Escrito y verificado por el psicólogo. ObtenerCrecimientoPersonal.
Última actualización: 15 2021 noviembre
Se suele decir que quien nunca ha tenido una mascota, quien nunca ha descubierto lo que significa vivir con un gato cautivador o un perro obsesionado con pedir un poco de atención, no conoce el amor más puro y desinteresado.
Ese que se ofrece a cambio de nada, que está desprovisto de resentimientos y que, en silencio ya través de pequeños detalles, hace de la vida un escenario más plácido, placentero y auténtico.
Es posible que para muchas personas esta idea resulte difícil de entender, sobre todo si entendemos la palabra familia como la unión de sangre que establece un determinado tipo de relación y parentesco.
En realidad esta palabra se puede entender de varias maneras. Algunas veces la sangre no es suficiente para "crear una familia", porque son los lazos basados en la reciprocidad, en las relaciones significativas y en esa autenticidad cotidiana que nos unen, nos llevan a necesitar la compañía tanto de personas como de animales.
Cualquier emoción positiva, venga de donde venga, nos enriquece y nos hace crecer. No pasa nada, por tanto, si nuestras mascotas salen todos los días de ese rincón del sofá junto a nuestra pareja y nuestros hijos.
Quizás alguien se ría si le dices que tu gato te despierta todas las mañanas o que tu perro siente que estás triste antes que tu padre.
También forman parte de nuestra vida emocional. y por ello los acogemos, integramos y reconocemos como parte íntima de nuestro particular microcosmos. de nuestra familia
Cuando somos adoptados por una mascota
¿Alguna vez has experimentado lo que significa ser adoptado por una mascota? Cuando un animal llega a nuestra vida, nos observa con timidez y asombro, porque el mundo de los humanos a veces es demasiado complejo para él.
Cuando somos adoptados por un animal, muchas cosas cambian dentro de nosotros, del que no somos conscientes. Sin embargo, a través de su mirada cándida, juguetona y sincera, saben leer mucho más de lo que pensamos.
- Al adoptar un animal, de repente descubrimos que somos su punto de apoyo, que es él depende de nosotros... y nosotros de él. Amamos ese momento en el que, al llegar a casa, somos recibidos con esa alegría desbordante.
- Sus necesitan ser incluidos en la familia como miembro adicional. Les encanta la rutina, los hábitos y que les traten siempre de la misma manera, sin contradicciones.
- Cuando la adopción se convierte en una integración total, todos cambiamos un poco. Se vuelven protectores, somos sus lazos más cercanos, sus referentes, su grupo y su retiro de la tarde para tomar una siesta.
- Ellos, por nosotros, son la salida emocional diaria, nuestros silenciosos confidentes, el consuelo de la tristeza y la explosión de momentos de risa y relajación.
Tu mascota es única y tú eres único para él
Si hay un aspecto gratificante de traer un perro o un gato a nuestra familia, es el sentimiento de ser el centro de su existencia. No pasa nada si un día te levantas de mal humor o si el día acaba de la peor manera y no has alcanzado tus objetivos...
A veces, abrumados como estamos por nuestras preocupaciones, prisas y responsabilidades diarias, no nos damos cuenta de cómo se preocupan por nosotros las apariencias de nuestras mascotas; y eso es algo que debemos hacer.
Viven cada momento lo más plenamente posible. "Ayer" no existe y "mañana" no tiene sentido, solo anhelan pasar un buen rato en nuestra compañia, esperando que sea siempre el mejor, el más intenso, relajado y feliz.
No son exigentes, nunca te juzgarán y tienen la sutil habilidad de sacar lo mejor de ti. Cuando llegas a casa con tristeza en la cara, ellos, tus mascotas, tu familia, ellos saben cómo hacer que tus dolores desaparezcan al instante.
Imagen cortesía de: Nadezhda Yume