Última actualización: 15 de marzo de 2015
En 1970, Richard Bach publicó una de las novelas más bellas de la historia que hizo pensar a muchas generaciones: "La gaviota de Jonathan Livingston".
Es un cuento épico que tiene como protagonista a una gaviota y se centra en lo que el animal aprende de la vida y del vuelo.. Es una especie de elogio al viaje personal de Jonathan, de hecho la gaviota intenta superarse a sí misma, no se adapta, no se queda en el aire y consigue comida, sino que trata de disfrutar cada momento.
“Somos libres de ir a donde queramos y de ser quienes somos, la única ley verdadera es la que lleva a la libertad, no hay otras”, dijo Jonathan Livingston.
Jonathan Livingston era una gaviota diferente a las demás, tenía un sueño, un sueño muy simple, pero para las otras gaviotas su sueño no era normal. Quería volar, pero no como todas las gaviotas, quería volar de una manera especial, con acrobacias y piruetas, en lo alto, de noche, superándose cada vez más...
Para ello, tuvo que romper los límites impuestos por los demás miembros de su rebaño, simplemente le encantaba volar, sin apegarse a lo que hacían los demás, quería alcanzar la perfección.
Los sueños son parte de la naturaleza humana porque a través de ellos nos superamos, superamos nuestros límites y somos capaces de liberar nuestro espíritu de las ataduras que impone la vida "normal".. Los sueños nos hacen libres, nos hacen alcanzar el cielo, tocar la belleza y desnudarnos el alma.
Los sueños son el motor de la existencia humana y sus mayores logros
No todos los sueños son iguales, hay algunos casi inalcanzables y otros que se hacen realidad con solo abrir los ojos. Todos son igualmente válidos, aunque algunos son más difíciles de conseguir. Es legítimo y también humano preguntar, querer saber lo que piensan los demás, discutir las posibilidades de realizar nuestros sueños. Hasta aquí, todo es normal.
Hay momentos, sin embargo, cuando aconsejas, las opiniones de los demás pueden convertirse en una prisión de la que es muy difícil escapar. ¿Cuándo los consejos casi se convierten en órdenes?
Desde hace mucho tiempo existe un debate interminable entre quienes creen que todo es premeditado desde antes de nacer y quienes están convencidos de que nosotros mismos escribimos nuestro futuro y marcamos cada paso de nuestra vida.. Como hemos dicho, es un debate interminable, porque será imposible encontrar una solución, al menos en este mundo.
A pesar de este debate, lo que podemos controlar es lo que tenemos en nuestras manos, dirigir nuestros pasos, dirigir nuestra vida hacia el destino que queremos.
Soñar no cuesta nada y si nos enfocamos en las metas que estos sueños nos dan, como un destino a alcanzar, sin imponernos restricciones que nos impidan crecer como personas, entonces realmente nos pueden dar eso que llamamos “felicidad”.
Tan importante es el destino, la meta, como el camino para llegar a ella
Disfrutar del paisaje y del camino hacia la meta que queremos alcanzar, disfrutar de la compañía de una persona que nos atrae en alguna ocasión, disfrutar de la visión de una semilla que crece para dar numerosos frutos, disfrutar del sueño, de las ganas de comer bien o esos pasos menos importantes para alcanzar una meta que nadie había considerado.
Disfrutarlo paso a paso es fundamental porque si no se aprende a aprovechar las pequeñas cosas, observándolas, captando su belleza en sus momentos, ¿de qué sirve disfrutar de la meta lejana??
Disfrutar de estos momentos te evitará la frustración de no llegar a la meta en las metas casi imposibles y te permitirá decir “luché”. Alguien una vez soñó con llegar a la luna, casi todos decían que era imposible, que nunca llegaría y que para ello tendría que dedicarse a las cosas en las que todos pensaban y dejar de soñar.
Este era el sueño de muchas personas. Estos soñadores no tuvieron una vida fácil, de hecho, nunca faltaron voluntarios para cortarles las alas: “ni te lo pienses”, “orienta tu vida hacia una meta más realista”, “pórtate como un adulto”, “ deja de soñar y ponte a trabajar”, “abandona el mundo de los cuentos de hadas” y muchas otras cosas parecidas… ¿Eso te dice algo?
Gracias a la perseverancia, el sueño se hizo realidad cuando Neil Armstrong llegó al satélite blanco en 1969 y dijo: "Este es un pequeño paso para un hombre, pero un gran salto para la humanidad.".
La vida nos da valores, metas, algunas las llevaremos a cabo, otras no, debemos inspirarnos, permitir que estas metas llenen los vacíos de nuestros sueños, que nos hagan pensar, meditar, reflexionar, pero nunca debemos permitir que los sueños o la La realidad de otras personas cierra, limita, anula y anula la nuestra.
Y Jonathan Livingston nos enseñó que el único límite que tenemos es no hacer realidad nuestros sueños. Y también hay que prestar atención a los miedos, les encanta robar y quitarnos los sueños..
Vuela, gaviota, vuela, vuela a tus sueños.