Última actualización: 09 de diciembre de 2015
Los abrazos que no se piden, que nos asaltan y que nos envuelven tienen un gran poder curativo. El ser humano es un ser social embriagado por las emociones y necesita este contacto todos los días, para reafirmar sus relaciones y, al mismo tiempo, sentirse querido, amado.
En nuestro espacio os hablamos a menudo de la necesidad de aprender a estar solos, a evitar esos agarres malsanos que a veces nos hacen aferrarnos a cosas y personas que nos impiden crecer. Sin embargo, todo tiene su equilibrio y su razón de ser.
Todos necesitamos unirnos con algo o alguien, aunque a veces nos resistamos. Todos tenemos alas para volar, pero también raíces a las que agarrarnos para amar, para enriquecernos con esas relaciones que nos forman: amigos, familia, pareja, hijos…
Abrazos: Vínculos de Amor y Seguridad
Los abrazos, así como el contacto físico, son parte de nuestro bienestar psicológico y de nuestro desarrollo. Si bien la mayoría de los seres vivos necesitan de estos contactos para relacionarse con sus semejantes, en el caso de los humanos la necesidad de acariciar, abrazar y sentir piel con piel tiene que ver con otras dimensiones, que vale la pena conocer.
Nuestro cerebro social necesita abrazos y caricias
Cuando venimos al mundo, nuestro cerebro, lejos de madurar, no se ha desarrollado más del 25%. El resto de estructuras y uniones neuronales se forman principalmente durante los primeros 5 años de vida, en los que la forma en que uno se cría es determinante.
Debemos pensar que durante los primeros meses de vida no existe el lenguaje y la comunicación se establece a través de las emociones, las caricias, los besos, los abrazos y esa dulce voz que brinda seguridad.
Si a un bebé no se le da importancia cuando llora, si no se le calma, si no se le cuida y cría con amor sincero, todo eso genera estrés. Un cerebro acostumbrado a secretar cortisol es un cerebro que no se desarrollará de manera óptima.
Aislamiento social o la privación de caricias durante los primeros años de vida de un niño no permite que las células cerebrales maduren de manera óptima para formar materia gris. A su vez, se produce menos melanina, que es fundamental para que las neuronas se comuniquen entre sí.
Todo ello se traduce en ciertos retrasos cognitivos, así como en déficits sociales y emocionales.
La importancia de los abrazos en las relaciones de pareja
El poder de un abrazo a veces es más importante que las palabras. El lenguaje no verbal afecta directamente a nuestro mundo emocional, y en nuestras relaciones de pareja tiene un significado aún más especial, sobre todo cuando va acompañado del contacto físico.
Algo tan simple y elemental como un abrazo aporta una inmensa sensación de plenitud a quien lo da ya quien lo recibe. Ambos ganan y este gesto se considera a su vez capaz de nutrir el cerebro, aportándonos, en determinados momentos, más beneficios que un alimento.
Los abrazos no se piden, no necesitan nada a cambio y no se exigen. Vale la pena tener en cuenta que no todos los abrazos son iguales, si vienen de la persona que amamos y que ocupa nuestro corazón, entonces nuestro cerebro libera oxitocina, la hormona relacionada con el bienestar y el placer.
Nada adquiere tanto significado como un abrazo en un momento de incertidumbre o malestar emocional, cuando estamos llenos de miedos e inseguridades.
Sentirse abrazado con fuerza, amor y sinceridad por esa persona especial, calma casi al instante el frío del alma, nos hace comprender que todo saldrá bien. Que el mundo está bien.
Un abrazo alivia el estrés, reduce la ansiedad y favorece nuestra salud física y emocional. Un abrazo nos une a la persona que amamos.
Como dijimos antes, es importante mantener siempre el amor propio y evitar agarres exagerados que no den espacio al crecimiento personal, lo sabemos.
Sin embargo, a nivel de pareja, estos gestos son vitales para fortalecer la relación, porque todos necesitamos sentirnos seguros y recibir cierta protección.
Se trata de ser dos personas construyendo una misma unidad. No te ahorres en abrazos, no los dejes para mañana, ni dejes que tu pareja te los pida.
Regala abrazos que te quiten el aliento y que, al mismo tiempo, transmitan mensajes como “te apoyo, comparto contigo tu alegría y tu tristeza y te amo”.
Imágenes cortesía de: Shaun Tan, Lucy Campbell, PEIBEE, Kyungduk Kim