Última actualización: 24 agosto 2016
Quiero hablar de átomos, de muerte, de espacio, de filosofía, de política, de sexo, de viajes a Asia, a Nueva York o a la luna, quiero que me cuentes todas las mentiras que has contado en tu vida, sobre lo que piensas mientras besas, quiero que me hables con emoción.
No quiero que me regañes, me digas qué hacer, me juzgues o me hagas sentir culpable.. No intentes manipularme, no finjas que te importo y luego desaparezcas como si nada. No quiero gente así en mi vida.
No quiero gente toxica en mi vida
Muchas personas llegan a nuestras vidas en diferentes momentos, algunas se quedan y otras desaparecen. A veces una persona que se va deja un vacío difícil de llenar porque nos ha dado tantas emociones. Otras veces, cuando alguien desaparece de nuestra vida, nos sentimos tranquilos y aliviados. En este caso son personas toxicas.
Aprender a identificar a las personas tóxicas requiere tiempo y experiencia, así como un conocimiento profundo de nosotros mismos que nos permita valorarnos y no someternos a las críticas de los demás. Pero, ¿cómo identificas a una persona tóxica?
Las personas toxicas no son honestas
Una persona tóxica generalmente intenta ejercer algún poder o jugar a la víctima para manipular a los demás.. De esta forma, puede hacer lo que quiere y que los demás hagan lo que quiere. Por eso, es importante tener una autoestima alta, para dificultar la manipulación y evitar que esta persona cambie nuestras emociones.
Las personas toxicas son chismosas
A una persona tóxica le encanta criticar y hablar de los demás a sus espaldas, por lo que utilizará cualquier historia para herir o perjudicar. Debemos evitar decirles nada a las personas tóxicas y evitar que mientan o hablen mal de nosotros o de otras personas.
Las personas tóxicas necesitan aprobación continua
La necesidad de ser amado y aceptado es una de las principales características de las personas tóxicas. Necesitan reconocimiento y aprobación continua, por eso crean conflictos y son egoístas. Piensan en sí mismos y nunca en los demás.
Las relaciones positivas nos hacen más felices y saludables
Se realizó un estudio en la Universidad de Harvard que analizó la vida de diferentes personas para comprender qué las hacía felices y saludables. Esta investigación ha tomado el nombre de “Desarrollo de la felicidad en adultos”.
Se analizaron 724 personas, desde la adolescencia hasta la vejez, unos 75 años. Año tras año, los investigadores les hacían preguntas sobre el trabajo, la vida familiar, la salud. Fue un estudio largo, hubo problemas de financiación y muchas personas querían dejarlo. 60 personas, alrededor de 90 años de edad, todavía participan en el estudio.
Después de decenas de conversaciones grabadas, estudios analíticos y mapas cerebrales, la conclusión fue clara, como argumenta Robert Waldinger (uno de los líderes del proyecto): las relaciones positivas nos hacen más felices y saludables.
Quiero personas que me den emociones.
Me gusta la gente que me da energía, que confía en mí, que me apoya en mis decisiones y no me juzga, que me muestra el lado bueno de las cosas, que me da coraje cuando estoy deprimido y me da entusiasmo .
Me gusta la gente que me transmite su emoción por las cosas que hace, por la vida, que le apasione, que ría y llore. El tipo de personas con las que, tras unos minutos de conversación, conquistar el mundo y hacer un millón de cosas.
Una persona con energía positiva le sonríe a la vida, está donde debe estar en todo momento, sabe cuidar su cuerpo y su mente, ha aprendido a relativizar los problemas y a sacar lecciones de los errores, da alegría y amor a los demás, sabe disfrutar los momentos de soledad, sabe aprovechar las oportunidades. Me gusta la gente así.