Última actualización: 16 de diciembre de 2015
Muchos estamos cansados de las palabras vacías, de las miradas que esconden un sentimiento en lugar de expresarlo con claridad. Estamos cansados de consejos, reproches, besos contados y abrazos reglamentarios.
En esta sociedad tratamos de relacionarnos de la mejor manera posible, hemos aprendido mucho sobre las relaciones, pero hemos olvidado cómo se demuestra el cariño incondicional, cómo se demuestra la pasión y la lealtad sin dejarse influenciar por el pasado. Hemos olvidado que la única manera de amar es abrir nuestros corazones como si nunca nos lastimaran.
Si damos nuestro corazón con miedo, recibimos lo mismo. Por eso nos derretimos ante la mirada de un perro. Los ojos se humedecen y el pecho se oprime de emoción cuando recordamos a estos ángeles peludos que nos acompañaron durante un período de nuestra vida, pero que ya no están.
Hay muchos momentos, y todos hermosos, esos con nuestros perros. Por ello, solo nos queda agradecerles y reclamar su memoria.. Para muchas personas, los perros son almas puras que no necesitan hablar, porque sus muestras de lealtad y cariño infinito son el lenguaje más hermoso jamás escuchado.
Si crees que has tocado fondo y tienes un perro, no solo tienes esperanza, tienes la mejor esperanza posible.
Cuando adoptamos, nos regalamos o compramos un perro, asumimos un compromiso y una responsabilidad. Eso sí, no hay que tener miedo, porque cuidar a un perro, alimentarlo y sacarlo a pasear es un esfuerzo mínimo frente a todas las bondades que ofrecen estos animales.. Queremos compartir contigo una historia anónima que resume a la perfección la importancia de la existencia de los perros y su relación con los humanos:
¿Alguna vez te has preguntado por qué los perros viven menos que las personas?
Siendo veterinario, me llamaron para visitar a un galgo irlandés de 10 años llamado Belker. Los dueños del perro, Ron, su esposa Lisa y el pequeño Shane, querían mucho a Belker y esperaban un milagro.
Visité a Belker y descubrí que se estaba muriendo de cáncer. Le dije a la familia que no había nada más que pudiéramos hacer por él y me ofreció sacrificar su casa.
Preparamos todo; Ron y Lisa dijeron que era una buena idea que Shane, de 6 años, cuidara al perro. Según ellos, Shane podría haber aprendido algo de esa experiencia.
Al día siguiente sintió una sensación familiar en la garganta cuando la familia se acercó a Belker. Shane parecía tranquilo, acariciando al perro por última vez y me preguntaba si entendía lo que estaba pasando. En cuestión de minutos, Belker se durmió pacíficamente para no volver a despertar nunca más.
El niño pareció aceptar el hecho sin dificultad ni confusión. Nos sentamos un momento a pensar por qué la vida de los animales es más corta que la de los hombres. Shane, después de escuchar atentamente cada palabra, dijo: "Sé por qué".
Sorprendidos, nos giramos para mirarlo. Lo que dijo el niño me sorprendió, nunca había escuchado una explicación más reconfortante que esta. En ese momento, la forma de ver la vida cambió por completo.
"La gente viene al mundo para que puedan aprender cómo vivir una buena vida, cómo amar a los demás todo el tiempo y cómo ser buenas personas, ¿no es así?"
"Bueno, como los perros ya saben todas estas cosas, no necesitan estar con nosotros tanto tiempo".
Este cuento simplifica la verdad entre perros y humanos. Ambos vienen al mundo con sentimientos y deseos de ser felices. Los perros tienen un amor ilimitado y no guardan rencor. Se acercan o se alejan en función de cómo son tratados.. Por otro lado, las personas aprenden mucho a guardar sus sentimientos por diferentes motivos.
Algunos dicen que los perros no tienen alma, otros que no entienden, que son solo "animales". Nosotros, en cambio, parecemos entenderlo todo y a veces actuamos sin alma, sin compasión y sin comprensión.. No hagas caso a los que dicen que los animales son tontos y que nunca podrán darte el cariño que necesitas o que el cariño de un perro no se puede comparar con el de una persona.
Con esto, no estamos diciendo que las personas sean incapaces de dar amor. Cuando quieren, lo hacen muy bien. Un perro, sin embargo, siempre dará amor y su ira o sus malas maneras nunca causarán malestar psicológico a las personas.
Cuando pases por un mal momento, siéntate, deja que un perro te mire y acarícialo. Es posible que no pueda mantenerlo en casa, pero puede buscar su compañía ofreciéndose como voluntario en una perrera. Podrás ayudar y al mismo tiempo recibir la ayuda más pura del mundo.
Espero que mi perro haya tenido una buena vida, la mía fue mejor con él.
Cuando recuerdes los momentos que compartiste con tu perro, sentirás paz y nostalgia. Aunque tuvieras que pasar por mil dramas en la vida, tu perro nunca bajaría la guardia y nunca dejaría de mirarte con lealtad. Estos recuerdos son los más puros del corazón y el consuelo emocional que te brinda tu perro es un tesoro que siempre llevarás contigo..
Hay situaciones en las que sobran las palabras: sólo es cuestión de mirar, acompañar y acariciar. Amor puro. Amor incondicional. Amor sincero.