.
“Nos hicieron creer que cada uno de nosotros es la mitad de una manzana, que la vida solo tiene sentido cuando podemos encontrar la otra mitad. No nos dijeron que nacemos íntegros, que nadie en nuestra vida merece llevar sobre sus hombros la responsabilidad de completar lo que nos falta”.
-John Lennon-
La adicción emocional crea vínculos tóxicos
La dependencia emocional es una trampa psicológica que vincula la posibilidad de ser feliz al vínculo con otra persona.
Las personas adictas reconocen el maltrato y el desprecio que sufren cada día, pero no pueden dejar de depender de su pareja. Se disculpan incluso por las cosas que no han hecho, son obedientes y están atentos a cada detalle para que la pareja se sienta cómoda, aunque eso signifique socavar su propio bienestar. Buscan la aprobación y el cariño de los demás.
En la base de la dependencia emocional puede existir una baja autoestima que lleva al sujeto a no sentirse a la altura de la pareja. Estas personas son extremadamente críticas consigo mismas y se sienten culpables por el desprecio de su pareja. ellos no saben eso tal desprecio es directamente proporcional a su actitud sumisa.
El adicto vuelve continuamente al vínculo tóxico, al igual que el adicto vuelve a consumir la droga. Con cada recaída, la situación empeora porque crece el desprecio en la pareja y disminuye la dignidad y autoestima de la persona dependiente.
No hay amor capaz de llenar el vacío de una persona que no se ama a sí misma.
Señales para reconocer un matrimonio tóxico
El amor y la dependencia son incompatibles, si coexisten acaban destruyéndose mutuamente. Si sucede, aunque la relación continúe, el amor se desvanecerá hasta convertirse en una necesidad de sentirse bien, de ser feliz. Esto conducirá a pisotear los límites del respeto y se producirá un control obsesivo que, junto con la necesita aprobación, dominará la relación.
Las emociones perturbadoras y las relaciones tóxicas se han identificado como factores de riesgo para algunas enfermedades.
En el amor es normal discutir. No hay nada de malo en tener opiniones diferentes y expresarlas. El problema surge cuando las discusiones se vuelven rutinarias y los límites dejan de existir. Aquí están los siete signos para reconocer un matrimonio tóxico:
- No hay respeto mutuo.
- Un miembro de la pareja domina al otro.
- No hay ningún esfuerzo por hacer feliz a la pareja.
- Estar enamorado se confunde con obsesión.
- Culpa a su cónyuge por todos ellos o siempre se siente culpable.
- El comportamiento del compañero siempre está justificado.
- Las discusiones son constantes.
Todos estos signos crean una atmósfera de malestar que te impide mantener una relación sana. No son buenas para nadie, todo lo contrario, tanto que pueden volverse patológicas. Debido a esto por qué es importante aprender a ser emocionalmente independiente para ser felices sin otra persona y defensores del bienestar en cualquier relación.
La adicción encadena y manipula, la independencia ofrece alas para volar. Procuramos cuidarnos y querernos para crear lazos de calidad.
"No puedes depender de nadie para ser feliz, ninguna relación te dará la paz que no hayas formado ya dentro de ti".